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COMEDIA FAMOSA DE LA ENTRETENIDA

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Jornada Tercera

 

Entra Don Antonio.

D. [Antonio] En la sazón del erizado invierno,  
  desnudo el árbol de su flor y fruto,  
  cambia en un pardo desabrido luto  
  las esmeraldas del vestido tierno.

1820

  Mas, aunque vuela el tiempo casi eterno,  
  vuelve a cobrar el general tributo,  
  y al árbol seco, y de su humor enjuto,  
  halla con muestras de verdor interno.  
  Torna el pasado tiempo al mismo instante

1825

  y punto que pasó: que no lo arrasa  
  todo, pues tiemplan su rigor los cielos.  
  Pero no le sucede así al amante,  
  que habrá de perecer si una vez pasa  
  por él la infernal rabia de los celos.

1830

 

  • Entra Don Francisco.
  • D. Francisco Siempre han de herir los vientos,  
      amigo, en cualquier sazón  
      los ayes de tu pasión,  
      los ecos de tus lamentos.  
    D. [Antonio] Si acaso quiero entonar

    1835

      alguna voz de alegría,  
      siento que la lengua mía  
      se me pega al paladar.  
      A mi angustia, a mi dolencia  
      no dan alivio los cielos:

    1840

      que no le tienen los celos,  
      ni le consiente la ausencia.  
    d. Francisco No hay estremo sin su medio,  
      ni es eterna humana suerte:  
      sólo no tiene la muerte

    1845

      en la vida algún remedio.  
      Naturaleza compuso  
      la suerte de los mortales  
      entre bienes y entre males,  
      como nos lo muestra el uso.

    1850

      Esta verdad sé bien yo,  
      sin que en probarla porfíe:  
      ayer lloraba el que hoy ríe,  
      y hoy llora el que ayer rió.  
    D. [Antonio] ¡Oh, qué filósofo vienes,

    1855

      don Francisco!  
    D. Francisco Yo confieso  
      que lo soy por el progreso  
      de tus males y tus bienes.  
      Dame los brazos y albricias.  
    D. [Antonio] Los brazos veslos aquí,

    1860

      y las albricias de mí  
      llevarás, si las codicias;  
      pero yo no sé de qué  
      me las pides.  
    D. Francisco Yo las pido  
      de que el Amor ha entendido

    1865

      los quilates de tu fe,  
      y te la quiero premiar  
      con entregarte a Marcela.  
    D. [Antonio] Sé que es burla, y llevaréla  
      con tu gusto y mi pesar;

    1870

      pero no sé qué te mueve  
      a hacer burla de un amigo  
      tal como yo.  
    D. Francisco Verdad digo,  
      y escucha, que seré breve.  
      Su padre de Marcela...

    1875

    D. [Antonio] ¡Oh nombres cordialísimos  
      de Marcela y su padre!  
    D. Francisco Escucha: no seas tonto.  
    D. [Antonio] Escucho y soylo.  
    D. Francisco Es[t]a mañana, estando  
      en misa en San Jerónimo,

    1880

      al salir de la iglesia  
      me tomó por la mano.  
    D.Antonio ¡Oh dulce toque!  
    D. Francisco ¿Qué toque dulce puede  
      dar la mano de un viejo?  
      Traslúceseme, amigo,

    1885

      que así estáis vos en vos, como en el cuento.  
    D. [Antonio] Luego, ¿no fue Marcela  
      la que os tocó la mano?  
    D. Francisco Que no, sino su padre.  
    D. antonio No entendí bien. Seguid, que estoy suspenso.

    1890

    D. Francisco Las pacíficas plantas  
      de las olivas verdes  
      fueron testigos ciertos  
      destas palabras que deciros quiero.  
    D. [Antonio] ¡Oh santísimos orbes

    1895

      de todas las esferas,  
      a quien inteligencias  
      supernas rigen, mueven y gobiernan!  
      Haced que estas razones  
      en mi provecho sean;

    1900

      lleguen a mis oídos,  
      siquiera esta vez sola, alegres nuevas.  
    D. Francisco ¡Por vida juro! ¡Muérdome  
      la lengua! ¡Voto a Chito,  
      que estoy por...! ¡Lleve el diablo

    1905

      a cuantos alfeñiques hay amantes!  
      ¡Que un hombre con sus barbas,  
      y con su espada al lado,  
      que puede alzar en peso  
      un tercio de once arrobas de sardinas,

    1910

      llore, gima y se muestre  
      más manso y más humilde  
      que un santo capuchino  
      al desdén que le da su carilinda...!  
    D. [Antonio] Paréntesis es éste

    1915

      que se lleva colgada  
      de cada razón suya  
      mi alma aquí y allí.  
    D. Francisco Pues otro queda.  
      Pidióle a una fregona  
      un amante alcorzado

    1920

      le diese de su ama  
      un palillo de dientes, y ofrecióle  
      por él cuatro doblones;  
      y la muchacha boba  
      trújole de su amo,

    1925

      que era viejo y sin muelas, el palillo.  
      Él dio lo prometido,  
      y, engastándole en oro,  
      se lo colgó del cuello,  
      cual si fuera reliquia de algún santo.

    1930

      Gemía ante él de hinojos,  
      y al palo seco y suyo  
      plegarias enviaba  
      que en su empresa dudosa le ayudase.  
      ¿Y el otro presumido,

    1935

      que va a las embusteras  
      del cedacillo y habas,  
      y da crédito firme a disparates?  
      ¡Cuerpo del mundo todo!  
      Descubra el hombre siempre

    1940

      tal valor y tal brío,  
      que le muestren varón a todo trance.  
      No se ande con esferas,  
      con globos y con máquinas  
      de inteligencias puras;

    1945

      atienda, espere, escuche, advierta y mire,  
      o lo que en daño suyo,  
      o en su pro, sus amigos  
      quisieren descubrirle.  
    D. [Antonio] Atiendo, espero, escucho, advierto y miro.

    1950

    D. Francisco Digo, pues, que don Pedro,  
      el padre de Marcela,  
      me dijo estas palabras...  
    D. [Antonio] ¿Es mucho que te diga que apresures  
      la comenzada plática,

    1955

      de cuyo fin depende  
      o mi vida o mi muerte?  
    D. Francisco Díjome, en fin...  
    D. [Antonio] ¡Primero vendrá el mío!  
    D. Francisco ¡Colérico, enfadoso  
      está!  
    D. [Antonio] ¡Cuerpo del mundo!

    1960

      Acaba, don Francisco,  
      que está pendiente el alma de tu boca.  
    D. Francisco Dijo que yo sea parte,  
      como que él nada entiende,  
      que a Marcela, su hija,

    1965

      se la demandes por mujer.  
    D. [Antonio] ¿Qué escucho?  
      ¿Búrlaste, amigo, o quieres  
      con falsas esperanzas  
      entretener las mías?  
    D. Francisco No burlo, juro a Dios: verdad te digo.

