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ENTREMES: DEL RUFIAN VIUDO LLAMADO TRAMPAGOS

  Sale Trampagos con un capuz de luto, y con él Vademécum, su criado, con dos espadas de esgrima.

 

Trampagos ¡Vademécum!  
Vademécum ¿Señor?  
Trampagos ¿Traes las morenas?  
Vademécum Tráigolas.  
Trampagos Está bien: muestra y camina,  
  y saca aquí la silla de respaldo,  
  con los otros asientos de por casa.  
Vademécum ¿Qué asientos? ¿Hay alguno, por ventura?

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Trampagos Saca el mortero, puerco, el broquel saca,  
  y el banco de la cama.  
Vademécum Está impedido;  
  Fáltale un pie.  
Trampagos ¿Y es tacha?  
Vademécum ¡Y no pequeña!  

 

  Éntrase Vademécum.

 

Trampagos ¡Ah, Pericona, Pericona mía,  
  y aun de todo el concejo! En fin, llegóse

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  el tuyo: yo quedé, tú te has partido,  
  y es lo peor que no imagino adónde,  
  aunque, según fue el curso de tu vida,  
  bien se puede creer piadosamente  
  que estás en parte... Aun no me determino

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  de señalarte asiento en la otra vida.  
  Tendréla yo, sin ti, como de muerte.  
  ¡Que no me hallara yo a tu cabecera  
  cuando diste el espíritu a los aires,  
  para que le acogiera entre mis labios,

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  y en mi estómago limpio le envasara!  
  ¡Miseria humana! ¿Quién de ti confía?  
  Ayer fui Pericona, hoy tierra fría,  
  como dijo un poeta celebérrimo.  

 

  Entra Chiquiznaque, rufián.

 

Rufián Mi so Trampagos, ¿es posible sea

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  voacé tan enemigo suyo  
  que se entumbe, se encubra y se trasponga  
  debajo desa sombra bayetuna  
  el sol hampesco? So Trampagos, basta  
  tanto gemir, tantos suspiros bastan;

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  trueque voacé las lágrimas corrientes  
  en limosnas y en misas y oraciones  
  por la gran Pericona, que Dios haya;  
  que importan más que llantos y sollozos.  
Trampagos Voacé ha garlado como un tólogo,

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  mi señor Chiquiznaque; pero, en tanto  
  que encarrilo mis cosas de otro modo,  
  tome vuesa merced, y platiquemos  
  una levada nueva.  
Rufián So Trampagos,  
  no es éste tiempo de levadas: llueven

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  o han de llover hoy pésames adunia,  
  y ¿hémonos de ocupar en levadicas?  

 

  Entra Vademécum con la silla, muy vieja y rota.

 

Vademécum ¡Bueno, por vida mía! Quien le quita  
  a mi señor de líneas y posturas,  
  le quita de los días de la vida.

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Trampagos Vuelve por el mortero y por el banco,  
  y el broquel no se olvide, Vademécum.  
Vademécum Y aun trairé el asador, sartén y platos.  

 

  Vuélvese a entrar.

 

Trampagos Después platicaremos una treta,  
  única, a lo que creo, y peregrina;

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  que el dolor de la muerte de mi ángel  
  las manos ata y el sentido todo.  
Rufián ¿De qué edad acabó la mal lograda?  
Trampagos Para con sus amigas y vecinas,  
  treinta y dos años tuvo.  
Rufián ¡Edad lozana!

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Trampagos Si va a decir verdad, ella tenía  
  cincuenta y seis; pero, de tal manera  
  supo encubrir los años, que me admiro.  
  ¡Oh, qué teñir de canas! ¡Oh, qué rizos,  
  vueltos de plata en oro los cabellos!

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  A seis del mes que viene hará quince años  
  que fue mi tributaria, sin que en ellos  
  me pusiese en pendencia, ni en peligro  
  de verme palmeadas las espaldas.  
  Quince cuaresmas, si en la cuenta acierto,

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  pasaron por la pobre desde el día  
  que fue mi cara, agradecida prenda,  
  en las cuales, sin duda, susurraron  
  a sus oídos treinta y más sermones,  
  y en todos ellos, por respeto mío,

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  estuvo firme, cual está a las olas  
  del mar movible la inmovible roca.  
  ¡Cuántas veces me dijo la pobreta,  
  saliendo de los trances rigurosos  
  de gritos y plegarias y de ruegos,

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  sudando y trasudando: ``¡Plega al cielo,  
  Trampagos mío, que en descuento vaya  
  de mis pecados lo que aquí yo paso  
  por ti, dulce bien mío!''  
Rufián ¡Bravo triunfo!  
  ¡Ejemplo raro de inmortal firmeza!

