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COMEDIA FAMOSA DEL GALLARDO ESPAÑOL

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Jornada Tercera

Los que hablan en ella son:

ARLAXA.

MARGARITA.

VOZMEDIANO.

DON FERNANDO DE SAAVEDRA.

GUZMÁN.

BUITRAGO.

El CONDE DE ALCAUDETE.

DON MARTÍN.

DON JUAN DE VALDERRAMA.

ALIMUZEL.

ROAMA, moro.

AZÁN, rey de Argel.

El [REY] DEL CUCO.

El [REY] DE ALABEZ.

Y acompañamiento.

 

  Salen los Reyes del Cuco y Alabez, don Fernando, de moro; Alimuzel, Arlaxa y Margarita.

 

Cuco Hermosísima Arlaxa: tu belleza

2135

  puede volver del mesmo Marte airado  
  en mansedumbre su mayor braveza,  
  y dar leyes al mundo alborotado.  
Alabez Puedes, con tu estremada gentileza,  
  suspender los estremos del cuidado

2140

  que amor pone en el alma que cautiva,  
  y hacer que en gloria sosegada viva.  
Cuco Puede la luz desos serenos ojos  
  prestarla al sol, y hacerle más hermoso;  
  puede colmar el carro de despojos

2145

  del dios antojadizo y riguroso.  
Alabez Puede templar la ira, los enojos  
  del amante olvidado y del celoso;  
  puedes, en fin, parar, sin duda alguna,  
  el curso volador de la Fortuna.

2150

Arlaxa Nace de vuestra rara cortesía  
  la sin par que me dais dulce alabanza,  
  porque no llega la bajeza mía  
  adonde su pequeña parte alcanza.  
  Tendré por felicísimo este día,

2155

  pues en él toma fuerzas mi esperanza  
  de ver mis aduares mejorados,  
  viendo a sus robadores castigados.  
  Cien canastos de pan blanco apurado,  
  con treinta orzas de miel aún no tocada,

2160

  y del menudo y más gordo ganado  
  casi os ofrezco entera una manada;  
  dulce lebeni en zaques encerrado,  
  agrio yagurt. Y todo aquesto es nada  
  si mi deseo no tomáis en cuenta,

2165

  que en su virtud la dádiva se aumenta.  
Cuco Admitimos tu oferta, y prometemos  
  de vengarte de aquel que te ha ofendido;  
  que, en fe de haberte visto, bien podemos  
  mostrar el corazón algo atrevido.

2170

Alabez Arlaxa, queda en paz, porque tenemos  
  el tiempo limitado y encogido.  
Arlaxa Viváis alegres siglos y infinitos,  
  reyes del Cuco y Alabez invitos.  

 

  Vanse los reyes.

 

  Vuelve a seguir tu comenzada historia,

2175

  cristiana, sin que dejes cosa alguna  
  que puedas reducir a la memoria  
  de tu adversa o tu próspera fortuna.  
Margarita Pasadas penas en presente gloria  
  el contarlas la lengua no repugna;

2180

  mas si el mal está en ser que se padece,  
  al contarle, la lengua se enmudece.  
  «Quedé, si mal no me acuerdo,  
  en una mala respuesta  
  que dio mi bizarro hermano

2185

  a un caballero de prendas,  
  el cual, por satisfacerse,  
  muy malherido le deja.  
  Ausentóse y fuese a Italia,  
  según después tuve nuevas.

2190

  Tardó mi hermano en sanar  
  mucho tiempo, y no se acuerda  
  en mucho más de su hermana,  
  como si ya muerta fuera.  
  Vi que volaban los tiempos,

2195

  y que encerraban las rejas  
  el cuerpo, mas no el deseo,  
  que es libre y muy mal se encierra.  
  Vi que mi hermano aspiraba,  
  codicioso de mi hacienda,

2200

  a dejarme entre paredes,  
  medio viva y medio muerta.  
  Quise casarme yo misma;  
  mas no supe en qué manera  
  ni con quién; que pocos años

2205

  en pocos casos aciertan.  
  Dejóme un viejo mi padre,  
  hidalgo y de intención buena,  
  con el cual me aconsejase  
  en mis burlas y en mis veras.