    1970

    D. [Antonio] Dame esos pies.  
    D. Francisco Levanta.  
    D. [Antonio] Y pídeme en albricias  
      el alma, y te la diera,  
      si ya a Marcela dado no la hubiera.  
      Mas dime, dulce amigo:

    1975

      ¿tocaste, por ventura,  
      el cuerpo de don Pedro?  
      ¿Viste si era fantasma o no?  
    D. Francisco Perdido  
      estás desa cabeza.  
    D. [Antonio] ¿Que era don Pedro Osorio,

    1980

      el padre de Marcela?  
    D. Francisco El mismo.  
    D. [Antonio] ¡El mismo!  
    D. Francisco El mismo. ¿Qué es aquesto?  
    D. [Antonio] A tanta desventura  
      está el corazón hecho,  
      que no puede dar crédito

    1985

      a las dichosas nuevas que le intimas;  
      pero habrá de creerte,  
      en fe que tú las dices:  
      que el buen amigo vemos  
      que es pedazo del alma de su amigo.

    1990

    D. Francisco Busca a don Pedro Osorio,  
      y pídele a su hija  
      por legítima esposa.  
    D. antonio ¿Dónde la tiene?  
    D. Francisco En Santa Cruz la tiene:  
      un monesterio santo,

    1995

      que está puesto muy cerca  
      de Torrejón y Cubas,  
      orden del rico capitán de pobres.  
    D. [Antonio] ¿Qué le movió llevarla  
      a tanto encerramiento?

    2000

    D. Francisco No me metí en dibujos,  
      no le pregunté nada; sólo estuve  
      atento a su demanda,  
      y, con la ligereza  
      posible, vine a darte

    2005

      la dulce que has oído alegre nueva.  

     

      Entran Marcela y Cristina.

     

    Marcela Llega, Cristina, y dile  
      lo que quieres.  
    Cristina Ocúpame  
      el rostro la vergüenza,  
      y enmudece la lengua.  
    Marcela ¡Qué melindres!

    2010

      Tomarte has con un toro  
      y con un hombre armado,  
      ¿y de mi hermano tiemblas?  
    D. [Antonio] Pues, hermana,  
      ¿queréis alguna cosa?  
      ¿Mandáis que os sirva en algo?

    2015

      Pedid a vuestro gusto,  
      que estoy en ocasión de hacer mercedes.  
    Marcela En nombre de Cristina,  
      os pido deis licencia  
      para que aquesta noche

    2020

      os hagan una fiesta los de casa;  
      Muñoz y Dorotea,  
      Torrente con Ocaña.  
    Cristina Y nuestro buen vecino  
      el barbero también, y la barbera,

    2025

      que canta por el cielo  
      y baila por la tierra,  
      con otro oficial suyo,  
      nos tienen de ayudar; dígalo todo.  
    Marcela Dígolo todo, y digo,

    2030

      hermano, que yo gusto  
      que esta fiesta se haga.  
    D. [Antonio] Digo que soy contento, y doy licencia  
      para que el cielo rompa  
      en diferentes lenguas

    2035

      y en fiestas diferentes  
      las cataratas del placer, y salga  
      a playa mi contento.  
    D. Francisco Y aun, a ser necesario,  
      haré yo mi figura.

    2040

    [D. Antonio] Y aun yo, que soy valiente recitante.  
    Cristina Mil años, señor, vivas;  
      mil regocijos buenos  
      el corazón te ocupen.  
      Hacerme tengo rajas esta noche.

    2045

    D. [Antonio] El término decente  
      de honestidad se guarde,  
      Cristina.  
    Cristina ¡Bueno es eso!  
      Bailaremos a fuer de palaciegos.  
    D. [Antonio] Vamos, amigo.  
    D. Francisco Vamos;

    2050

      aunque don Pedro agora  
      no está en Madrid.  
    D. [Antonio] ¿Pues, dónde?  
    D. Francisco A Santa Cruz es ido,  
      y volverá mañana.  
    D. [Antonio] Vamos a dar al cielo

    2055

      gracias porque ha mirado mi buen celo.  

     

      Éntranse Don Francisco y Don Antonio.

     

    Marcela Mira, Cristina, que sea  
      el baile y el entremés  
      discreto, alegre y cortés,  
      sin que haya en él cosa fea.

    2060

    Cristina Hale compuesto Torrente  
      y Muñoz, y es la maraña  
      casi la mitad de Ocaña,  
      que es un poeta valiente.  
      El baile te sé decir

    2065

      que llegará a lo posible  
      en ser dulce y apacible,  
      pues tiene que ver y oír:  
      que ha de ser baile cantado,  
      al modo y uso moderno;

    2070

      tiene de lo grave y tierno,  
      de lo melifluo y flautado.  
      Es lacayuno y pajil  
      el entremés, y me admira  
      de verle una tiramira

    2075

      que tiene de fregonil.  
    Marcela La fiesta será estremada.  
    Cristina Basta que agradable sea.  
    Marcela ¿Sabe el dicho Dorotea?  
    Cristina Ninguno no ignora nada

    2080

      de lo que a su parte toca.  
      Dame, señora, lugar,  
      que nos hemos de ensayar.  
    Marcela Vamos.  
    Cristina De gusto voy loca.  

     

      Éntranse.
      Salen Torrente y Ocaña, cada uno con un garrote debajo del brazo.

     

    Torrente Señor Ocaña, a esta parte,

    2085

      que está más llano el camino.  
    Ocaña Por esta vez, peregrino  
      traidor, no pienso de honrarte  
      con darte el lado derecho,  
      porque he de tomar el tuyo.

    2090

      Desas ceremonias huyo,  
      lánguidas y sin provecho;  
      adondequiera voy bien,  
      al diestro o siniestro lado,  
      y no quiero, acomodado,

    2095

      que otros lugares nos den  
      del que me cupiere acaso,  
      y sé yo, señor Torrente,  
      que tiene de lo imprudente  
      hacer destas cosas caso.

    2100

    Torrente ¿Es daga aquese garrote,  
      señor Ocaña?  
    Ocaña Es un palo  
      que por martas lo señalo  
      para ablandar un cogote.  
      ¿Y es puñal aquese vuestro?

    2105

    Torrente Es una penca verduga  
      que las espaldas arruga  
      del maldiciente más diestro.  
    Ocaña Luego, ¿vais a castigar  
      algún maldiciente?  
    Torrente Sí.

    2110

    Ocaña Pues no pasemos de aquí,  
      que yo también he de dar  
      doce palos a un bellaco,  
      socarrón, traidor, y miente.  
    Torrente Si lo dices por Torrente,

    2115

      daré destierro a este saco,  
      y haré en calzas y en jubón,  
      ya con el palo o sin él,  
      que confieses ser tú aquel  
      desmentido y socarrón.

    2120

    Ocaña Tente, Torrente; ¿estás loco?,  
      ten tus cóleras a raya,  
      si quieres que yo me vaya  
      en las mías poco a poco.  
      ¿Han de fenecer aquí,

    2125

      por gustos de mozas viles,  
      dos Héctores, dos Aquiles?  
    Torrente Mueran. ¿Qué se me da a mí?  
    Ocaña ¡Vive Dios!, que Cristinilla  
      me mandó te apalease;

    2130

      a lo menos, te reglase  
      la una y otra mejilla  
      con una navaja aguda:  
      que es, si en ello mirar quieres,  
      entre las crudas mujeres,

    2135

      la más insolente y cruda.  
      Lo mismo a mí me mandó  
      que a ti.  
    Torrente Sin duda, ansí es.  
    Ocaña ¿Y saldrá con su interés?  
    Torrente Amigo Ocaña, eso no.