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  ¡Allá lo habrá hallado!  
Trampagos ¿Quién lo duda?  
  Ni aun una sola lágrima vertieron  
  jamás sus ojos en las sacras pláticas,  
  cual si de esparto o pedernal su alma  
  formada fuera.  
Rufián ¡Oh, hembra benemérita

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  de griegas y romanas alabanzas!  
  ¿De qué murió?  
Trampagos ¿De qué? Casi de nada:  
  los médicos dijeron que tenía  
  malos los hipocondrios y los hígados,  
  y que con agua de taray pudiera

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  vivir, si la bebiera, setenta años.  
Rufián ¿No la bebió?  
Trampagos Murióse.  
Rufián Fue una necia.  
  ¡Bebiérala hasta el día del jüicio,  
  que hasta entonces viviera! El yerro estuvo  
  en no hacerla sudar.  
Trampagos Sudó once veces.

95

 

  Entra Vademécum con los asientos referidos.

 

Rufián ¿Y aprovechóle alguna?  
Trampagos Casi todas:  
  siempre quedaba como un ginjo verde,  
  sana como un peruétano o manzana.  
Rufián Dícenme que tenía ciertas fuentes  
  en las piernas y brazos.  
Trampagos La sin dicha

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  era un Aranjuëz; pero, con todo,  
  hoy come en ella, la que llaman tierra,  
  de las más blancas y hermosas carnes  
  que jamás encerraron sus entrañas;  
  y, si no fuera porque habrá dos años

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  que comenzó a dañársele el aliento,  
  era abrazarla como quien abraza  
  un tiesto de albahaca o clavellinas.  
Rufián Neguijón debió ser, o corrimiento,  
  el que dañó las perlas de su boca,

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  quiero decir, sus dientes y sus muelas.  
Trampagos Una mañana amaneció sin ellos.  
Vademécum Así es verdad, mas fue deso la causa  
  que anocheció sin ellos; de los finos,  
  cinco acerté a contarle; de los falsos,

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  doce disimulaba en la covacha.  
Trampagos ¿Quién te mete a ti en esto, mentecato?  
Vademécum Acredito verdades.  
Trampagos Chiquiznaque,  
  ya se me ha reducido a la memoria  
  la treta de denantes; toma, y vuelve

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  al ademán primero.  
Vademécum Pongan pausa,  
  y quédese la treta en ese punto;  
  que acuden moscovitas al reclamo.  
  La Repulida viene y la Pizpita,  
  y la Mostrenca, y el jayán Juan Claros.

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Trampagos Vengan en hora buena; vengan ellos  
  en cien mil norabuenas.  

 

  Entran la Repulida, la Pizpita, la Mostrenca y el rufián Juan Claros.

 

Juan Claros En las mismas  
  esté mi sor Trampagos.  
Repulida Quiera el cielo  
  mudar su escuridad en luz clarísima.  
Pizpita Desollado le viesen ya mis lumbres

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  de aquel pellejo lóbrego y escuro.  
Mostrenca ¡Jesús, y qué fantasma noturnina!  
  Quítenmele delante.  
Vademécum ¿Melindricos?  
Trampagos Fuera yo un Polifemo, un antropófago,  
  un troglodita, un bárbaro Zoílo,  
  un caimán, un caribe, un comevivos,  
  si de otra suerte me adornara, en tiempo  
  de tamaña desgracia.  
Juan [Claros] Razón tiene.  
Trampagos ¡He perdido una mina potosisca,  
  un muro de la yedra de mis faltas,

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  un árbol de la sombra de mis ansias!  
Juan [Claros] Era la Pericona un pozo de oro.  
Trampagos Sentarse a prima noche, y, a las horas  
  que se echa el golpe, hallarse con sesenta  
  numos en cuartos, ¿por ventura es barro?

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  Pues todo esto perdí en la que ya pudre.  
Repulida Confieso mi pecado: siempre tuve  
  envidia a su no vista diligencia.  
  No puedo más; yo hago lo que puedo,  
  pero no lo que quiero.  
Pizpita No te penes,

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  pues vale más aquel que Dios ayuda,  
  que el que mucho madruga; ya me entiendes.  
Vademécum El refrán vino aquí como de molde;  
  ¡Tal os dé Dios el sueño, mentecatas!  
Mostrenca Nacidas somos; no hizo Dios a nadie

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  a quien desamparase. Poco valgo;  
  pero, en fin, como y ceno, y a mi cuyo  
  le traigo más vestido que un palmito.  
  Ninguna es fea, como tenga bríos;  
  ¡feo es el diablo!  
Vademécum Alega la Mostrenca