2210

  Comuniquéle mi intento;  
  respondióme que él quisiera  
  que el caballero que tuvo  
  con mi hermano la pendencia,  
  fuera aquel que me alcanzara

2215

  por su legítima prenda,  
  porque eran tales las suyas,  
  que por estremo se cuentan.  
  Pintómele tan galán,  
  tan gallardo en paz y en guerra,

2220

  que en relación vi a un Adonis,  
  y a otro Marte vi en la Tierra.  
  Dijo que su discreción  
  igualaba con sus fuerzas,  
  puesto que valiente y sabio

2225

  pocas veces se conciertan.  
  Estaba yo a sus loores  
  tan descuidada y atenta,  
  que tomó el pincel la fama,  
  y en el alma las asienta;

2230

  y amor, que por los oídos  
  pocas veces dicen que entra,  
  se entró entonces hasta el alma  
  con blanda y honrada fuerza;  
  y fue de tanta eficacia

2235

  la relación verdadera,  
  que adoré lo que los ojos  
  no vieron ni ver esperan;  
  que, rendida a la inclemencia  
  de un antojo honrado y simple,

2240

  mudé traje y mudé tierra.  
  A mi sabio consejero  
  fuerzo a que conmigo venga;  
  que ánimo determinado,  
  de imposibles no hace cuenta.»

2245

Arlaxa No te suspendas; prosigue  
  tu bien comenzado cuento,  
  que ninguna cosa siento  
  en él que a gusto no obligue,  
  y aun a pesar.  
D. Fernando [Aparte] Y es de modo,

2250

  según que voy discurriendo,  
  que al alma va suspendiendo  
  con la parte y con el todo.  
Margarita «Enamorada de oídas  
  del caballero que dije,

2255

  me salí del monesterio,  
  y en traje de hombre vestíme.  
  Dejé el hermano y la patria,  
  y, entre alegre y entre triste,  
  con mi consejero anciano

2260

  a la bella Italia vine.  
  De la mitad de mi alma,  
  para que yo más le estime,  
  supe allí que en estacada  
  venció a tres, y quedó libre,

2265

  y que la parlera fama,  
  que más de lo que oye dice,  
  le trujo a encerrar a Orán,  
  que espera el cerco terrible.  
  En alas de mi deseo,

2270

  desde Nápoles partíme;  
  llegué a Orán, facilitando  
  cualquier dudoso imposible,  
  y, apenas pisé su arena,  
  cuando alborotada fuime

2275

  a saber, sin preguntallo,  
  de quien me tiene tan triste.  
  Dél supe, y pluguiera al cielo,  
  que consuela a los que aflige,  
  que nunca yo lo supiera.»

2280

D. Fernando Di presto lo que supiste.  
Margarita «Supe que a volverse moro,  
  cosa, a pensarla, imposible,  
  dejó los muros de Orán,  
  y que en vuestra secta vive.

2285

  Yo, por no vivir muriendo  
  entre sospechas tan tristes,  
  a trueco de ser cautiva,  
  todo el hecho saber quise;  
  y así, arrojada y ansiosa,

2290

  entre los cristianos vine,  
  de quien fue Nacor la guía,  
  que los trujo a lo que vistes.  
  Ya me quedé, y soy cautiva,  
  y ya os pregunto si vistes

2295

  a este cristiano que busco,  
  o a este moro que acogistes.  
  Llamábase don Fernando  
  de Saavedra, de insignes  
  costumbres y claro nombre,

2300

  como su fama lo dice.  
  Por él y por mi rescate,  
  si dél sabéis, se apercibe  
  mi lengua a ofreceros tanto,  
  que pase de lo posible.»

2305

  Ésta es mi historia, señores;  
  nunca alegre, siempre triste;  
  si os he cansado en contalla,  
  lo que me mandastes hice.  
Arlaxa Cristiana, de tu dolor

2310

  casi siento la mitad;  
  que tal vez curiosidad  
  fatiga como el amor.  
  Y al que te enciende en la llama  
  de amor con tantos estremos,

2315

  como tú, le conocemos  
  solamente por la fama.  
Alimuzel ¿Debajo de cuál estrella  
  ese cristiano ha nacido,  
  que aun de quien no es conocido

2320

  los deseos atropella?  
  Ese amigo por quien lloras,  
  y en quien pones tus tesoros,  
  las vidas quita a los moros,  
  y las almas a las moras.