    2140

      Vivamos para beber,  
      pues para beber vivimos,  
      y estos dijes y estos mimos  
      con otros se han de entender  
      de más tiernas intenciones

    2145

      y de más sufribles lomos;  
      no con nosotros, que somos  
      malos sobre socarrones.  
      Disimula; vesla allí  
      donde viene; disimula.

    2150

    Ocaña Ésta es la más mala mula  
      que en mi vida rasqué o vi.  
    Torrente Contemporicémosla.  
      Quizá mudará el rigor:  
      que su mudanza en mejor

    2155

      se ha de poner en quizá.  

     

      Entra Cristina.

     

    Cristina Apostaré que están hechos  
      pedazos mis dos amantes,  
      que revientan de arrogantes  
      y de coléricos pechos.

    2160

      Pero allí están sosegados  
      más que en misa. ¿Cómo es esto?  
      Aún no se habrán descompuesto,  
      que son rufos recatados.  
    Torrente Señora Cristina mía...

    2165

    Cristina ¿Tuya? ¡Bueno!  
    Torrente Pues, ¿que no?  
    Cristina ¿Quién a ti a Cristina dio?  
    Torrente El dinero y la porfía.  
    Cristina ¿Qué dinero?  
    Torrente Aquel que pienso  
      darte en llegando la flota,

    2170

      si no es que, de puro rota,  
      da al mar el usado censo.  
    Cristina ¿Tú no me das algo, Ocaña?  
    Ocaña Cristina, ¿yo no te he dado,  
      como poeta rodado,

    2175

      del entremés la maraña?  
      ¿Hay día que no te cebe  
      con dos cuartos y aun con tres?  
    Cristina Si es que sale el entremés  
      tal que mi señor le apruebe,

    2180

      yo me daré por pagada  
      y satisfecha, que es más.  
    Torrente Cristina, ¿no nos dirás,  
      si es que el caso no te enfada,  
      a cuál de los dos más quieres?

    2185

    Cristina Es injusta petición,  
      y aquesa declaración  
      no la han de hacer las mujeres  
      como yo; mas, si gustáis  
      que por señas os lo diga,

    2190

      haré lo que a más me obliga  
      el amor que me mostráis.  
      Muestra si traes un pañuelo,  
      Ocaña.  
    Ocaña Sí traigo, y roto,  
      y te le ofrezco devoto

    2195

      con sano y humilde celo.  
    Cristina Toma este mío, Torrente,  
      y con esto he declarado  
      lo que me habéis preguntado  
      honesta y discretamente.

    2200

      Y adiós; y venid, que es hora  
      de ensayar el entremés.  

     

      Éntrase Cristina.

     

    Torrente Si no te aclaras después,  
      más confuso estoy agora  
      que antes de hacer la pregunta.

    2205

    Ocaña Pues yo me aplico la palma,  
      que en mi provecho mi alma  
      estas razones apunta:  
      a ti dio, sin darle nada,  
      y, sin darme, a mí, tomó;

    2210

      con el darte, te pagó;  
      llevando, queda obligada  
      al pago que recibió.  
    Torrente A quien toman lo que tiene,  
      dan muestra que se aborrece;

    2215

      y en el dar, claro parece  
      que más amor se contiene,  
      pues con las dádivas crece.  
    Ocaña La verdad desta cuestión  
      quede a la mosquetería,

    2220

      que tal hay que en él se cría  
      el ingenio de un Platón.  
      Estos capipardos son  
      poetas casi los más,  
      y tal vez alguno oirás

    2225

      que a socapa dice cosas  
      que parece, de curiosas,  
      que las dicta Barrabás.  

     

      Éntranse Torrente y Ocaña.
      Salen Don Antonio, Don Francisco, Cardenio y Marcela, y Muñoz.

     

    D. [Antonio] Quiera Dios que la fiesta corresponda  
      al buen deseo de los recitantes.

    2230

    Muñoz Será maravillosa, porque danza  
      nuestro vecino el barberito, ¡y cómo!  

     

      Asómase a la puerta del teatro Cristina, y dice:

     

    Cristina Pónganse todos bien, que ya salimos.
    Marcela ¿Han venido los músicos?
    Cristina Ya tiemplan.

     

      Éntrase Cristina.
      Salen Ocaña y Torrente, como lacayos embozados.

     

    Torrente Paréceme que vas algo dañado,

    2235

      Ocaña.  
    Ocaña Cuando voy desta manera,  
      va el juïcio en su punto. Tú no sabes  
      cómo el calor vinático despierta  
      los espíritus muertos y dormidos.  
      De suerte voy que pelearé con ciento,

    2240

      sin volver el pie atrás una semínima.  
    Cardenio No es muy mala la entrada.  
    Muñoz ¿Cómo mala?  
      Digo que es la mejor cosa del mundo.  
      Yo soy su medio autor.  
    Torrente Ocaña, ¿es éste  
      el zagüán de la fiesta?  
    Ocaña No diviso:

    2245

      que tengo las lumbreras algo turbias  
      Adonde oyeres música, repara.  
    Torrente Escucha, que aquí sale Cristina  
      y Dorotea.  
    Ocaña Cáigome de sueño.  

     

      Salen Dorotea y Cristina como fregonas.

     

    Dorotea Aquesta tarde, Cristinica amiga,

    2250

      pienso bailar hasta molerme el alma.  
    Cristina Y yo, hasta reventar he de brincarme.  
      ¡Cómo tarda Aguedilla, la del sastre!  
    Dorotea ¿Díjote que vendría?  
    Cristina Y Julianilla,  
      la del entallador, con Sabinica,

    2255

      que sirve a la beata en Cantarranas.  
    Dorotea Todas son bailadoras de lo fino.  
      En fregando, vendrán.  
    Cristina Como nosotras,  
      que lo dejamos todo hecho de perlas.  
      De la cena no curo: que mi amo

    2260

      dos huevos frescos sorbe, y a Dios gracias.  
    Dorotea El mío nunca cena: que es asmático,  
      y con dos bocadillos de conserva  
      que toma, se santigua y se va al lecho.  
    Cristina Y tu ama, ¿qué hace? ¿No se acuesta?

    2265

    Dorotea No toméis menos; puesta de rodillas  
      dentro de un oratorio, papa santos  
      dos horas más allá de los maitines.  
    Cristina También es mi señora una bendita,  
      y, por nuestra desgracia, ellas son santas.

    2270

    Dorotea Pues, ¿no es mejor, amiga, que lo sean?  
    Cristina No; ni con cien mil leguas. Si ellas fueran  
      resbaladoras de carcaño, acaso  
      tropezaran aquí, y allí rodaran;  
      y, sabiendo nosotras sus melindres,

    2275

      tuviéramos la nuestra sobre el hito:  
      ellas fueran las mozas, y nosotras  
      fuéramos las patronas a baqueta,  
      como dice il toscano.  
    Dorotea Verdad dices:  
      que el ama de quien sabe su criada

    2280

      tiernas fragilidades, no se atreve,  
      ni aun es bien que se atreva, a darle voces,  
      ni a reñir sus descuidos, temerosa  
      que no salgan a plaza sus holguras.  
    Cristina ¿Has visto qué calzado trae Lorenza,

    2285

      la que sirve al letrado boquituerto?  
      ¿Quién se le dio, si sabes?  
    Dorotea Un su primo  
      donado, que es un santo.  
    Cristina ¡Ay Dorotea,  
      cómo los canonizas!  
    Dorotea Oye, hermana,  
      que los músicos suenan, y el barbero,

    2290

      gran bailarín, es éste que aquí sale.  
    Muñoz ¡Vive el cielo!, que es cosa de los cielos  
      el entremés.  
    Ocaña Aquel viejo me enfada;  
      que le he da dar, pondré, una bofetada.  