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  muy bien de su derecho, y alegara  
  mejor si se añadiera el ser muchacha  
  y limpia, pues lo es por todo estremo.  
Rufián En el que está Trampagos me da lá[s]tima.  
Trampagos Vestíme este capuz; mis dos lanternas

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  convertí en alquitaras.  
Vademécum ¿De aguardiente?  
Trampagos Pues, ¿tanto cuelo yo, hi de malicias?  
Vademécum A cuatro lavanderas de la puente  
  puede dar quince y falta en la colambre;  
  miren qué ha de llorar, sino agua-ardiente.

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Juan [Claros] Yo soy de parecer que el gran Trampagos  
  ponga silencio a su contino llanto  
  y vuelva al sicut erat in principio,  
  digo a sus olvidadas alegrías,  
  y tome prenda que las suyas quite;

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  que es bien que el vivo vaya a la hogaza,  
  como el muerto se va a la sepultura.  
Repulida Zonzorino Catón es Chiquiznaque.  
Pizpita Pequeña soy, Trampagos, pero grande  
  tengo la voluntad para servirte;

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  no tengo cuyo, y tengo ochenta cobas.  
Repulida Yo ciento, y soy dispuesta y nada lerda.  
Mostrenca Veinte y dos tengo yo, y aun venticuatro,  
  y no soy mema.  
Repulida ¡Oh mi Jezúz! ¿Qué es esto?  
  ¿Contra mí la Pizpita y la Mostrenca?

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  ¿En tela quieres competir conmigo,  
  culebrilla de alambre, y tú, pazguata?  
Pizpita Por vida de los huesos de mi abuela,  
  doña Mari-Bobales, monda-níspolas,  
  que no la estimo en un feluz morisco.

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  ¿Han visto el ángel tonto almidonado,  
  cómo quiere empinarse sobre todas?  
Mostrenca Sobre mí no, a lo menos; que no sufro  
  carga que no me ajuste y me convenga.  
Juan [Claros] Adviertan que defiendo a la Pizpita.

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Rufián Consideren que está la Repulida  
  debajo de las alas de mi amparo.  
Vademécum Aquí fue Troya, aquí se hacen rajas;  
  los de las cachas amarillas salen;  
  aquí, otra vez, fue Troya.  
Repulida Chiquiznaque,

200

  no he menester que nadie me defienda;  
  aparta, tomaré yo la venganza,  
  rasgando con mis manos pecadoras  
  la cara de membrillo cuartanario.  
Juan [Claros] ¡Repulida, respeto al gran Juan Claros!

205

Pizpita Déjala, venga; déjala que llegue  
  esa cara de masa mal sobada.  

 

  Entra uno muy alborotado.

 

Uno Juan Claros, ¡la justicia, la justicia!
  El alguacil de la justicia viene
  la calle abajo.

 

  Éntrase luego.

 

Juan [Claros] ¡Cuerpo de mi padre!

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  ¡No paro más aquí!  
Trampagos Ténganse todos;  
  ninguno se alborote; que es mi amigo  
  el alguacil; no hay que tenerle miedo.  

 

  Torna a entrar.

 

Uno No viene acá, la calle abajo cuela.

 

  Vase.

 

Rufián El alma me temblaba ya en las carnes,

215

  porque estoy desterrado.  
Trampagos Aunque viniera,  
  no nos hiciera mal, yo lo sé cierto;  
  que no puede chillar, porque es[t]á untado.  
Vademécum Cese, pues, la pendencia, y mi sor sea  
  el que escoja la prenda que le cuadre

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  o le esquine mejor.  
Repulida Yo soy contenta.  
Pizpita Y yo también.  
Mostrenca Y yo.  
Vademécum Gracias al cielo,  
  que he hallado a tan gran mal, tan gran remedio.  
Trampagos Abúrrome, y escojo.  
Mostrenca Dios te guíe.  
Repulida Si te aburres, Trampagos, la escogida

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  también será aburrida.  
Trampagos Errado anduve;  
  sin aburrirme escojo.  
Mostrenca Dios te guíe.  
[Trampagos] Digo que escojo aquí a la Repulida.  
Juan Claros Con su pan se la coma, Chiquiznaque.  
Rufián Y aun sin pan, que es sabrosa en cualquier modo .