2325

D. Fernando Que no es moro está en razón;  
  que no muda un bien nacido,  
  por más que se vea ofendido,  
  por otra su religión.  
  Puede ser que a ese español,

2330

  que agora tanto se encubre,  
  alguna causa le encubre,  
  como alguna nube al sol.  
  Mas dime: ¿quién te asegura  
  que, después de haberle visto,

2335

  quede en tu pecho bienquisto?  
  Que engendra amor la hermosura,  
  y si él carece della,  
  como imagino y aun creo,  
  faltando causa, el deseo

2340

  faltará, faltando en ella.  
Margarita La fama de su cordura  
  y valor es la que ha hecho  
  la herida dentro del pecho:  
  no del rostro la hermosura;

2345

  que ésa es prenda que la quita  
  el tiempo breve y ligero,  
  flor que se muestra en enero,  
  que a la sombra se marchita.  
  Ansí que, aunque en él hallase

2350

  no el rostro y la lozanía  
  que pinté en mi fantasía,  
  no hay pensar que no le amase.  
D. Fernando Con esa seguridad,  
  presto me ofrezco mostrarte

2355

  al que puede asegurarte  
  el gusto y la libertad.  
  Muda ese traje indecente,  
  que en parte tu ser desdora,  
  y vístete en el de mora,

2360

  que la ocasión lo consiente;  
  y con Arlaxa y Muzel  
  los muros de Orán veremos,  
  donde, sin duda, hallaremos  
  tu piadoso o tu crüel;

2365

  que no es posible dejar  
  de hallarse en aquesta guerra,  
  si no le ha hundido la tierra  
  o le ha sorbido la mar.  
  Alimuzel, no te tardes;

2370

  ven, y mira que es razón;  
  que en semejante ocasión  
  no es bien parecer cobarde.  
Alimuzel Haz cuenta que a punto estoy.  
Arlaxa A mí nada me detiene.

2375

Margarita Ya veis si a mí me conviene  
  seguiros.  
D. Fernando Pues pase hoy;  
  y mañana, cuando dan  
  las aves el alborada,  
  demos a nuestra jornada

2380

  principio y al fin de Orán.  
  ¿Queda así?  
Alimuzel No hay que dudar.  
Arlaxa ¿Cómo te llamas, señora?  
Margarita Margarita; mar do mora[n]  
  gustos que me han de amargar.

2385

Arlaxa Ven, que el amor favorece  
  siempre a honestos pensamientos.  
D. Fernando ¡Qué atropellados contentos  
  la ventura aquí me ofrece!  

 

  Éntranse todos.
  Sale Buitrago, solo, a la muralla.

 

[Buitrago.] ¡Arma, arma, señor, con toda priesa!;

2390

  porque en el charco azul columbro y veo  
  pintados leños de una armada gruesa  
  hacer un medio círculo y rodeo;  
  el viento el remo impele, el lienzo atesa;  
  el mar tranquilo ayuda a su deseo.

2395

  Arma, pues, que en un vuelo se avecina,  
  y viene a tomar tierra a la marina.  

 

  A la muralla, el Conde y Guzmán.

 

Conde Turcos cubren el mar, moros la tierra;  
  don Fernando de Cárcamo al momento  
  a San Miguel defienda, y a la guerra

2400

  se dé principio con furor sangriento.  
  Mi hermano, que en Almarza ya se encierra,  
  mostrará de quién es el bravo intento;  
  que este perro, que nunca otra vez ladre,  
  es el que en Mostagán mordió a su padre.

2405

Guzmán Mal puedes defenderle la ribera.  
Conde No hay para qué, si todo el campo cubre  
  del Cuco y Alabez la gente fiera,  
  tanta, que hace horizonte lo que encubre,  
  y los que van poblando la ladera

2410

  de aquel cerro empinado que descubre  
  y mira esento nuestros prados secos,  
  son los moros de Fez y de Marruecos.  
  Coronen las murallas los soldados,  
  y reitérese el arma en toda parte;

2415

  estén los artilleros alistados,  
  y usen certeros de su industria y arte;  
  los a cosas diversas diputados  
  acudan a su oficio, y dese a Marte  
  el que a Venus se daba, y haga cosas

2420

  que sean increíbles de espantosas.  

 

  Éntrese de la muralla el Conde y Guzmán.

 

Buitrago Ánimas, si queréis que al ejercicio  
  vuelva de mis plegarias y rosario,  
  pedid que me haga el cielo beneficio  
  que siquiera no falte el ordinario;

2425

  que, aunque de Marte el trabajoso oficio  
  en mi estómago pide estraordinario,  
  con diez hogazas que me envíe, sienta  
  que a seis bravos soldados alimenta.  