     

      Entran los músicos y el barbero, danzando al son deste romance:

     

    [Músicos] De los danzantes la prima

    2295

      es este barbero nuestro,  
      en el compás acertado,  
      y en las mudanzas ligero.  
      Puede danzar ante el rey,  
      y aqueso será lo menos,

    2300

      pues alas lleva en los pies  
      y azogue dentro del cuerpo.  
      Anda, aguija, salta y corre  
      aquí y allí como un trueno,  
      adóranle las fregonas,

    2305

      respétanle los mancebos.  
    Ocaña Oíganme, pido atención;  
      no gusto destos paseos,  
      deste dar coces al aire  
      y puntapiés a los vientos.

    2310

      Toquen unas seguidillas,  
      y entendámonos; y advierto  
      que se juegue limpiamente,  
      y sepan que no me duermo.  
    Muñoz ¿Hay tal Ocaña en el mundo?

    2315

      ¿Hay tal lacayo en el cielo?  
    Barbero Alto, pues; vayan seguidas.  
    Cristina Sí, amigo, porque bailemos.  

     

    Músicos Madre, la mi madre,  
      guardas me ponéis;

    2320

      que si yo no me guardo,  
      mal me guardaréis.  

     

    Torrente Esto sí, ¡cuerpo del mundo!,  
      que tiene de lo moderno,  
      de lo dulce, de lo lindo,

    2325

      de lo agradable y lo tierno.  

     

    Músicos Dicen que está escrito,  
      y con gran razón,  
      que es la privación  
      causa de apetito.

    2330

      Crece en infinito  
      encerrado amor;  
      por eso es mejor  
      que no me encerréis:  
      que si yo no me guardo...

    2335

     

    Ocaña Ya les he dicho que bailen  
      a lo templado y honesto:  
      que no gusto que se beban  
      de las niñas el aliento.  
    Barbero ¡Por vida del so lacayo,

    2340

      que nos deje, que aquí haremos  
      lo que más nos diere gusto!  
    Ocaña Bailen: después nos veremos.  

     

    Músicos Es de tal manera  
      la fuerza amorosa

    2345

      que a la más hermosa  
      vuelve en quimera.  
      El pecho de cera,  
      de fuego la gana,  
      las manos de lana,

    2350

      de fieltro los pies:  
      que si yo no me guardo,&c.  

     

    Torrente Tampoco a mí me contentan  
      estas vueltas ni floreos:  
      que se requiebran bailando,

    2355

      pues son requiebros los quiebros.  
    Músicos Señores lacayos, vayan  
      y monden la haza, y déjennos.  
    Ocaña Musiquillo de mohatra,  
      canta y calla, que queremos

    2360

      estar aquí a tu pesar.  
    Músicos Está bien dicho; cantemos.  

     

      Que tiene costumbre  
      de ser amorosa,  
      como mariposa

    2365

      se va tras su lumbre,  
      aunque muchedumbre  
      de guardas le pongan,  
      y aunque más propongan  
      de hacer lo que hacéis:

    2370

      que si yo no me guardo...  

     

    Torrente Varilla de volver tripas,  
      no hagas tantos meneos;  
      lagartija almidonada,  
      baila a lo grave y compuesto.

    2375

    Dorotea Bodegón con pies, camine,  
      que aquí no le conocemos;  
      calle o pase, porque olisca  
      a lacayo y a gallego.  
    Muñoz Éstas sí que son matracas,

    2380

      que tienen del caballero,  
      de lo ilustre y de lo lindo,  
      de lo propio y lo risueño.  
    Ocaña Bailar quiero con Cristina.  
    Torrente No con mi consentimiento.

    2385

      ¿No se acuerda el sor Ocaña  
      que a mí me dio su pañuelo,  
      y que, en fe de ser su cuyo,  
      sobre ella dominio tengo,  
      y que los rayos del sol

    2390

      no la han de tocar, si puedo?  
    Ocaña ¿Y no sabe el so Torrente  
      que soy aquel que merezco  
      bailar con un arzobispo,  
      aunque sea el [de] Toledo?

    2395

    Cardenio ¿No pasa el baile adelante?  
    Ocaña No; que ha de pasar primero  
      de Ocaña la valentía,  
      su venganza y su denuedo.  
    Torrente ¡Ay narices derribadas

    2400

      y tendidas por el suelo!  
      Pero toma esta respuesta:  
      de Tarpeya mira Nero.  
    Muñoz Diole. ¡Mal haya la farsa  
      y el autor suyo primero!

    2405

      Pero yo no di esta traza,  
      ni escribí tal en mis versos.  
    Barbero ¡Pasado de parte a parte  
      está el pobre Ocaña!  
    Marcela ¡Ay cielos!  
    Barbero Yo les tomaré la sangre,

    2410

      que para esto soy barbero.  
    Dorotea ¡Mi señora se desmaya!  
    D. [Antonio] Yo tengo la culpa desto,  
      pues que sabía que Ocaña  
      es buzaque en todo tiempo.

    2415

    Barbero ¡Paños, estopas, aguijen;  
      tráiganme claras de huevos!  
    Cardenio ¡Huye, traidor enemigo;  
      huye, traidor, que le has muerto!  
    Torrente Mire si halla mis narices,

    2420

      porque sin ellas no pienso  
      salir un paso de casa.  
    Cardenio ¡Sal, que le has muerto!  
    Torrente ¡No quiero!  
    Dorotea ¡Ay, sin ventura, señora!  
    D. [Antonio] Las dos llevadla allá dentro.

    2425

      Miren quién llama a esa puerta.  
      ¡Y la rompen! ¿Qué es aquesto?  
    D. Francisco Yo pondré que es la justicia,  
      que a los llantos lastimeros  
      destas muchachas acude.

    2430

    Cristina Aqueso tengo yo bueno:  
      que no lloraré una lágrima  
      si viese a mi padre muerto;  
      y más, viéndome vengada  
      destos dos amantes ciegos,

    2435

      importunos, maldicientes,  
      socarrones, sacrílegos,  
      pobres, sobre todo, y ruines:  
      ¡mirad qué estremos estremos!  

     

      Entran un alguacil y un corchete.

     

    Alguacil ¿Qué guitarra es aquésta?

    2440

    Corchete Aquí hay sangre. ¿Qué es aquesto?  
    Torrente Yo soy, que estoy sin narices.  
    Ocaña Y yo, que estoy casi muerto.  
    alguacil No se me vaya ninguno;  
      cierren esas puertas luego.

    2445

    Muñoz De aquí habremos d[e] ir...  
    Dorotea ¿Adónde?  
    Muñoz A la cárcel, por lo menos.  
    D. [Antonio] ¿No la habéis echado el agua?  
    Dorotea Ya vuelve en sí.  
    Corchete ¿Qué haremos?  
      ¿Han de ir a la cárcel todos?

