Miguel de Cervantes Saavedra [Principal| Biografía |Obras | CEC | Galería|Debates |Enlaces |Buscar | Novedades| Sugerencias |Libro de invitados | Tabla de contenidos |Universidad] |
COMEDIA FAMOSA DE LA ENTRETENIDA
Salen Ocaña, lacayo, con un mandil y harnero, y Cristina, fregona. |
Ocaña | Mi sora Cristina, denmos. | |
Cristina | ¿Qué hemos de dar, mi so Ocaña? | |
Ocaña | Dar en dulce, no en huraña, | |
ni en tan amargos estremos. | ||
Cristina | ¿Querría el sor que anduviese | 5 |
de pa y vereda contino? | ||
Ocaña | No hay quien ande ese camino | |
que algún gusto no interese. | ||
[Cristina] | Siempre la melancolía | |
fue de la muerte parienta, | 10 |
|
y en la vida alegre asienta | ||
el hablar de argentería. | ||
Motes, cuentos, chistes, dichos, | ||
pensamientos regalados, | ||
muy buenos para pensados, | 15 |
|
y mejores para dichos. | ||
Ocaña | Sé yo, Cristina, con quién | |
te burlas, y no es conmigo. | ||
Cristina | ¿Sabe, Ocaña, qué le digo? | |
Ocaña | ¿Qué dirás que me esté bien? | 20 |
Cristina | Dígole que no malicie | |
con tan dañados intentos. | ||
Ocaña | Pues a fe que en estos cuentos | |
ando por la superficie: | ||
que, si llegase hasta el centro, | 25 |
|
¡oh, qué diría de cosas! | ||
Cristina | Muchas, pero maliciosas. | |
Ocaña | Sálenme mil al encuentro | |
del corazón a la lengua. | ||
Cristina | No te pienso escuchar más. | 30 |
Ocaña | Vuelve, Cristina; ¿a dó vas? | |
Cristina | Es el escucharte mengua, | |
y enfádanme tus ruindades | ||
y tus modos de decir. | ||
Ocaña | El que está para morir, | 35 |
siempre suele hablar verdades. | ||
Yo estoy muriendo, y confieso | ||
que quieres bien a Quiñones. | ||
Cristina | De tus malas intenciones | |
agora se vee el exceso; | 40 |
|
agora se echa de ver | ||
que eres loco y laca... | ||
Ocaña | Bueno; | |
pronuncia de lleno en lleno, | ||
aunque el "yo" no es menester; | ||
que el ser lacayo no ignoro, | 45 |
|
sin rodeos y sin cifras. | ||
Y mal tu venganza cifras | ||
en no guardar el decoro | ||
que debes a ser fregona | ||
de las más lindas que vi, | 50 |
|
entre Quiñones y mí, | ||
ya cordera, y ya leona. | ||
Cristina | ¿Soy, por ventura, mujer | |
que he de avasallarme a un paje? | ||
¿O vengo yo de linaje | 55 |
|
de tan bajo proceder? | ||
¿No soy yo la que en mi flor, | ||
por no querer ofendella, | ||
presumo más de doncella, | ||
que no el Cid de Campeador? | 60 |
|
¿No soy yo de los Capoches | ||
de Oviedo? ¿Hay más que mostrar? | ||
Ocaña | Con todo, te has de quedar, | |
Cristina... | ||
Cristina | ¿A qué? | |
Ocaña | A buenas noches, | |
Eres muy solicitada | 65 |
|
y muy vista, y no está el toque | ||
en que la flor no se toque, | ||
si al serlo está aparejada. | ||
Las flores en el campo están | ||
sujetas a cualquier mano: | 70 |
|
a las del bajo villano | ||
y a las del alto galán, | ||
al arado y al pie duro | ||
del labrador que le guía; | ||
pero la flor que se cría | 75 |
|
tras el levantado muro | ||
del recato, no la ofende | ||
el cierzo murmurador, | ||
ni la marchita el ardor | ||
del que tocarla pretende. | 80 |
|
La mujer ha de ser buena, | ||
y parecerlo, que es más. | ||
Cristina | Gran predicador estás; | |
mas tu dotrina condena | ||
a tus lascivos intentos. | 85 |
|
Ocaña | Lavántasles testimonio: | |
que al blanco del matrimonio | ||
asestan mis pensamientos. | ||
Cristina | A mucho te has atrevido. | |
Muestra; aquí está la cebada. | 90 |
Dale el harnero. | |
Éntrase Cristina. |
Ocaña | Toma el harnero, agraviada | |
deste que de ti lo ha sido. | ||
¡Oh pajes, que sois halcones | ||
destas duendas fregoniles, | ||
de su salario alguaciles, | 95 |
|
de sus vivares hurones! | ||
Lleváisos la media nata | ||
deste común beneficio; | ||
dais en ella rienda al vicio, | ||
sin hallar ninguna ingrata: | 100 |
|
gozáis del justo botín | ||
y de la limpia chinela, | ||
y os reís del arandela | ||
y del dorado chapín; | ||
hacéis con modos süaves | 105 |
|
burla que os cuesta barata | ||
de aquellas lunas de plata | ||
que van pisando las graves. | ||
¡Qué presto Cristina vuelve | ||
con la cebada y Quiñones! | 110 |
|
¡Corazón, triste te pones! | ||
¡La sangre se me revuelve | ||
en ver a estos dos tan juntos, | ||
tan domésticos y afables! |
Entra Cristina, con la cebada, y Quiñones, el paje. |
Cristina | No le mires ni le hables. | 115 |
Si le hablares, no sea en puntos | ||
que te descubran celoso; | ||
que hará mil suertes en ti. | ||