 

  Éntranse, y suenan chirimías y cajas.
  Entra Azán Bajá y Bairán con el Rey del Cuco y el Alabez.

 

Bairán Don Francisco, el hermano del valiente

2430

  don Juan, que naufragó en la Herradura,  
  apercibe gran número de gente,  
  y socorrer a esta ciudad procura.  
  Don Álvaro Bazán, otro excelente  
  caballero famoso y de ventura,

2435

  tiene cuatro galeras a su cargo,  
  y éste ha de ser de tu designio embargo.  
Azán Su arena piso ya; de Orán colijo  
  no aquella lozanía que dijiste:  
  sólo por tocar arma ya me aflijo,

2440

  y ver quién será aquel que me resiste.  
Alabez Quien al padre venció vencerá al hijo.  
  No hay que esperar, ¡oh grande Azán!, embiste;  
  que el tiempo que te tardas, ése quitas  
  a tus vitorias raras e infinitas.

2445

 

  Entren a esta sazón Arlaxa y Margarita, en hábito de moro; Don Fernando como moro, y Alimuzel.

 

Cuco Tienes presente, ¡oh rey Azán!, la gloria  
  de la África y la flor de Berbería;  
  un ángel es que anuncia tu vitoria,  
  que el cielo, donde él vive, te le envía.  
Azán Tendré yo para siempre en la memoria

2450

  esta merced, ¡oh gran señora mía!,  
  bella y sin par Arlaxa, en cuanto el cielo  
  pudo de bien comunicar al suelo.  
  ¿Qué buscas entre el áspero ruïdo  
  del cóncavo metal, que, el aire hiriendo,

2455

  no ha de llevar a tu sabroso oído  
  de Apolo el son, mas el de Marte horrendo?  
Arlaxa El tantarán del atabal herido,  
  el bullicio de guerra y el estruendo  
  de gruesa y disparada artillería

2460

  es para mí suave melodía.  
  Cuanto más, que yo vengo a ser testigo  
  de tus raras hazañas y excelentes,  
  y a servirte estos dos truje conmigo,  
  que cuanto son gallardos son valientes.

2465

Azán De agradecer tanta merced me obligo  
  cuando corran los tiempos diferentes  
  de aquéstos, porque el fruto de la guerra  
  en la paz felicísima se encierra.  

 

  Entra Roama, moro, con un cristiano galán atadas las manos.

 

Roama El bergantín que de la Vez se llama

2470

  cautivaron anoche tus fragatas;  
  y éste, que es un don Juan de Valderrama,  
  venía en él.  
Azán ¿Por qué no le desatas?  

 

  Como entra el cautivo, se cubre Margarita el rostro con un velo.

 

Alabez ¿Cómo sabes su nombre tú, Roama?  
Roama Él me lo ha dicho así.  
Azán Pues mal le tratas;

2475

  si es caballero, suéltale las manos.  
D. Juan ¿Qué es lo que veo, cielos soberanos?  

 

  Mira a Don Fernando.

 

Azán ¿De qué tierra eres, cristiano?  
D. Juan De Jerez de la Frontera.  
Azán ¿Eres hidalgo o villano?

2480

Alabez Vestir de aquella manera  
  los villanos no es muy llano.  
D. Juan Caballero soy.  
Azán ¿Y rico?  
D. Juan Eso no; pues que me aplico  
  a ser soldado, señal

2485

  que de bienes me va mal;  
  y esto os juro y certifico.  
Alabez De cristianos juramentos  
  está preñada la tierra,  
  lleno el mar, densos los vientos.

2490

Azán ¿Y venías...?  
D. Juan A la guerra.  
Azán ¡Honrados son tus intentos!  
Margarita ¡Éste es mi hermano, señora!  
Arlaxa Disimula como mora,  
  y cúbrete el rostro más.

2495

Cuco ¡Buena guerra agora harás!  
D. Juan ¿Y cómo la hago agora?  
Azán ¿Qué nuevas hay en España?  
D. Juan No más de la desta guerra,  
  y que ya estás en campaña.