    2450

    Alguacil El caso sabré primero.  
    Torrente ¡Que tengo de ir a Turpia!  
    Ocaña ¡Que esté tan cerca mi entierro!  
      ¡Mete la tienta, cuitado,  
      con más blandura y más tiento!

    2455

    Barbero Más de dos palmos le cuela.  
    Ocaña Si yo cuatro azumbres cuelo,  
      no es bien se mire conmigo  
      en dos varas más o menos.  
    Corchete Veamos estas narices.

    2460

    Torrente Paso, detente, reniego  
      de tus pies y de tus patas:  
      que las pisas, y tendremos  
      que enderezarlas si acaso  
      quedan chatas.  
    Corchete Yo no veo

    2465

      en el suelo tus narices.  
    Torrente Verdad, porque aquí las tengo.  
    Muñoz ¡Milagro, milagro, y grande!  
    Ocaña Tú, compasivo barbero,  
      por lo hueco de una bota

    2470

      entraste la tienta a tiento.  
    D. [Antonio] Luego, ¿todo esto es fingido?  
    Ocaña Sí, señor.  
    D. [Antonio] ¡Por Dios del cielo!,  
      que estoy por hacer que salga  
      lo que es fingido por cierto.

    2475

      ¡Desnudar, donde hay mujeres,  
      espadas!  
    Torrente ¡Ah, señor bueno,  
      qué mal sientes de sus bríos!  
    D. [Antonio] Digo que sois majadero.  
    Alguacil Luego, ¿todo aquesto es burla?

    2480

    Ocaña Todo aquesto es burla luego,  
      pero después serán veras.  
    Cardenio ¡Qué buen relente tenemos!  
    D. Francisco El picón, por Dios bendito,  
      que ha sido de los más buenos

    2485

      que he visto hacer en mi vida.  
    Dorotea ¿Bailaremos más?  
    Cristina Bailemos.  
    Marcela. No, porque aún no estoy en mí  
      del sobresalto, y deseo  
      reparar el accidente

    2490

      que me ha puesto en recio estremo.  
    D. [Antonio] Entraos, hermana.  
    Marcela Vení  
      conmigo vosotras.  
    Torrente Demos  
      sobresaltado remate  
      al principio de sosiego.

    2495

     

      Éntranse Cristina, Marcela y Dorotea.

     

    Alguacil De que todo sea comedia,
      y no tragedia, me alegro;
      y así, a mi ronda, señores,
      con vuestra licencia, vuelvo.

     

      Éntranse el alguacil y el corchete.

     

    Cardenio Ocaña y Torrente, digo

    2500

      que el asunto fue discreto  
      del picón, y que se hizo  
      con propiedad en estremo.  
    Muñoz El principio todo es mío,  
      pero no lo fue el progreso;

    2505

      el perulero y Ocaña  
      tienen el diablo en el cuerpo.  
    Ocaña Miren la herida por quien  
      metió la tienta el barbero,  
      que, mientras es más profunda,

    2510

      más vida y bien me prometo.  

     

      Enseña una bota de vino.

     

    Torrente Preguntar quiero otra vez,  
      mis señores mosqueteros,  
      quién ha de llevar la gala  
      de los trocados pañuelos.

    2515

      Pensadlo para otra vez,  
      que en este sitio saldremos  
      con preguntas más agudas,  
      con entremeses más buenos.  
      Y advertid que soy Torrente,

    2520

      perulero por lo menos,  
      y os daré selvas de plata  
      y mil montes de oro llenos.  
    Ocaña Hermanos, yo soy Ocaña,  
      lacayo, mas no gallego;

    2525

      sé brindar y sé gastar  
      con amigos cuanto tengo.  

     

      Éntranse todos.
      Entran Don Silvestre de Almendárez, el verdadero, con una gran cadena de oro, o que le parezca, y Clavijo, su compañero.

     

    D. Silvestre Si no llega al retrato su hermosura,  
      y della ha declinado alguna parte,  
      podrá buscar en otra su ventura.

    2530

    Clavijo Señor, lo que yo puedo aconsejarte  
      es que procures que la vista sea  
      la que desta verdad ha de informarte;  
      y si tu prima acaso fuere fea,  
      no faltarán escusas con que impidas

    2535

      el lazo que se teme y se desea:  
      que, a darle el matrimonio por dos vidas,  
      las glorias que no diera la primera,  
      fueran en la segunda prevenidas.  
      Un nudo solo dado a la ligera,

    2540

      aprieta, est[r]echa y liga de tal suerte,  
      que dura hasta la hora postrimera.  
      No fue de Gordïano el lazo fuerte  
      tan duro de romper como este ñudo,  
      que sólo se desata con la muerte.

    2545

      Mancebo eres, pero muy sesudo,  
      y así, de que has de hacer como discreto  
      tan confiado estoy, que en nada dudo.  
    D. Silvestre De seguir tus consejos te prometo.  
      Ésta es buena coyuntura,

    2550

      porque imagino que es ésta  
      mi prima.  
    Clavijo Como es hoy fiesta,  
      saldrá a misa.  
    D. Silvestre ¡Gran ventura!  
      De mi primo ésta es la casa.  
      Ella es; no hay qué dudar.

    2555

    Clavijo Toda la puedes mirar,  
      si es que descubierta pasa.  

     

      Salen Marcela y Dorotea, con mantos, y detrás Quiñones, con una almohada de terciopelo, y Muñoz, que lleva a Marcela de la mano.

     

    Marcela Delantero cargó Ocaña,  
      Muñoz, en el entremés.  
    Muñoz ¿No sabes, señora, que es

    2560

      el mayor cuero de España?  
    Marcela Desenvainar las espadas,  
      me dio pena.  
    Muñoz Aquellas monas  
      nunca las sacan tizonas,  
      porque todas son coladas.

    2565

      Embebe como esponja  
      vino Ocaña, y aun Torrente  
      bebe como hombre valiente,  
      sin melindre y sin lisonja.  
    Marcela ¿Don Silvestre queda en casa?

    2570

    Dorotea Sí, señora; y acostado.  
    Marcela Mi primo es tan regalado,  
      que ya de lo honesto pasa.  
      ¿Traes, Dorotea, las Horas?  
    Dorotea Sí, señora.  
    Muñoz El corazón

    2575

      me dice que hoy el sermón  
      tiene de durar tres horas.  

     

      Al pasar, don Silvestre y Clavijo hacen a Marcela una gran reverencia, y ella, ni más ni menos.

     

      Pero yo le oiré de modo  
      que fastidio no me pille.  
    Marcela Luego, ¿no pensáis oílle? 2580
    Muñoz Alguna parte, no todo.  

     

      Éntrase Marcela, Muñoz, Dorotea y Quiñones.

     

    D. Silvestre Ésta es Marcela, mi prima,  
      y el retrato le parece.  
    Clavijo Por cierto que ella merece  
      ser tenida por la prima

    2585

      de hermosura y gentileza,  
      y estaría en perfección  
      grande, si su discreción  
      llega donde su belleza.  
    D. Silvestre Primo y don Silvestre dijo,

    2590

      y que quedaba acostado,  
      y que era muy regalado:  
      ¿qué infieres desto, Clavijo?  
    Clavijo De lo que pueda inferir,  
      ingenio no se resuelve;

    2595

      mas el escudero vuelve,  
      que nos lo podrá decir.  