Quiñones | Aunque mozo, nunca fui, | |
ni soy, ni seré medroso. | 120 |
|
Cristina | Advierte que está delante. | |
Tome, galán, la cebada. | ||
Ocaña | ¿Bien medida? | |
Cristina | Y bien colmada. | |
Ocaña | ¿Midióla mi so galante? | |
Cristina | No la midió sino el diablo, | 125 |
que tu mala lengua atiza. | ||
Ocaña | Voyme a mi caballeriza, | |
por no ver este retablo | ||
destas dos figuras juntas | ||
que no se apartan jamás. | 130 |
|
Quiñones | En tales malicias das, | |
que con una mil apuntas; | ||
y que te engañas sé yo. | ||
Ocaña | Y también sé yo muy bien | |
que a los dos estará bien | 135 |
|
el callar. | ||
Cristina | Yo sé que no, | |
porque quien calla concede | ||
con el mal que dél se dice. | ||
Ocaña | Ninguno te dije o hice. | |
Quiñones | Ni él decir o hacerle puede. | 140 |
Ocaña | Por vida suya, que abaje | |
el toldo; que, en mi conciencia, | ||
que hay muy poca diferencia | ||
entre un lacayo y un paje. | ||
La longura de un caballo | 145 |
|
puede medirla a compás, | ||
yo delante, y él detrás: |
andallo, mi vida, andallo. |
Éntrase Ocaña. |
Cristina | ¡Y que tú no tengas brío | |
para responderle! Creo | 150 |
|
que he de recobrar mi empleo | ||
y volverme a lo que es mío. | ||
Quiñones | ¿Qué tengo de responder? | |
¿Ciño espada? No la ciño. | ||
Y más, que es mengua si riño | 155 |
|
con... | ||
Cristina | Quiñones, a placer: | |
que es Ocaña hombre de bien, | ||
y espadachín además. |
Entran don Antonio y su hermana Marcla. |
D. [Antonio] | ¡Porfiada, hermana, estás! | |
Quiero, mas no diré a quién. | 160 |
|
Tengo ausente mi alegría, | ||
sin saber adónde yace, | ||
y de aquesta ausencia nace | ||
toda mi malencolía. | ||
Hanla escondido, y no sé | 165 |
|
adónde, en cielo ni en tierra; | ||
muévenme los celos guerra, | ||
y dan alcance a mi fe, | ||
no porque la menoscaben: | ||
que, celos no averiguados, | 170 |
|
ministran a los cuidados | ||
materia porque no acaben; | ||
son la leña del gran fuego | ||
que en el alma enciende amor, | ||
viento con cuyo rigor | 175 |
|
se esparce o turba el sosiego. | ||
Quiñones | Aún no han echado de ver | |
que estamos aquí nosotros. | ||
D. [Antonio] | Dejadnos aquí vosotros. | |
Cristina | Entra aquí el obedecer. | 180 |
Éntranse Quiñones y Cristina. |
Marcela | ¿Siquiera no me dirás | |
el nombre desa tu dama? | ||
D. [Antonio] | Como te llamas, se llama. | |
Marcela | ¿Como yo? | |
D. [Antonio] | Y aun tiene más: | |
que se te parece mucho. | 185 |
|
Marcela | ([Aparte] ¡Válame Dios! ¿Qué es aquesto? | |
¿Si es amor éste de incesto? | ||
Con varias sospechas lucho). | ||
¿Es hermosa? | ||
D. [Antonio] | Como vos, | |
y está bien encarecido. | 190 |
|
Marcela | [Aparte] El seso tiene perdido | |
mi hermano. ¡Válgale Dios! |
Entra Don Francisco, amigo de Don Antonio. |
D. Francisco | ¿Andan hinchadas las olas | |
del mar de tu pensamiento? | ||
D. [Antonio] | Entraos en vuestro aposento; | 195 |
dejadnos, hermana, a solas; | ||
retiraos, hermana mía. | ||
Marcela | ¡Dios tus intentos mejore! | |
Éntrase Marcela. | ||
D. [Antonio] | ¿Traéis desdichas que llore, | |
o ya venturas que ría? | 200 |
|
D. Francisco | Promesas que se han cumplido | |
con dádivas, se han probado; | ||
industrias se han intentado | ||
del Sinón más entendido; | ||
las diligencias que he hecho | 205 |
|
frisan con las imposibles; | ||
linces ha habido invisibles, | ||
y espías de trecho a trecho; | ||
pero no puede mostrar | ||
sagacidad o cautela | 210 |
|
dónde han llevado a Marcela; | ||
cosa que es para admirar. | ||
Solamente se imagina | ||
que una noche la sacó | ||
su padre, y se la llevó; | 215 |
|
pero adónde, no se atina. | ||
D. [Antonio] | ¿Si podrá la astrología | |
judiciaria declarallo? | ||
D. Francisco | Yo no pienso interrogallo; | |
que tengo por fruslería | 220 |
|
la ciencia, no en cuanto a ciencia, | ||
sino en cuanto al usar della | ||
el simple que se entra en ella | ||
sin estudio ni experiencia. | ||
Si acaso Marcela fuera | 225 |
|
alguna joya perdida, | ||
yo buscara otra salida, | ||
que buena en esto la diera. | ||
Santos hay auxiliadores | ||
veinte, o más, o no sé cuántos; | 230 |
|
pero no querrán los santos | ||
curarnos de mal de amores. | ||
A la justa petición | ||
siempre favorece el Cielo. | ||
D. [Antonio] | Pues, ¿no es muy justo mi celo? | 235 |
¿No está muy puesto en razón? | ||
¿Busco yo a Marcela acaso | ||
sino para ser mi esposa? | ||