2500

Azán Dirán que mi intento yerra  
  en emprender tal hazaña;  
  el socorro aprestarán,  
  el mundo amenazarán,  
  y, estándole amenazando,

2505

  llegarán a tiempo cuando  
  yo esté en sosiego en Orán.  
  Preséntote este cristiano,  
  Arlaxa, como en indicio  
  de lo que en servirte gano;

2510

  y acepta el primer servicio  
  que recibes de mi mano;  
  que otros pienso de hacerte  
  con que mejores la suerte  
  de tu aduar saqueado.

2515

Arlaxa Tenga el grande Alá cuidado,  
  grande Azán, de engrandecerte.  
Azán Vamos, que Marte nos llama  
  a ejercitar el rigor  
  que enciende tu ardiente llama.

2520

Arlaxa Mahoma te dé favor  
  que aumente tu buena fama.  
  Ven, cristiano, y darme has cuenta  
  de quién eres.  

 

  Éntranse todos, excepto Don Juan y Don Fernando.

 

D. Juan ¡No consienta  
  el cielo que éste sea aquel

2525

  que, enamorado y crüel,  
  pudo hacerme honrada afrenta!  
D. Fernando Escucha, cristiano, espera.  
D. Juan Ya espero, ya escucho, y veo  
  lo que nunca ver quisiera,

2530

  si me pinta aquí el deseo  
  esta visión verdadera.  
D. Fernando ¿Qué murmuras entre dientes?  
D. Juan ¿Qué me quieres?  
D. Fernando Que me cuentes  
  quién eres.  
D. Juan Pues, ¿qué te importa?

2535

D. Fernando Hacer tu desgracia corta.  
D. Juan [Aparte] ¡Podrá ser que me la aumentes!  
  Muestran que no es opinión  
  los sobresaltos que paso,  
  mas cosa puesta en razón,

2540

  que, sin duda, hace caso  
  tal vez la imaginación,  
  pues pienso que estoy mirando  
  el rostro de don Fernando,  
  su habla, su talle y brío;

2545

  pero que esto es desvarío  
  su traje me va mostrando.  
D. Fernando ¿Todo ha de ser murmurar,  
  cristiano?  
D. Juan Perdona, moro,  
  que no me dejan guardar

2550

  el cortesano decoro  
  las ansias de mi pesar.  
  Y más, que tú me enmudeces;  
  porque tanto te pareces  
  a un cristiano, que me admiro,

2555

  que le veo si te miro,  
  y él mismo en ti mismo ofreces.  
D. Fernando En Orán hay un cristiano  
  que dicen que me parece  
  como esta mano a esta mano,

2560

  y que si acaso se ofrece  
  vestir hábito africano,  
  ningún moro hay que le vea  
  que no diga que yo sea,  
  y juzgue con evidencia

2565

  que sólo nos diferencia  
  su vestido y mi librea.  
  No le he visto y voy trazando  
  verle, que verle deseo,  
  ya en paz, o ya peleando.

2570

D. Juan ¿Cómo se llama?  
D. Fernando Yo creo  
  que se llama don Fernando,  
  y tiene por sobrenombre  
  Saavedra.  
D. Juan Ése es el hombre  
  por quien con mil males lucho.

2575

D. Fernando Desa manera, no es mucho  
  que mi presencia te asombre.  

 

  Entra Roama, el moro.

 

Roama Arlaxa y Fátima están  
  esperándote, cautivo.  
D. Fernando Ve en paz; que, rendido Orán,

2580

  si el otro yo queda vivo,  
  tendrá remedio tu afán.  
D. Juan Estimo tu buen deseo;  
  mas, con todo aquesto, creo...;  
  pero no, no creo nada;

2585

  que es cosa desvariada  
  dar crédito a lo que veo.  

 

  Éntrase Don Juan y Roama.

 

D. Fernando Entre sospechas y antojos,  
  y en gran confusión metido,  
  va don Juan lleno de enojos,

2590

  pues le estorba este vestido  
  no dar crédito a sus ojos.  
  No se puede persuadir  
  que yo pudiese venir  
  a ser moro y renegar;

2595

  y así, se deja llevar  
  de lo que quise fingir.  
  Su confesión está llana,  
  y más lo estará si mira  
  y si conoce a su hermana;

2600

  que entonces no habrá mentira  
  que no se tenga por vana.  
  Pregunto: ¿en qué ha de parar  
  este mi disimular,  
  y este vestirme de moro?

2605

  En que guardaré el decoro  
  con que más me pueda honrar.  

 

  Éntrase.
  Tócase arma; salen a la muralla el Conde y Guzmán, y al teatro, Azán, el Cuco y Alabez.