     

      Vuelve Muñoz.

     

    Muñoz Viejo en pie, largo sermón,  
      temblores de puro frío,  
      y el estómago vacío,

    2600

      no llaman la devoción.  
      Aquí, al sol estaré, en tanto  
      que se quiebra la cabeza  
      este fraile, rica pieza,  
      que todos tienen por santo.

    2605

    Clavijo Díganos, señor galán:  
      ¿quién es aquesta señora  
      que entró de la mano ahora?  
    Muñoz ¿Adónde?  
    Clavijo En San Sebastián.  
    Muñoz Es Marcela de Almendárez,

    2610

      doncella la más garrida  
      que vive en toda la corte,  
      más honesta y recogida.  
      Es su hermano don Antonio  
      de Almendárez. Tiene en Indias

    2615

      un hermano de su padre,  
      rico a las mil maravillas,  
      un hijo del cual en casa  
      se huelga a pierna tendida,  
      esperando si de Roma

    2620

      el Padre Santo le envía  
      licencia para casarse  
      con Marcela, que es su prima.  
    D. Silvestre ¿Y llámase?  
    Muñoz Don Silvestre  
      de Almendárez, y es de Lima,

    2625

      y a nuestra casa llegó,  
      puedo decir, en camisa,  
      porque en una gran tormenta  
      echó al mar dos mil valijas  
      llenas de tejuelos de oro

    2630

      finísimo y plata fina,  
      y entre ellas fue mi bayeta,  
      que fue oída y no fue vista.  
    Clavijo ¡Válame Dios! ¡Grave caso!  
    Muñoz Éste que viene podría

    2635

      contaros el caso grave  
      con más luenga narrativa:  
      que se halló presente a todo,  
      con gran dolor de su anima.  
    D. Silvestre Ánima, querréis decir.

    2640

    Muñoz No me importa a mí una guinda  
      pronunciar con dinguindujes.  

     

      Entra Torrente.

     

    Torrente Muñoz, ¿en qué está la misa?  
    Muñoz En el misal: ahora empieza.  
    Torrente ¿Pasó por aquí Cristina?

    2645

    Muñoz Entre la cruz creo que andáis,  
      Torrente, y la agua bendita.  
      Bastan las de vuestro ojos,  
      sin buscar ajenas niñas;  
      que es Ocaña apitonado

    2650

      y sabe mucho de esgrima.  
    Torrente En este caso y en otros,  
      ¿mondo yo, por dicha, níspolas?  
      Y, cuando no, su cabeza  
      tiene de guardar la mía.

    2655

     

      Entra un cartero destos que andan por la corte dando las cartas del correo.

     

    Cartero ¿Don Antonio de Almendárez,  
      saben dónde vive, a dicha,  
      señores?  
    Muñoz Hombre de bien,  
      a la vuelta, en una esquina.  
      ¿Son de Roma?  
    Cartero Sí, señor.

    2660

    Muñoz La dispensación sería  
      que aguarda el gran peregrino  
      y la en beldad peregrina.  
      ¿Cuánto es el porte?  
    Cartero Un escudo.  
    Muñoz ¡Hoste, puto! Vaya y diga

    2665

      al mayordomo de casa  
      que le pague y la reciba.  

     

      Éntrase el cartero.

     

    Torrente Agora sí que tendremos  
      gusto abierto y rica jira,  
      regodeos hasta el tope,

    2670

      lautas y limpias comidas.  
      Mudaremos este pelo  
      de sayal con cebollinas  
      martas.  
    Muñoz Procurad que sean  
      ajunas, que sean más finas.

    2675

      Con tantos gustos, sin duda,  
      que olvidaréis la tormenta  
      que pasastes, que, a mi cuenta,  
      debió ser en la Bermuda:  
      que siempre en aquel paraje

    2680

      hay huracanes malignos.  
    Torrente Tanto, que de peregrinos  
      hicimos pleito homenaje  
      yo y mi señor don Silvestre;  
      mas yo tengo por lunático

    2685

      quien sube en caballo acuático,  
      cuando le tiene terrestre.  
      A la sorda y a la muda  
      íbamos muy sin placer,  
      cuando llegamos a ver

    2690

      la venta de la Barbuda;  
      pero tenía cerradas  
      las puertas, si viene a mano,  
      y no hay fiarse cristiano  
      de viejas que son barbadas.

    2695

    D. Silvestre Y la canal de Bahama,  
      ¿pasóse sin detrimento?  
    Torrente Otra canal yo no siento  
      que aquesta por do derrama  
      sus dulces licores Baco.

    2700

    Clavijo ¿Dónde se alijó el navío?  
    Torrente No le alijó el señor mío,  
      que le tuvo por bellaco;  
      y más, que espera tener  
      hijos en su prima hermosa.

    2705

    Muñoz La respuesta, aunque graciosa,  
      nos ha de echar a perder.  
    D. Silvestre ¿En el golfo de las Yeguas  
      sería el trance crüel?  
    Torrente Creo que pasamos dél

    2710

      desviados cuatro leguas.  
    Clavijo ¿Y dónde se tomó tierra?  
    Torrente En el suelo.  
    D. Silvestre Dice bien.  
    Muñoz Vuesas mercedes nos den  
      licencia.  
    D. Silvestre Donaire encierra

    2715

      el peregrino, en verdad:  
      que, si aspirara a piloto,  
      que yo le diera mi voto  
      con poca dificultad,  
      porque describe los puertos

    2720

      y los golfos bravamente.  
    Muñoz Es estimado Torrente  
      de los pilotos más ciertos  
      que encierra Guadalcanal,  
      Alanís, Jerez, Cazalla.

    2725

    Torrente Baco en sus Indias se halla,  
      pasando por mi canal.  
    Muñoz Si la plática no atajo  
      en ocasión oportuna,  
      vos os veis, sin duda alguna,

    2730

      Torrente amigo, en trabajo.  

     

      Éntranse Torrente y Muñoz.
      Salen Don Antonio, Don Francisco y Don Ambrosio (trae un papel en la mano).

     

    D. Ambrosio Si desto albricias no dais,  
      o esta verdad no creéis,  
      ni de mi mal os doléis,  
      ni de mi bien os holgáis.

    2735

      Tras la noche triste mía,  
      amarga, lóbrega, escura,  
      hizo salir la ventura  
      claro sol y alegre día.  
      Por las levantadas cumbres

    2740

      de imposibles que temí,  
      mi luz clara salir vi  
      llena de piadosas lumbres,  
      que como nortes me guían  
      al puerto con dulces modos,

    2745

      y de los peligros todos  
      del mar de amor me desvían.  
      Ya Marcela ha parecido,  
      y con esa letra y firma  
      todos mis bienes confirma;

    2750

      ya, cual veis, soy su marido.  
    D. [Antonio] ¿Sabéis vos que ésta es su mano  
      y firma?  
    D. Ambrosio Sin duda alguna.  
    D. [Antonio] Con tan próspera fortuna,  
      bien es que os mostréis ufano;

    2755

      pero de su padre sé  
      que la casa en otra parte.  
    D. Ambrosio Él ni nadie será parte  
      a que se rompa la fe  
      que con sangre vien[e] escrita

    2760

      en ese papel que veis.  
    D. [Antonio] Haga Amor que la gocéis  
      luengo tiempo en paz bendita.  
      Tomad, y hágaos buen provecho  
      vuestra ventura estremada.