¿Della pretendo otra cosa? | ||
D. Francisco | O vámonos, o habla paso: | 240 |
que no sabes quién te escucha. | ||
D. [Antonio] | Vamos, amigo, y advierte | |
que fío mi vida y muerte | ||
de tu discreción, que es mucha. |
Éntranse Don Antonio y Don Francisco. | |
Entran Cardenio, con manteo y sotana, y tras él Torrente, capigorrón, comiendo un membrillo o cosa que se le parezca. |
Cardenio | Vuela mi estrecha y débil esperanza | 245 |
con flacas alas, y, aunque sube el vuelo | ||
a la alta cumbre del hermoso cielo, | ||
jamás el punto que pretende alcanza. | ||
Yo vengo a ser perfecta semejanza | ||
de aquel mancebo que de Creta el suelo | 250 |
|
dejó, y, contrario de su padre al celo, | ||
a la región del cielo se abalanza. | ||
Caerán mis atrevidos pensamientos, | ||
del amoroso incendio derretidos, | ||
en el mar del temor turbado y frío; | 255 |
|
pero no llevarán cursos violentos, | ||
del tiempo y de la muerte prevenidos, | ||
al lugar del olvido el nombre mío. | ||
¿Comes? Buena pro te haga; | ||
la misma hambre te tome. | 260 |
|
Torrente | No puede decir que come | |
el que masca y no lo traga. | ||
No se me vaya a la mano, | ||
que désta, si acaso es culpa, | ||
ser me sirve de disculpa | 265 |
|
el membrillo toledano. | ||
Sé cierto que decir puedo, | ||
y mil veces referillo: | ||
espada, mujer, membrillo, | ||
a toda ley, de Toledo. | 270 |
|
Las acciones naturales | ||
son forzosas, y el comer, | ||
una dellas viene a ser, | ||
y de las más principales; | ||
y esto aquí de molde viene, | 275 |
|
y es una advertencia llana: | ||
come el rico cuando ha gana, | ||
y el pobre, cuando lo tiene. | ||
Cardenio | Con todo, me darás gusto | |
de que en la calle no comas. | 280 |
|
Torrente | Si estas niñerías tomas | |
por deshonra o por disgusto, | ||
yo me aturaré la boca | ||
con cal y arena a pisón. | ||
Cardenio | Sé que tienes discreción. | 285 |
Torrente | ¡Y golosina no poca! | |
Cardenio | Sabes lo que nunca supo | |
el diablo. | ||
Torrente | Y aun soy peor. | |
Cardenio | ¿Vuelves a comer, traidor? | |
Torrente | Ya no como, sino chupo. | 290 |
Entra Muñoz, escudero de Marcela. |
Pero ves dónde parece | ||
tu Santelmo. | ||
Cardenio | Así es verdad, | |
puesto que mi tempestad | ||
nunca mengua y siempre crece. | ||
En estas benditas manos | 295 |
|
tengo mi remedio puesto. | ||
Muñoz | Vos veréis cómo echo el resto | |
en daros consejos sanos. | ||
Advertid, hijo, que son | ||
las canas el fundamento | 300 |
|
y la basa a do hace asiento | ||
la agudeza y discreción. | ||
En la mucha edad se muestra | ||
que asiste toda advertencia | ||
porque tiene a la experiencia | 305 |
|
por consejera y maestra; | ||
y estas canas no han nacido | ||
en aqueste rostro acaso. | ||
Cardenio | Hablad, señor Muñoz, paso, | |
que ya os tengo conocido, | 310 |
|
y sé que sabéis cortar, | ||
colgado del aire, un pelo. | ||
Muñoz | Así me ayude a mí el cielo | |
como os pienso de ayudar; | ||
porque el premio es el que aviva | 315 |
|
al más torpe ingenio y rudo. | ||
Cardenio | Si es premio este pobre escudo, | |
vuestra merced le reciba | ||
con aquella voluntad | ||
sana con que yo le ofrezco. | 320 |
|
Muñoz | ¡Oh señor, que no merezco | |
tanta liberalidad! | ||
Torrente | Tomóle, besóle y diole | |
quizá perpetua clausura; | ||
del oro la color pura | 325 |
|
sin duda que enamoróle, | ||
porque tiene una virtud | ||
de alegrar el corazón, | ||
y la avara condición | ||
vive con la senetud. | 330 |
|
Pero, ¿a qué pecho no doma | ||
la hambre del oro? | ||
Muñoz | Escucha, | |
y con advertencia mucha, | ||
hijo, este consejo toma. | ||
De Marcela no hay pensar | 335 |
|
que es de tan tiernos aceros, | ||
que la han de ablandar terceros, | ||
ni rogar, ni porfiar, | ||
ni lágrimas, ni suspiros, | ||
ni voluntad verdadera: | 340 |
|
que son con ella de cera | ||
de amor los más fuertes tiros. | ||
A las olas que se atreven | ||
a embestirla por amar, | ||
se muestra roca en la mar, | 345 |
|
que la tocan y no mueven. | ||
Esto con Marcela pasa. | ||
Cardenio | No me acobardes y espantes. | |
Torrente | ¡Oh, cuántos destos diamantes | |
he visto volver de masa! | 350 |
|
¡Cuántas he visto rendidas | ||
a un billete trasnochado! | ||
¡Cuántas, sin darlas, han dado | ||
de ganadas en perdidas! | ||
¡Cuántas siguen sus antojos | 355 |
|
en mitad de su recato! | ||
¡Cuántas en el dulce trato | ||
tropiezan, y aun dan de ojos! | ||
Muñoz | Pues ni Marcela tropieza | |