 

Conde Veinte asaltos creo que son  
  los que han dado a San Miguel,  
  y éste, según es crüel,

2610

  me muestra su perdición.  
  No podrá más don Fernando  
  de Cárcamo.  
Guzmán No, sin duda;  
  mas, si no se le da ayuda,  
  su fin le está amenazando.

2615

  Fuerza que no se socorre,  
  haz cuenta que está rendida.  
Azán San Miguel va de vencida,  
  que gran morisma allá corre.  

 

  Suena mucha vocería de "¡Li, li, li!" y atambores; sale Roama.

 

Roama San Miguel se ha entrado ya,

2620

  y, sobre el muro español,  
  son tus medias lunas sol,  
  el más bello que hizo Alá.  
  Fuéronse a Mazalquivir  
  algunos que se escaparon.

2625

Azán Algún tanto dilataron  
  esos perros el vivir.  
Alabez Desta huida no se arguye  
  el refrán que el vulgo trata,  
  que es hacer puente de plata

2630

  al enemigo que huye.  
Cuco Hoy de aquel gran capilludo  
  las memorias quedarán  
  enterradas con Orán,  
  pues tú puedes más que él pudo.

2635

Azán ¡Valeroso don Martín,  
  que te precias de otro Marte,  
  espera, que voy a darte,  
  a tu usanza, un San Martín!  

 

  Éntranse todos.
  Salen Arlaxa y Margarita, cubierto el rostro con un velo, y Don Juan, como cautivo.

 

D. Juan Ayer me entró por la vista

2640

  cruda rabia a los sentidos,  
  y hoy me entra por los oídos,  
  sin haber quien la resista.  
  Ayer la suerte inhumana,  
  a quien mil veces maldigo,

2645

  me hizo ver mi enemigo,  
  y hoy me hace oír mi hermana.  
  Quítate el velo, señora,  
  y sacarme has de una duda  
  por quien tiembla el alma y suda.

2650

Margarita ¿Otra vez? No puedo agora.  
D. Juan ¡Ay Dios, que la voz es ésta  
  de mi buscada enemiga!  
Margarita Si el oírme te fatiga,  
  jamás te daré respuesta.

2655

D. Juan No me tengas más suspenso;  
  descúbrete, que me das,  
  mientra que cubierta estás,  
  un dolor que llega a inmenso.  
Arlaxa Fátima, por vida mía,

2660

  que te descubras; veremos  
  por qué hace estos estremos  
  este cristiano.  
Margarita Sí haría,  
  si no me importase mucho  
  encubrirme desta suerte.

2665

D. Juan Los ecos son de mi muerte  
  los que en esta voz escucho.  
Arlaxa Descúbrete, no te asombres;  
  que has de saber, si lo ignoras,  
  que nunca para las moras

2670

  los cristianos fueron hombres.  
  Ya no es nadie el que es esclavo;  
  no tienes que recelarte.  
Margarita Yo daré, por contentarte,  
  con mis designios al cabo.

2675

Arlaxa [Aparte] Que te conozca, no importa;  
  cuanto más, que has de negallo  
Margarita [Aparte] Dudosa en todo me hallo.  
Arlaxa [Aparte] Ten ánimo, no seas corta.  
Margarita Descúbrome; vesme aquí,

2680

  cristiano; mírame bien.  
D. Juan ¡Oh, el mismo rostro de quien  
  aquí me tiene sin mí!  
  ¡Oh hembra la más liviana  
  que el sol ha visto jamás!

2685

  ¡Oh hermana de Satanás  
  primero que no mi hermana!  
  Por ejemplos más de dos  
  he visto puesto en efeto  
  que, en perdiéndose el respeto

2690

  al mundo, se pierde a Dios.  
Arlaxa ¿Qué dices, perro?  
D. Juan Que es ésta  
  mi hermana.  
Arlaxa ¿Fátima?  
D. Juan Sí.  
Arlaxa ¡En mi vida vi ni oí  
  tan linda y graciosa fiesta!

2695

  ¡Tuya mi hermana! ¿Estás loco?  
  Mírala bien.  
D. Juan Ya la miro.  
Arlaxa ¿Qué dices, pues?  
D. Juan Que me admiro,  
  y en el juicio me apoco.  
  Por dicha, ¿hace Mahoma

2700

  milagros?  
Arlaxa Mil a montones.  
D. Juan ¿Y hace transformaciones?  
Arlaxa Cuando voluntad le toma.  
D. Juan ¿Y suele muda[r], tal vez,  
  en mora alguna cristiana?