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Repulida Tuya soy; ponme un clavo y una S  
  en estas dos mejillas.  
Pizpita ¡Oh hechicera!  
Mostrenca No es sino venturosa; no la envidies,  
  porque no es muy católico Trampagos,  
  pues ayer enterró a la Pericona,

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  y hoy la tiene olvidada.  
Repulida Muy bien dices.  
Trampagos Este capuz arruga, Vademécum;  
  y dile al padre que sobre él te preste  
  una docena de reäles.  
Vademécum Creo  
  Que tengo yo catorce.  
Trampagos Luego luego,

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  parte, y trae seis azumbres de lo caro;  
  alas pon en los pies.  
Vademécum Y en las espaldas.  

 

  Éntrase Vademécum con el capuz, y queda en cuerpo Trampagos.

 

Trampagos ¡Por Dios, que si durara la bayeta,  
  que me pudieran enterrar mañana!  
Repulida ¡Ay, lumbre destas lumbres, que son tuyas,

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  y cuán mejor estás en este traje,  
  que en el otro, sombrío y malencónico!  

 

  Entran dos músicos, sin guitarras.

 

[Músico 1] Tras el olor del jarro nos venimos  
  yo y mi compadre.  
Trampagos En hora buena sea.  
  ¿Y las guitarras?  
[Músico] 1 En la tienda quedan;

250

  vaya por ellas Vademécum.  
[Músico] 2 Vaya;  
  mas yo quiero ir por ellas.  
[Músico] 1 De camino,  

 

  Éntrase el un músico.

 

  diga a mi oíslo que, si viene alguno  
  al rapio rapis, que me aguarde un poco:  
  que no haré sino colar seis tragos,

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  y cantar dos tonadas y partirme;  
  que ya el señor Trampagos, según muestra,  
  está para tomar armas de gusto.  

 

  Vuelve Vademécum.

 

Vademécum Ya está en el antesala el jarro.  
Trampagos Traile.  
Vademécum No tengo taza.  
Trampagos Ni Dios te la depare.

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  El cuerno de orinar no está estrenado;  
  tráele, que te maldiga el cielo santo;  
  que eres bastante a deshonrar un duque.  
Vademécum Sosiéguese; que no ha de faltar copa,  
  y aun copas, aunque sean de sombreros.

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  [Aparte] A buen seguro que éste es churrullero.  

 

  Entra uno, como cautivo, con una cadena al hombro, y pónese a mirar a todos muy atento, y todos a él.

 

Repulida ¡Jesús! ¿Es visión ésta? ¿Qué es aquesto?  
  ¿No es éste Escarramán? Él es, sin duda.  
  ¡Escarramán del alma, dame, amores,  
  esos brazos, coluna de la hampa!

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Trampagos ¡Oh Escarramán, Escarramán amigo!  
  ¿Cómo es esto? ¿A dicha eres estatua?  
  Rompe el silencio y habla a tus amigos.  
Pizpita ¿Qué traje es éste y qué cadena es ésta?  
  ¿Eres fantasma, a dicha? Yo te toco,

275

  y eres de carne y hueso.  
Mostrenca Él es, amiga;  
  no lo puede negar, aunque más calle.  
Escarramán Yo soy Escarramán, y estén atentos  
  al cuento breve de mi larga historia.  

 

  Vuelve el barbero con dos guitarras, y da la una al compañero.

 

  «Dio la galera al traste en Berbería,

280

  donde la furia de un jüez me puso  
  por espalder de la siniestra banda;  
  mudé de cautiverio y de ventura;  
  quedé en poder de turcos por esclavo;  
  de allí a dos meses, como el cielo plugo,

285

  me levanté con una galeota;  
  cobré mi libertad y ya soy mío.  
  Hice voto y promesa invïolable  
  de no mudar de ropa ni de carga  
  hasta colgarla de los muros santos

290

  de una devota ermita, que en mi tierra  
  llaman de San Millán de la Cogolla.»  
  Y éste es el cuento de mi estraña historia,  
  digna de atesorarla en mi memoria.  
  La Méndez no estará ya de provecho;

295

  ¿vive?  
Juan [Claros] Y está en Granada a sus anchuras.  
Rufián ¡Allí le duele al pobre todavía!  
Escarramán ¿Qué se ha dicho de mí en aqueste mundo,  
  en tanto que en el otro me han tenido  
  mis desgracias y gracia?  
Mostrenca Cien mil cosas;

300

  ya te han puesto en la horca los farsantes.  
Pizpita Los muchachos han hecho pepitoria  
  de todas tus médulas y tus huesos.  
Repulida Hante vuelto divino: ¿qué más quieres?  
Rufián Cántante por las plazas, por las calles;

305

  báilante en los teatros y en las casas;  
  has dado que hacer a los poetas,  
  más que dio Troya al mantuano Títiro.  
Juan [Claros] Óyente resonar en los establos.  
Repulida Las fregonas te alaban en el río;

310

  los mozos de caballos te almohazan.  
Rufián Túndete el tundidor con sus tijeras;  
  muy más que el potro rucio eres famoso.  
Mostrenca Han pasado a las Indias tus palmeos,  
  en Roma se han sentido tus desgracias,

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  y hante dado botines sine numero.  
Vademécum Por Dios que te han molido como alheña,  
  y te han desmenuzado como flores,  
  y que eres más sonado y más mocoso  
  que un reloj y que un niño de dotrina.