ni cae. | ||
Torrente | ¡Gran milagro! | |
Cardenio | Calla: | 360 |
que es estremo que se halla | ||
hoy en la naturaleza, | ||
y el señor Muñoz bien sabe | ||
lo que dice. | ||
Muñoz | Yo estoy cierto | |
que, aún más bien del que os advierto, | 365 |
|
todo en mi señora cabe. | ||
Pero vengamos al punto | ||
de lo que quiero decir. | ||
Cardenio | Hasta acabarle de oír, | |
estoy, Torrente, difunto. | 370 |
|
Muñoz | Es el caso que está en Lima | |
un hermano de su padre | ||
de Marcela, caballero | ||
de ilustre y claro linaje. | ||
De los bienes de fortuna | 375 |
|
dicen que le cupo parte | ||
tanta, que, entre los más ricos, | ||
suelen por rico nombrarle. | ||
Tiene un hijo que se llama | ||
don Silvestre de Almendárez, | 380 |
|
el cual con doña Marcela, | ||
aunque prima, ha de casarse. | ||
Cada flota le esperamos; | ||
mas, si en esta que se sabe | ||
que ha llegado a salvamento | 385 |
|
no viene, echado ha buen lance. | ||
Fíngete tú don Silvestre, | ||
que yo te daré bastantes | ||
relaciones con que muestres | ||
ser él mismo; y serán tales, | 390 |
|
que, por más que te pregunten, | ||
podrás responder con arte, | ||
que, acreditando el engaño, | ||
tus mentiras sean verdades. | ||
Aposentaránte en casa, | 395 |
|
haránte gasajos grandes, | ||
y tú dentro, una por una, | ||
podrás ver cómo te vales. | ||
Cardenio | Está bien; pero si acaso | |
en aquesta flota traen | 400 |
|
cartas dese don Silvestre, | ||
y de que no viene saben, | ||
yo dentro en casa, ¿qué haré? | ||
¿Cómo podrá acreditarse | ||
tan conocida mentira | 405 |
|
para que pase adelante? | ||
Muñoz | Dirás que, después de escritas | |
y dadas, quiso tu madre | ||
que te vinieses a España, | ||
aunque a hurto de tu padre; | 410 |
|
que ella, deseando verse | ||
con nietos en quien dilate | ||
su nombre y posteridad, | ||
no quiso que más tardases. | ||
Y este venirte a escondidas | 415 |
|
podrá, señor, escusarte | ||
de no venir con riquezas | ||
que el ser quien eres señalen; | ||
mas no dejes de traer | ||
algunas piedras bezares, | 420 |
|
y algunas sartas de perlas, | ||
y papagayos que hablen. | ||
Cardenio | En eso yo daré trazas | |
que dese aprieto me saquen, | ||
y tales, que satisfagan. | 425 |
|
Torrente | Todo aquesto es disparate. | |
Cardenio | La memoria sea cumplida, | |
y los puntos importantes | ||
que en este nuevo edificio | ||
han de ser fundamentales, | 430 |
|
vengan especificados, | ||
de modo que me declaren | ||
por el mismo don Silvestre. | ||
Muñoz | Ven por ellos esta tarde. | |
Cardenio | Volverá este mi criado. | 435 |
Torrente | Volveré, si a Dios le place; | |
que, sin su ayuda, no puedo, | ||
ni estornudar, ni mudarme. | ||
Muñoz | Señor, si acaso, si a dicha, | |
si por buena suerte traes | 440 |
|
otro escudillo, bien puedes | ||
con liberal mano darle: | ||
que es invierno, y no hay bayeta, | ||
y no será bien que pase | ||
frío el que al incendio tuyo | 445 |
|
procura refrigerarle. | ||
Cardenio | No le traigo, en mi conciencia; | |
pero yo haré que se os saque | ||
un vestido de bayeta, | ||
y a mi cuenta le hará el sastre. | 450 |
|
Muñoz | Venderéle, ¡vive Roque! | |
No consentiré se ensanche | ||
Marcela con mis trofeos, | ||
que cuestan gotas de sangre. | ||
Vístame la que quisiere | 455 |
|
que polido la acompañe: | ||
que gastar yo mi bayeta | ||
en servicio ajeno, ¡tate! | ||
Y voyme, porque conviene | ||
que la memoria se estampe | 460 |
|
que fortifique este embuste. | ||
Y a Dios quedéis. | ||
Cardenio | Él os guarde. | |
Muñoz | Mire que no se le olvide | |
lo de la bayeta y sastre: | ||
que en este punto consisten | 465 |
|
sus gustos o sus pesares. |
Éntrase Muñoz. |
Cardenio | ¡Gran principio a mi quimera! | |
Torrente | Llámala, señor, dislate; | |
torre fundada en palillos, | ||
como casica de naipes. | 470 |
|
Dime: ¿dónde están las perlas? | ||
¿Dónde las piedras bezares? | ||
¿Adónde las catalnicas | ||
o los papagayos grandes? | ||
¿Dónde la prática de Indias, | 475 |
|
de los puertos y los mares | ||
que se toman y navegan? | ||
¿Dónde la bayeta y sastre? | ||
Si quieres que tus negocios | ||
en felice punto paren, | 480 |
|
lleva, y esto te aconsejo, | ||
siempre la verdad delante. | ||
Capigorrista soy tuyo, | ||
y como padezco hambre, | ||
tengo sotil el ingenio, | 485 |
|
y en dar consejos soy sacre. | ||
Cardenio | Yo me remito a la lista | |
de Muñoz; tú no desmayes, | ||