2705

Arlaxa Sí.  
D. Juan Pues aquésta es mi hermana,  
  y la tuya está en Jerez.  
Arlaxa ¡Roama, Roama, ven!  

 

  Entra Roama.

 

Roama Señora; ¿qué es lo que mandas?  
Arlaxa Que pongas las carnes blandas

2710

  a este perro.  
Roama Está bien.  

 

  Vuélvese.

 

Arlaxa Con un corbacho procura  
  sacarle de la intención  
  una cierta discreción  
  que da indicios de locura.

2715

Margarita De cualquiera maleficio,  
  Arlaxa, que al hombre culpa,  
  le viene a sobrar disculpa  
  en la falta del juïcio.  
  No le castigues ansí

2720

  por cosa que es tan liviana.
D. Juan ¡J[u]ro a Dios que eres mi hermana,
  o el diablo está hablando en ti!

 

  Suena dentro asalto.

 

Arlaxa ¿No oyes, Fátima, que dan  
  asalto a Mazalquivir,

2725

  que hasta aquí se hace sentir  
  en el conflito en que están?  
  Deja a ese perro, y acude,  
  por si lo podremos ver.  

 

  Éntranse Arlaxa y Margarita.

 

Margarita Siempre te he de obedecer.

2730

D. Juan ¡Y quieren que desto dude!  
  Por ser grande la distancia  
  que hay de mi hermana a ser mora,  
  imagino que en mí mora  
  gran cantidad de ignorancia.

2735

  Estraño es el devaneo  
  con quien vengo a contender,  
  pues no me deja creer  
  lo que con los ojos veo.  

 

  Éntrase.
  Salen a la muralla Don Martín, el capitán Guzmán y Buitrago con una mochila a las espaldas y una bota de vino, comiendo un pedazo de pan.

 

D. Martín ¡Gente soberbia y crüel,

2740

  a quien ayuda la suerte,  
  no penséis que es éste el fuerte  
  tan flaco de San Miguel!  
  ¡Bravo Guzmán, gran Buitrago,  
  hoy ha de ser vuestro día!

2745

Buitrago (Bebe) Déjeme vueseñoría  
  que me esfuerce con un trago.  
  ¡Échenme destos alanos  
  agora de dos en dos,  
  porque yo les juro a Dios

2750

  que han de ver si tengo manos!  

 

  Salen al teatro Azán, el Cuco, el Alabez, Don Fernando y otros moros con escalas.

 

Azán Al embestir no se tarde;  
  porque quiero estar presente,  
  para honrar al que es valiente  
  y dar infamia al cobarde.

2755

  Muzel, una escala toma,  
  y muéstranos que te dan,  
  como a melionés galán,  
  manos las del gran Mahoma.  
  ¡Ea; al embestir, amigos;

2760

  amigos, al embestir;  
  que hoy será Mazalquivir  
  sepultura de enemigos!  

 

  Embisten; anda la grita; lleva Muzel una escala; sube por ella, y otro moro por otra; deciende al moro Buitrago, y don Fernando ase a Muzel y derríbale; pelea con otros, y mátalos. Todos han de caer dentro del vestuario. Desde un cabo mira Azán, el Cuco y el Alabez lo que pasa.

 

D. Fernando Ya no es tiempo de aguardar  
  a designios prevenidos,

2765

  viendo que están oprimidos  
  los que yo debo ayudar.  
  ¡Baja, Muzel!  
Alimuzel ¿Por ventura,  
  quiéresme quitar la gloria  
  desta ganada vitoria?

2770

D. Fernando Aún más mi intento procura.  
Alimuzel ¡Que me derribas! ¡Espera,  
  que ya abajo a castigarte!  
D. Fernando Aunque bajase el dios Marte  
  acá de su quinta esfera,

2775

  no le estimaré en un higo.  
  ¡Oh, cómo que trepa el galgo!  

 

   

 

Alimuzel Poco puedo y poco valgo  
  con este amigo enemigo.  
  ¿Por qué contra mí, Lozano,

2780

  esgrimes el fuerte acero?  

 

  Riñen los dos.

 

D. Fernando Porque soy cristiano, y quiero  
  mostrarte que soy cristiano.  
D. Martín ¡Disparen la artillería!  
  ¡Aquí, Buitrago y Guzmán!