320

  De ti han dado querella todos cuantos  
  bailes pasaron en la edad del gusto,  
  con apretada y dura residencia;  
  pero llevóse el tuyo la excelencia.  
Escarramán Tenga yo fama, y háganme pedazos;

325

  de Éfeso el templo abrasaré por ella.  

 

  Tocan de improviso los músicos, y comienzan a cantar este romance:

 

  Ya salió de las gurapas  
  el valiente Escarramán,  
  para asombro de la gura  
  y para bien de su mal.

330

 

Escarramán ¿Es aquesto brindarme, por ventura?  
  ¿Piensan se me ha olvidado el regodeo?  
  Pues más ligero vengo que solía;  
  si no, toquen, y vaya, y fuera ropa.  
Pizpita ¡Oh flor y fruto de los bailarines,

335

  y qué bueno has quedado!  
Vademécum Suelto y limpio.  
Juan [Claros] Él honrará las bodas de Trampagos.  
Escarramán Toquen; verán que soy hecho de azogue.  
Músico Váyanse todos por lo que cantare,  
  y no será posible que se yerren.

340

Escarramán Toquen; que me deshago y que me bullo.  
Repulida Ya me muero por verle en la estacada.  
Músico Estén alerta todos.  
Rufián Ya lo estamos.  

 

  Cantan.

 

  Ya salió de las gurapas  
  el valiente Escarramán,

345

  para asombro de la gura,  
  y para bien de su mal.  
  Ya vuelve a mostrar al mundo  
  su felice habilidad,  
  su ligereza y su brío,

350

  y su presencia real.  
  Pues falta la Coscolina,  
  supla agora en su lugar  
  la Repulida, olorosa  
  más que la flor de azahar.

355

  Y, en tanto que se remonda  
  la Pizpita sin igual,  
  de la Gallarda el paseo  
  nos muestre aquí Escarramán.  

 

  Tocan la Gallarda; dánzala Escarramán, que le ha de hacer el bailarín; y, en habiendo hecho una mudanza, prosíguese el romance.

 

  La Repulida comience,

360

  con su brío, a rastrear,  
  pues ella fue la primera  
  que nos le vino a mostrar.  
  Escarramán la acompañe;  
  la Pizpita, otro que tal,

365

  Chiquiznaque y la Mostrenca,  
  con Juan Claros el galán.  
  ¡Vive Dios que va de perlas!  
  No se puede desear  
  más ligereza o más garbo,

370

  más certeza o más compás.  
  ¡A ello, hijos, a ello!  
  No se pueden alabar  
  otras ninfas ni otros rufos  
  que nos pueden igualar.

375

  ¡Oh, qué desmayar de manos!  
  ¡Oh, qué huir y qué juntar!  
  ¡Oh, qué nuevos laberintos,  
  donde hay salir y hay entrar!  
  Muden el baile a su gusto,

380

  que yo le sabré tocar:  
  el Canario, o las Gambetas,  
  o Al villano se lo dan,  
  Zarabanda, o Zambapalo,  
  el Pésame dello y más;

385

  el Rey don Alonso el Bueno,  
  gloria de la antigüedad.  

 

Escarramán El Canario, si le tocan,  
  a solas quiero bailar.  
Músico Tocaréle yo de plata;

390

  tú de oro le bailarás.  

 

  Toca el Canario, y baila solo Escarramán; y, en habiéndole bailado, diga:

 

Escarramán Vaya El villano a lo burdo,  
  con la cebolla y el pan,  
  y acompáñenme los tres.  
Músico Que te bendiga San Juan.

395

 

  Bailan el Villano, como bien saben, y, acabado el Villano, pida Escarramán el baile que quisiere, y acabado, diga Trampagos:

 

Trampagos Mis bodas se han celebrado  
  mejor que las de Roldán.  
  Todos digan, como digo:  
  ¡Viva, viva Escarramán!  
Todos ¡Viva, viva!

400

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Última actualización: 16/12/97.