que en las empresas de amor, | ||
tal vez se ha visto que valen | 490 |
|
el ingenio y la ventura | ||
más que las riquezas grandes. | ||
Torrente | Deste laberinto, el cielo | |
con las narices nos saque. |
Éntranse. | |
Entran Marcela y Dorotea, su doncella. |
Dorotea | Dime, señora: ¿qué muestra | 495 |
te ha dado tu hermano [t]al, | ||
que sea indicio y señal | ||
de alguna intención siniestra? | ||
No puedo darme a entender | ||
que te ama viciosamente, | 500 |
|
aunque es caso contingente. | ||
Marcela | ¡Y cómo si puede ser! | |
¿Ya no se sabe que Amón | ||
amó a su hermana Tamar? | ||
¿Y no nos vienen a dar | 505 |
Mirra y su padre ocasión | ||
de temer estos incestos? | ||
Dorotea | Con todo, señora, creo | |
que encamina su deseo | ||
por términos más compuestos, | 545 |
|
que a cuerpo y alma tiene inconveniencia? | ||
Tu duro alfanje a mayor mal se estiende, | ||
pues un espíritu en dos mitades parte. | ||
¡Oh milagros de amor, que nadie entiende! | ||
Que, del lugar de do mi alma parte, | 550 |
|
dejando su mitad con quien la enciende, | ||
consigo traiga la más frágil parte. | ||
¡Oh Marcela fugitiva | ||
y sorda al lamento mío! | ||
¿Cómo quiere tu desvío | 555 |
|
que ausente muriendo viva? | ||
¿Dónde te ascondes? ¿Qué clima, | ||
inhabitable te encierra? | ||
¿Cómo a tu paz no da guerra | ||
el dolor que me lastima? | 560 |
|
¡Téngote siempre delante, | ||
y no te puedo alcanzar! | ||
Marcela | Para temer y pensar, | |
¿esto no es causa bastante? | ||
Dorotea | Sí, por cierto. Nunca estés | 565 |
sola, si fuere posible; | ||
de que aspire a lo imposible, | ||
jamás ocasión le des; | ||
rómpase en tu honestidad, | ||
en tu advertencia y recato, | 570 |
|
la fuerza de su mal trato, | ||
que nace de ociosidad. | ||
Y vámonos, no nos vea; | ||
dé a solas rienda a su intento. | ||
Marcela | Yo estoy en tu pensamiento, | 575 |
que es muy bueno, Dorotea. |
Éntrase Marcela y Dorotea. | |
Sale Ocaña, de lacayo, con una varilla de membrillo y unos antojos de caballo en la mano, y pónese atento a escuchar a su amo. |
D. [Antonio] | Amor, que lo imposible facilitas | |
con poderosa fuerza blandamente, | ||
allanando las cumbres: | ||
¿por qué las nubes de mi sol no quitas? | 580 |
|
¿Por qué no muestras por algún Oriente | ||
las dos hermosas cumbres | ||
que dan rayos al sol, luz a tus ojos, | ||
por quien te rinde el mundo sus despojos? | ||
¿Qué quieres, Ocaña? | ||
Ocaña | Quiero | 585 |
herrar el bayo, señor, | ||
y no acierta el herrador | ||
a herralle si no hay dinero. | ||
Débense cuatro herraduras | ||
y un brebajo; mira, pues, | 590 |
|
si andarán aquellos pies, | ||
siendo tus manos tan duras. | ||
Y vengo por seis raciones | ||
que me deben: que amohína | ||
ver que sobren a Cristina | 595 |
|
y resobren a Quiñones, | ||
y que falten para mí, | ||
que sirvo mejor que todos, | ||
de tres y de cuatro modos. | ||
D. [Antonio] | Confieso que ello es así, | 600 |
Ocaña amigo, y sabed | ||
que todo se os pagará. | ||
Y andad con Dios. | ||
Ocaña | Siempre está | |
conmigo vuestra merced | ||
riguroso por el cabo. | 605 |
|
D. [Antonio] | ¿En qué modo? | |
Ocaña | ¿Yo no veo | |
que, cual si fuera guineo, | ||
bezudo y bozal esclavo, | ||
apenas entro en la sala | ||
por alguna niñería, | 610 |
|
cuando cualquiera me envía, | ||
si no en buena, en hora mala? | ||
A nadie se le trasluce, | ||
por más que yo lo procuro, | ||
el ingenio lucio y puro | 615 |
|
que en este lacayo luce. | ||
Anda conmigo al revés | ||
fortuna poco discreta: | ||
que, si tú fueras poeta, | ||
quizá fuera yo marqués, | 620 |
|
o, por lo menos, ya fuera, | ||
tu consejero y privado; | ||
pero de mi corto hado | ||
tamaño bien no se espera. | ||
Hay poetas tan divinos, | 625 |
|
de poder tan singular, | ||
que puedan títulos dar | ||
como condes palatinos; | ||
y aun, si lo toman despacio, | ||
en tiempo y caso oportuno, | 630 |
|
no habrá lacayo ninguno | ||
que no casen en palacio | ||
con doncellas de la reina, | ||
de valor único y solo: | ||
que, por la gracia de Apolo, | 635 |
|
esta gracia en ellos reina. | ||
Pero yo nací, sin duda, | ||
para la caballeriza, | ||
haciendo en mis dichas riza | ||
mi suerte, que no se muda. | 640 |
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El discreto es concordancia | ||
que engendra la habilidad; | ||
el necio, disparidad | ||
que no hace consonancia. | ||
Del cuerpo por los sentidos | 645 |
|