    2765

    D. Francisco La mujer determinada  
      pone a todo trance el pecho.  
      Pero veis aquí do viene,  
      el padre de vuestra esposa.  
    D. Ambrosio Esperarle aquí no es cosa

    2770

      que a mis designios conviene.  

     

      Entra el padre de Marcela, y vase Ambrosio, y entra también Ocaña.

     

    Padre Como fue demanda honesta  
      la que os hice, vengo a ver  
      si vino a corresponder  
      con mi intención la respuesta,

    2775

      que ya en público la pido:  
      que no quiero que rodeos  
      encubran que mis deseos  
      no son de padre advertido.  
      Daré al señor don Antonio...,

    2780

      deste modo lo diré,  
      ...mi alma, pues le daré  
      a mi hija en matrimonio.  
      En ella le daré esposa  
      bien nacida, cual se sabe,

    2785

      y aun estremo adonde cabe  
      el mayor de ser hermosa;  
      una niña a quien apenas  
      el sol ni el viento han tocado;  
      un armiño aprisionado

    2790

      con religiosas cadenas;  
      una que son sus cuidados  
      de simple y tierna doncella;  
      y ofrezco en dote con ella  
      de renta dos mil ducados.

    2795

    D. [Antonio] Con mucho gusto, señor  
      don Pedro Osorio, hiciera  
      lo que tan bien me estuviera,  
      mirando a vuestro valor;  
      mas la señora Marcela

    2800

      ha ganado por la mano  
      a vuestro intento tan sano,  
      que en honrarla se desvela:  
      ella se ha escogido esposo,  
      que es el que salió de aquí.

    2805

    Padre ¿Mi hija Marcela?  
    D. Francisco Sí.  
    Padre Padre triste, viejo astroso,  
      ¿qué escuchas? ¿Cómo es aquesto?  
    D. Francisco Una cédula le ha dado  
      de su mano, donde ha echado

    2810

      de lo que es amor el resto.  
    Padre ¿Será falsa?  
    D. Francisco Podría ser;  
      pero imagino que no.  
    Padre Pues, ¿para qué os la mostró?  
    D. [Antonio] Turba el sentido el placer.

    2815

    [Padre] Primero que él la vea,  
      primero que él la toque,  
      primero que la goce,  
      ha de perder la vida, o yo la mía.  
      ¡Que venga un embustero,

    2820

      con sus manos lavadas,  
      y no limpias por esto,  
      y el alma os robe y saque de las carnes...!  
      Mitades son del alma  
      los hijos; mas las hijas

    2825

      son mitad más entera,  
      por cuyo honor el padre ha de ser lince.  
    Ocaña Por Cristo benditísimo,  
      que la razón le sobra  
      por cima los tejados

    2830

      a este pobre señor, de quien me duelo.  
      ¡Que aquestos pisaverdes,  
      aquestos tiquimiquis  
      de encrespados copetes,  
      se anden a pescar bobas con embustes...!

    2835

    D. [Antonio] Majadero, ¿qué es esto?  
    Ocaña Yo callo y me arrepiento  
      de lo dicho.  
    D. [Antonio] Mostrenco,  
      ¿de cuándo acá os metéis vos en docena?  
    Ocaña ¡Que no pueda hacer baza

    2840

      yo con este mi amo,  
      y, si a las discreciones  
      jugamos, quince y falta puedo darle...!  
    Padre No os quiero pedir nada,  
      ni es razón que os la pida,

    2845

      hijo, que, si lo fuérades,  
      remozara mis canas y mis días.  
      ¡Hijas inobedientes,  
      que al curso de los años  
      anticipáis el gusto,

    2850

      destrúyaos Dios, los cielos os maldigan!  

     

      Éntrase el padre.

     

    D. [Antonio] ¡Mi gozo está en el pozo!  
    D. Francisco ¿Y si es falsa la cédula?  
    D. [Antonio] Aunque lo sea, amigo,  
      ya el honor titubea de Marcela.

    2855

      Cuanto más, que se sabe  
      que es bueno don Ambrosio,  
      y no levantaría  
      tan grande testimonio.  
    D. Francisco Así lo creo.  
    D. [Antonio] Doncella de escritorios,

    2860

      de públicas audiencias,  
      de pruebas y testigos,  
      no es para mí.  
    Ocaña ¡Sentencia aristotélica!  

     

      Entran Torrente y Cardenio.

     

    Torrente ¿A cuándo, cuitado, aguardas?  
      ¿Qué diligencias has hecho

    2865

      que te sean de provecho?  
      ¿A qué esperas? ¿A qué tardas?  
      Lugar tienes y ocasión  
      para rogar y fingir.  
    Cardenio Yo tengo para morir,

    2870

      no para hablar, corazón.  
    Torrente Tu silencio ha de ser causa  
      de toda tu desventura.  
    Cardenio Su honestidad y hermosura  
      ponen en mi intento pausa.

    2875

      Al cabo habré de morir  
      callando.  
    Torrente ¡Qué simple amante!  
    Cardenio Medroso, mas no ignorante.  
    Torrente Todo lo puedes decir.  

     

      Entran Marcela, Dorotea, Muñoz y Cristina, y Quiñones.

     

    Marcela La torpeza en vos se halla;

    2880

      caminad, que os valga Dios.  
    Ocaña Uno a uno, dos a dos,  
      juntado se ha gran batalla.  

     

      Entran Silvestre y Clavijo.
    D. Silvestre ¿Un don Silvestre está aquí  
      que tiene por sobrenombre

    2885

      Almendárez?  
    Cardenio Gentilhombre,  
      yo soy. ¿Qué queréis de mí?  
    D. Silvestre Dadme, señor, vuestros pies,  
      que soy grande servidor  
      de vuestro padre.  
    Cardenio Señor,

    2890

      cortés, mas no tan cortés.  
    D. Silvestre Diez mil pesos ensayados,  
      con vos, me escribe mi padre,  
      me envía, y tres mil mi madre.  
    Torrente Pesos serán bien pesados.

    2895

      Catorce mil se tragó  
      el mar, como soy testigo.  
    D. silvestre Trece mil son los que digo.  
    Torrente Catorce mil digo yo.  
    Cardenio Es verdad; yo recebí,

    2900

      señor, todo ese dinero;  
      pero el mar...  
    Clavijo Aquí no hay pero.  
    D. Silvestre Yo responderé por mí;  
      callad vos. También me envía  
      de vuestra prima un retrato.

    2905

    Torrente Sorbiósele el mar ingrato  
      sin guardarle cortesía.  
      Pensamos que se amansara  
      tocándole su figura,  
      y por respeto y mesura

    2910

      en su lecho se acostara;  
      pero fue tan mal mirado,  
      que alzó montes sobre montes,  
      y escondió los horizontes  
      y aun la faz del sol dorado.

    2915

    marcela No era reliquia el retrato.  
    Clavijo No; pero si él le arrojara  
      con devoción, se mostrara  
      manso el mar y el cielo grato.  
    Torrente Todo esto en la memoria

    2920

      no está, Muñoz, que nos diste,  
      y si nos caen en el chiste,  
      nuestra desdicha es notoria.  
    D. silvestre ¿Vuesa merced tiene, acaso,  
      otro hermano?  
    Cardenio Sí, señor.