obra el alma, y, cuales son, | ||
o muestra su perfección, | ||
o términos abatidos. | ||
De aquesto quiero inferir | ||
que tan sotil cuerpo tengo, | 650 |
|
que en un instante prevengo | ||
lo que he de hacer y decir. | ||
Lacayo soy, Dios mediante; | ||
pero lacayo discreto, | ||
y, a pocos lances, prometo | 655 |
|
ser para marqués bastante, | ||
como aquel de Marinán, | ||
de dinare, e più dinare, | ||
si la suerte no estorbare | ||
este bien que no me dan. | 660 |
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D. [Antonio] | ¡Alto! Vos habéis hablado | |
de modo que me obligáis | ||
a que de humilde subáis | ||
a más eminente estado, | ||
siendo al primero escalón | 665 |
|
servirme de consejero; | ||
y así, amigo Ocaña, quiero | ||
mostraros mi corazón, | ||
para que, viendo patentes | ||
las ansias que en él se anidan, | 670 |
|
ellas a tu ingenio pidan | ||
los remedios suficientes: | ||
que tal vez una dolencia | ||
casi incurable la sana | ||
de una vejezuela cana | 675 |
|
una fácil experiencia. | ||
Ocaña | Dime tu mal, mi señor, | |
y verás cómo en tantico | ||
tantos remedios aplico, | ||
que sanes con el menor. | 680 |
|
Y si, por ventura, es | ||
el ciego el que te atormenta, | ||
puedes, señor, hacer cuenta | ||
de que ya sano te ves, | ||
porque no se ha de tomar | 685 |
|
conmigo el dios ceguezuelo. | ||
D. [Antonio] | Que no estás en ti recelo. | |
Ocaña | ¿Pues en quién había de estar? | |
Que, a no tomarme del vino, | ||
por costumbre o por conhorte, | 690 |
|
no hubiera en toda la corte | ||
otro Catón Censorino | ||
como yo. | ||
D. [Antonio] | Ya desvarías. | |
Vuélvete, Ocaña, a tu establo. |
Éntrase Don Antonio. |
Ocaña | Aunque más sentencias hablo | 695 |
y elevadas fantasías, | ||
se me trasluce y figura, | ||
conjeturo, pienso y hallo, | ||
ha de ser mi sepultura. | ||
Y está muy puesto en razón: | 700 |
|
que, el que quiere porfiar | ||
contra su estrella, ha de dar | ||
coces contra el aguijón. | ||
Cristinica estará agora | ||
en la plaza; allá me impele | 705 |
|
aquella fuerza que suele, | ||
que dentro del alma mora. | ||
Búscola como a mi centro, | ||
y, si la encontrase yo, | ||
nunca jugador echó | 710 |
|
tan rico y gustoso encuentro. | ||
Deste gusto no me prive | ||
Amor, que en mi ayuda llamo, | ||
y siquiera, con mi amo, | ||
ni más medre ni más prive. | 715 |
Éntrase Ocaña. | |
Salen Don Ambrosio, caballero, Cristina, | |
con un billete en la mano. |
Cristina | Hasta ponerle yo en parte | |
donde le vea, harélo; | ||
pero en lo demás recelo | ||
que no podré contentarte. | ||
D. Ambrosio | Haz, amiga, que le lea: | 720 |
que en sólo aquesto consiste | ||
la alegría deste triste. | ||
Cristina | Digo que haré que le vea. | |
Quizá, por curiosidad, | ||
querrá leerle Marcela: | 725 |
|
que se ha de usar de cautela | ||
con su mucha honestidad. | ||
No desplegaré la boca | ||
para decirla palabra: | ||
que en sus entrañas no labra | 730 |
|
fuerza de amor, mucha o poca. | ||
D. Ambrosio | ¿Regálala, por ventura, | |
don Antonio? | ||
Cristina | Como a hermana. | |
D. Ambrosio | De ser su intención tan sana, | |
no sé yo quién lo asegura. | 735 |
|
¡Oh padre mal advertido! | ||
Cristina | No le tiene. | |
D. Ambrosio | Sí le tiene; | |
pero a mí no me conviene | ||
el darme por entendido. | ||
De las cosas que sospecho | 740 |
|
y de las que son tan graves, | ||
tenga la lengua las llaves, | ||
y no las arroje el pecho. | ||
Cristina | Vete, señor, que allí asoma | |
un paje de casa. | ||
D. Ambrosio | Amiga, | 745 |
por tu industria y tu fatiga, | ||
este pobre premio toma. | ||
Y prométete de mí | ||
montes de oro, que bien puedes. | ||
Cristina | La menor de tus mercedes | 750 |
suele ser un Potosí. |
Dale una cajita pintada. | |
Vase Ambrosio, y entra Quiñones. |
Quiñones | ¿Quién era, Cristina, el lindo | |
que con tanta sumisión | ||
debió encajar su razón? | ||
``Tuyo soy, y a ti me rindo''. | 755 |
|
¡Vive el Dador de los cielos, | ||
que es la fregona bonita! | ||
Ordena, manda, pon, quita; | ||
ta, ta, también pide celos. | ||
Cristina | El so paje, por su entono, | 760 |
que primero se tarace | ||
la lengua, que otra vez trace | ||
palabras, y no en mi abono. | ||
¿Hásenos vuelto otro Ocaña? | ||
¡Celos y más celos! | ||
Quiñones | Calle, | 765 |
y advierta que está en la calle. | ||
Cristina | ¡Ay! Por mi fe, que se ensaña | |
el mancebito frión. | ||
Quiñones | Cristina, menos gallarda; | |