    2925

    Muñoz No, señor. ¡Oh grande error!  
      ¡Mil sustos de muerte paso!  
    Clavijo ¿Cómo se llama?  
    Torrente Don Juan  
      de Almendárez.  
    D. Silvestre ¿Qué ed[a]d tiene?  
    Torrente Aquella que le conviene.

    2930

    Ocaña Examinándoles van,  
      y yo no sé para qué.  
    D. Silvestre ¿Tocaron en la Bermuda?  
    Torrente Ya he dicho desa Barbuda  
      otra vez lo que yo sé.

    2935

    D. Silvestre No ingenio, mas ignorancia,  
      es fabricar la maldad,  
      de quien está la verdad,  
      no dos dedos de distancia.  
      Yo soy, señor don Antonio,

    2940

      vuestro primo verdadero,  
      y de ser éste embustero  
      darán claro testimonio  
      mis papeles y el retrato  
      de mi señora Marcela.

    2945

    Muñoz ¡El alma se me revela!  
      ¡Si hoy no me muero, me mato!  
    D. Silvestre Dadme, señora, esos pies  
      por vuestro primo y esposo.  
    D. Francisco ¡Éste es caso prodigioso!

    2950

    Marcela Cortés, mas no tan cortés.  
    Torrente Tres días ha, desventurado,  
      que, por no querer hablar,  
      te has de ver, a bien librar,  
      en galeras y azotado.

    2955

      Embistiérasla, malino,  
      y no aguardaras a verte  
      en la desdichada suerte  
      y en el traje peregrino.  
    D. Francisco ¿Quién eres?  
    Cardenio Un estudiante.

    2960

    Torrente Y yo su capigorrón,  
      que tengo de socarrón  
      harto más que de ignorante.  
    Cardenio Solicitóme el amor  
      a entrar en esta conquista

    2965

      a la sombra de una lista...  
    Torrente Que la escribió este traidor  
      de Muñoz.  
    Muñoz ¡Dios sea conmigo!  
      ¡Llegó de Muñoz el fin!  
    D. [Antonio] ¡Ah escudero viejo y ruin!

    2970

    Ocaña Eso pido y eso digo.  
    Cardenio Estos soles sobrehumanos,  
      por quien mi mal crece y mengua,  
      pusieron freno a mi lengua,  
      como esposas a mis manos.

    2975

      En los rayos de sus ojos  
      se despuntaban los míos,  
      y nunca mis desvaríos  
      llegaron a darla enojos.  
      Si me queréis castigar,

    2980

      primero advertid, señores,  
      que los yerros por amores  
      son dignos de perdonar.  
    D. [Antonio] En albricias, el perdón  
      te diera, mas ten aviso

    2985

      que el Pontífice no quiso  
      conceder dispensación  
      entre mi primo y mi hermana.  
    Marcela Casamientos de parientes  
      tienen mil inconvenientes.

    2990

    Clavijo El favor todo lo allana.  
      Yo iré a Roma, y la traeré.  
    D. Silvestre Yo, aunque primo verdadero,  
      ni quedarme en casa quiero,  
      ni poner en ella el pie:

    2995

      que la honra de mi prima  
      ha de ir contino adelante,  
      sin que haya otro estudiante  
      que la asombre o que la oprima.  
    Cristina ¿No ha de haber un casamiento

    3000

      en esta casa jamás?  
    Ocaña Tú, Cristina, le harás,  
      si te ajustas a mi intento.  
    Cristina Yo me ajusto al de Quiñones.  
    Quiñones Pues yo no me ajusto al tuyo.

    3005

    Cristina ¿Tú, para no ser mi cuyo,  
      hallas razón?  
    Quiñones Y razones.  
    Cristina Ocaña, si me deseas,  
      vesme aquí.  
    Ocaña No es mi linaje  
      tal, que lo que arroja un paje

    3010

      escoja yo, ni tal creas.  
    Torrente A no estar temiendo aquí  
      la penca de algún verdugo,  
      ese arrojado mendrugo  
      le tomara para mí.

    3015

    Cristina ¡Malos años y mal mes!  
    Torrente Acordársete debía,  
      facinorosa arpía,  
      del pañuelo y entremés.  
    Marcela Con licencia de mi hermano

    3020

      y de mi primo, yo quiero  
      sentenciar al escudero  
      y al gran embustero indiano.  
      Trocará la mano el juego  
      a cuyas leyes me arrimo:

    3025

      quedarse ha en casa mi primo,  
      y él se salga della luego.  
      Lleve su vergüenza a cuestas,  
      que es la venganza mayor  
      que puede tomar Amor

    3030

      de invenciones como aquéstas.  
      A Muñoz le doy la pena  
      que da el arrepentimiento  
      y el destierro.  
    Muñoz Yo bien siento  
      ser ángel el que condena.

    3035

      Mi alma no se alboroza  
      con sentencia que es tan pía,  
      pues ve que yo merecía  
      azotes, si no coroza.  
    Ocaña Bien haya la lacayuna

    3040

      humilde y valiente raza,  
      pues que traiciones no traza  
      para subir su fortuna.  
      Junto a la caballeriza,  
      y al olor de su caballo,

    3045

      con sus bríndez, siento y hallo  
      que sus gustos soleniza.  
    Cristina De Quiñones desechada,  
      y de Ocaña no escogida,  
      aún no he de quedar perdida,

    3050

      porque espero ser ganada.  
      Hace quien se desespera  
      un grandísimo pecado,  
      y es refrán muy bien pensado  
      que tal vendrá que tal quiera.

    3055

    Dorotea Yo sola soy sin ventura.  
      Es tan corto el hado mío,  
      que no ha alcanzado mi brío  
      lo que impide la hermosura.  
      Nunca he sido requebrada,

    3060

      ni sé amor a lo que sabe;  
      mas esto y mucho más cabe  
      en la ventura quebrada.  
    Torrente Siento en aqueste desastre  
      sólo el perder a Cristina.

    3065

    Muñoz Camina, Muñoz, camina,  
      pobre, sin bayeta y sastre.  

     

      Éntrase.

     

    Dorotea Sin Marcela, don Antonio,
      se entra amargo el corazón.

     

      Éntrase.

     

    D. Silvestre Y yo sin dispensación.

    3070

     

      Éntrase.

     

    Cristina Cristina sin matrimonio.

     

      Éntrase.

     

    Clavijo Yo seguiré de mi amigo
      los pasos, medio contento.

     

      Éntrase.

     

    D. Francisco Yo alabaré el pensamiento  
      de don Antonio, a quien sigo.

    3075

     

      Éntrase.

     

    Marcela Yo quedaré en mi entereza,
      no procurando imposibles,
      sino casos convenibles
      a nuestra naturaleza.

     

      Éntrase.

     

    Ocaña Esto en este cuento pasa:

    3080

      los unos por no querer,  
      los otros por no poder,  
      al fin ninguno se casa.  
      Desta verdad conocida  
      pido me den testimonio:

    3085

      que acaba sin matrimonio  
      la comedia Entretenida.  

     

      Éntrase.

     

      Fin de la comedia

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    Última actualización: 16/12/97.