que esa gallardía aguarda... | 770 |
|
Cristina | ¿Qué, mi rufo? | |
Quiñones | Un bofetón. | |
Cristina | ¿En mi cara? | |
Quiñones | En la del cura | |
le diera, a venir a mano. | ||
Cristina | ¿Y que alzarás tú la mano | |
contra tanta hermosura | 775 |
|
como pusieron los cielos | ||
en mis mejillas rosadas? | ||
Quiñones | Siempre son desatinadas | |
las venganzas de los celos. | ||
Ocaña es éste. Camina, | 780 |
|
y escóndete entre la gente. |
Éntranse Quiñones y Cristina, y sale Ocaña. |
Ocaña | Partió mi sol de su Oriente, | |
y al ocaso se encamina, | ||
y tras sí lleva la sombra | ||
que le sirve de arrebol. | 785 |
|
Para mí no es este sol, | ||
sino niebla que me asombra. | ||
Plega a Dios, humilde paje, | ||
asombro de mi esperanza, | ||
que ni valgas por privanza, | 790 |
|
ni te estimen por linaje; | ||
sirvas a un catar[r]ibera, | ||
que te dé corta ración; | ||
sea tu estado un bodegón; | ||
no te dé luto, aunque muera; | 795 |
|
y cuando el cielo te adiestre | ||
a servir a un titulado, | ||
tu enemigo declarado | ||
el maestresala se muestre. | ||
De las hachas no te valgas, | 800 |
|
ni de relieves veas gozo, | ||
y nunca te salga el bozo, | ||
porque de paje no salgas. | ||
Póngante infames renombres; | ||
juegues; pierdas la ración, | 805 |
|
que es la mayor maldición | ||
que pueden darte los hombres. |
Éntrase Ocaña. | |
Sale Muñoz. |
Muñoz | Despierto y durmiendo, estoy | |
pensando siempre y soñando | ||
cuándo ha de llegar el cuándo | 810 |
|
mude el pellejo en que estoy; | ||
cuándo querrá aquel planeta | ||
que sobre mí predomina, | ||
que remedien mi rüina | ||
el gran sastre y la bayeta. | 815 |
|
Diles la memoria, y diles, | ||
previniendo mil barruntos, | ||
de los más sotiles puntos | ||
las respuestas más sotiles; | ||
pero, con todo, me pesa | 820 |
|
de haberme empeñado así, | ||
porque tengo para mí | ||
ser de peligro la empresa. |
Entran Don Antonio y Torrente en hábito de peregrino. |
D. [Antonio] | Mucho más es melindre que advertencia, | |
y hase tenido confianza poca | 825 |
|
de quien yo soy. Por Dios, que estoy corrido. | ||
Muñoz | ¡Válgate el diablo! ¿Qué disfraz es éste? | |
Esto no puse yo en la lista. | ||
Torrente | Digo | |
que el señor don Silvestre de Almendárez | ||
no pudo más. El caso fue forzoso, | 830 |
|
y la borrasca tal, que nos convino | ||
alijar el navío, y echar cuanto | ||
en su anchísimo vientre recogía | ||
al mar, que se sorbió como dos huevos | ||
catorce mil tejuelos de oro puro. | 835 |
|
Al cielo las promesas y oraciones | ||
volaban más espesas que las nubes, | ||
que la cara del sol cubrían entonces; | ||
entre las cuales oraciones, una | ||
envió don Silvestre al sumo alcázar | 840 |
|
con tan vivos y tiernos sentimientos, | ||
que penetró los cascos de los cielos. | ||
Conteníase en ella que de Roma | ||
aquello que se llama Siete Iglesias | ||
andaría descalzo peregrino, | 845 |
|
si Dios de aquel peligro le sacaba. | ||
Añadió a su promesa mi persona; | ||
añadidura inútil, aunque buena | ||
en parte, pues que soy su amparo y báculo. | ||
En fin: salimos mondos y desnudos | 850 |
|
a tierra, ni sé adónde, ni sé cómo, | ||
habiéndose engullido el mar primero | ||
hasta una catalnica que traíamos, | ||
de habilidad tan rara, y tan discreta, | ||
que, si no era el hablar, no le faltaba | 855 |
|
otra cosa ninguna. | ||
D. [Antonio] | Bien, por cierto, | |
la habéis encarecido; aunque yo pienso | ||
que catalnicas mudas valen poco. | ||
Torrente | Por señas nos decía todo cuanto | |
quería que entendiésemos. | ||
Muñoz | ¡Milagro! | 860 |
Torrente | De perlas, ¡qué de cajas arrojamos; | |
tamañas como nueces, de buen tomo, | ||
blancas como la nieve aún no pisada!; | ||
de esmeraldas, las peñas como cubas, | ||
digo, como toneles, y aun más grandes; | 865 |
|
piedras bezares, pues dos grandes sacos; | ||
anís y cochinilla, fue sin número. | ||
Muñoz | Entre esas zarandajas, ¿por ventura | |
fue bayeta al mar? | ||
Torrente | ¡Y el sastre y todo! | |
Muñoz | A malísimo viento va esta parva; | 870 |
no me cuadra ni esquina esta tormenta, | ||
puesto que viene bien para el embuste. | ||
D. [Antonio] | ¿En qué paraje sucedió el naufragio? | |
Torrente | Estaba yo durmiendo en aquel trance, | |
y no pude del paje ver el rostro. | 875 |
|
D. [Antonio] | Paraje dije; pero no me espanto, | |
que aun hasta aquí os conturba la borrasca, | ||
ni que en ella os durmiésedes; que el miedo | ||
tal vez suele causar sueño profundo. | ||
Torrente | No quiso mi señor, ni por semejas, | 880 |
de cuatro mil y más ofrecimientos | ||
que de darle dineros se le hicieron, | ||
recebir sino aquellos que bastasen | ||
a no pedir limosna en su viaje; | ||
pero no supo bien hacer la cuenta, | 885 |
|
porque ya casi todos son gastados. | ||
Muñoz | ¡Válgate Satanás, qué bien lo enredas! | |
Torrente | La primera estación fue a Guadalupe, | |
y a la imagen de Illescas la segunda, | ||
y la tercera ha sido a la de Atocha; | 890 |
|
a hurto quiso verte, y esta tarde | ||
quiere partirse a Roma; agora queda | ||
en San Ginés hincado de hinojos, | ||
arrojando del pecho mil suspiros, | ||
vertiendo de sus ojos tiernas lágrimas, | 895 |
|
pidiendo a Dios que le encamine y guíe | ||
en el viaje santo prometido. | ||
Yo, señor, soy ternísimo de plantas, | ||
a quien callos durísimos enclavan, | ||
de tan largo camino procedidos; | 900 |
|
querría que se diese alguna traza | ||
de que por quince días descansásemos, | ||
para tomar aliento y refrigerio | ||
en el nuevo camino que se espera. | ||
Además, que también [él] es ternísimo, | 905 |
|
y podría el cansancio fatigalle, | ||
de modo que el camino con la vida | ||
se acabase en un punto: caso triste | ||
si tal viniese a ser, por el tremendo | ||
dolor que sintiría mi señora | 910 |
|
doña Ana de Briones, madre suya. | ||
D. [Antonio] | Vamos, que yo pondré remedio en todo. | |
Torrente | No hay decir, señor, que yo te he visto, | |
porque me ha de matar si es que tal sabe. | ||
¡Oh pecador de mí!, ¡Éste es que viene! | 915 |
|
¡En la red me ha cogido! ¡Negativa, | ||
señor; si no, yo muero! | ||
D. [Antonio] | No hayas miedo. |
Entra Cardenio, como peregrino. |
Mi señor don Silvestre de Almendárez, | ||
¿para qué es encubriros de quien tiene | ||
tantas obligaciones de serviros? | 920 |
|
Cardenio | ¡Oh traidor, malnacido! Por Dios vivo, | |
que os engaña, señor, este embustero: | ||
que yo no soy aquese don Silvestre | ||
que dices de Almendárez, sino un pobre | ||
peregrino, y tan pobre. | ||
Torrente | ¿Qué me miras? | 925 |
Yo no le he dicho nada; y si lo he dicho, | ||
digo que miento una y cien mil veces. |
[Aparte, a Don Antonio.] |
¡Vive Dios!, que es el mismo que te digo. | ||
Apriétale, y conjúrale, y confiese. | ||
D. [Antonio] | ¡Por Dios, primo y señor, que es caso fuerte | 930 |
negarme esta verdad! ¿Qué importa venga[s] | ||
rico o pobre a tu casa, que es la mía? | ||
Torrente | ¡Eso es lo que yo digo, pesia al mundo! | |
D. [Antonio] | ¿Mandabas tú a los vientos, o pudiste | |
del proceloso mar las altas olas | 935 |
|
sosegar algún tanto? ¿No es locura | ||
hacer caso de honra los sucesos | ||
varios de la fortuna, siempre instable, | ||
o, por mejor decir, del cielo firme? | ||
Torrente | ¡Ea, señor, que ya pasa de raya | 940 |
tan grande pertinacia! ¡Vive Roque, | ||
señor, que es don Silvestre de Almendárez, | ||
vuestro primo y cuñado, el peregrino, | ||
y mi amo, que es más! | ||
Cardenio | Pues tú lo dices, | |
no quiero más negarlo, pues no importa. | 945 |
|
Dadme, señor, las manos. | ||
D. [Antonio] | Doy los brazos, | |
y el alma en su lugar, querido primo. | ||
Cardenio | Tomad los míos, que, entre aquestos brazos, | |
también os doy mi alma. | ||
[A Torrente.] En recompensa, | ||
no te la cubrirá pelo, si puedo. | 950 |
|
Torrente | Que no temo amenazas mal nacidas, | |
porque esto es lo que importa a nuestro hecho. | ||
Muñoz | ¿Y cómo? | |
D. [Antonio] | No hayáis miedo que se os toque | |
al pelo de la ropa por lo dicho. | ||
Torrente | Mi señor es discreto, y verá presto | 955 |
de cuán poca importancia era el silencio, | ||
en semejante caso. | ||
D. [Antonio] | Señor primo, | |
vamos a casa, y sepa vuestra esposa | ||
vuestra buena venida y deseada. | ||
Cardenio | Siempre he de obedecer. | |
Muñoz | ¡Qué bien trazada | 960 |
quimera! Si ella llega a colmo, espero | ||
un Potosí de barras y dinero. | ||
Torrente | ¿Qué os parece, Muñoz? | |
Muñoz | Que me parece | |
que es verdad cuanto ha dicho, y que lo veo. | ||
Torrente | ¡Y cómo que es verdad! Sin que le falte | 965 |
un átomo, una tilde, una meaja. |
Éntranse don Antonio, Cardenio y Torrente. |
Muñoz | Términos tienen estos socarrones | |
de hacerme a mí entender que la borrasca | ||
y el alijo de ropa es verdadero. | ||
Ahora bien: veremos lo que pasa, | 970 |
|
que, una por una, los dos ya están |