2785

  ¡Robledo, venga alquitrán!  
  ¡Arrojad esa alcancía!  
  ¡Allí, que se sube aquél!  
D. Fernando Donde yo estoy, este muro  
  estará siempre seguro;

2790

  y, aunque le pese a Muzel,  
  este perro vendrá al suelo.  

 

  Derriba a otro.

 

Azán ¿Quién es aquél que derriba  
  a cuantos suben arriba?  
Cuco Que es renegado recelo;

2795

  pero yo lo veré presto,  
  y le haré que se arrepienta.  
Azán A un rey no toca esa afrenta.  

 

  Vase el del Cuco contra Don Fernando.

 

Cuco Mahoma se sirve en esto.  
Guzmán Buitrago, el que nos defiende

2800

  es, sin duda, don Fernando.  
Buitrago Aqueso estaba pensando,  
  porque a los moros ofende.  
Cuco ¡Renegado, perro, aguarda!  
D. Fernando ¡Rey del Cuco, perro, aguardo!

2805

Cuco ¿Cómo en tu muerte me tardo?  
D. Fernando Pues la tuya ya se tarda.  
  Alimuzel, désta vas,  
  y tú, rey, irás de aquésta.  
  ¡Concluyóse ya esta fiesta!

2810

Cuco ¡Muy mal herido me has!  
Alimuzel ¡Muerto me has, moro fingido  
  y cristiano mal cristiano!  

 

  Caen dentro del vestuario.

 

D. Fernando Tengo pesada la mano  
  y alborotado el sentido;

2815

  Dios sabe si a mí me pesa.  
  Gran don Martín valeroso,  
  haz que deciendan al foso  
  y recojan esta presa.  
Guzmán Don Fernando, señor, es,

2820

  que viene a hacer recompensa  
  de la cometida ofensa:  
  diez ha herido, y muerto a tres;  
  y el rey del Cuco es aquél  
  que yace casi difunto.

2825

D. Martín Pues socorrámosle al punto.  
Guzmán Y el otro es Alimuzel.  
D. Martín Vayan por la casamata  
  al foso, y retírenlos.  
Buitrago Vamos por ellos los dos.

2830

 

  Quítase del muro Guzmán y Buitrago.

 

Azán Ya no es la empresa barata,  
  pues me cuesta un rey, y tantos  
  que en veinte asaltos han muerto.  
  ¿Alboroto, y en el puerto  
  (¿qué podrá ser?) de los Santos?

2835

 

  Suena todo.

 

  Campanas en la ciudad  
  suenan, señal de alegrías,  
  y tocan las chirimías;  
  aquésta es gran novedad.  
  Vamos a ver lo que es esto,

2840

  y toquen a recoger.  
Alabez No sé lo que pueda ser.  
Azán Pues yo lo sabré bien presto.  

 

  Éntranse.
  Salen Buitrago y Guzmán.

 

Guzmán Al retirar, don Fernando,  
  que en gran peligro estás puesto.

2845

D. Fernando No lo pienso hacer tan presto.  
Buitrago Pues, ¿cuándo?  
D. Fernando Menos sé cuándo.  
  Yo, que escalé estas murallas,  
  aunque no para huir dellas,  
  he de morir al pie dellas,

2850

  y con la vida amparallas.  
  Conozco lo que me culpa,  
  y, aunque a la muerte me entregue,  
  haré la disculpa llegue  
  adonde llegó la culpa.

2855

Buitrago Yo sé muy poco, y diría,  
  y está muy puesto en razón,  
  que la desesperación  
  no puede ser valentía.  
Guzmán Menos riesgo está en ponerte

2860

  del conde a la voluntad  
  que hacer la temeridad  
  donde está cierto el perderte.  
  Procúrate retirar,  
  pues es cosa conocida

2865

  que al mal de perder la vida  
  no hay mal que pueda llegar.  
  En efecto: has de ir por fuerza,  
  si ya no quieres de grado.  
D. Fernando De vuestra fuerza me agrado,

2870

  pues más obliga que fuerza.  
  Retirad aquesos dos  
  del foso, que es gente ilustre.  
Buitrago Locura fuera de lustre  
  el quedarte, ¡juro a Dios!

2875

 

  Éntranse todos.
  Salen Azán, Arlaxa, Margarita, Don Juan, Roama, que trae preso a Vozmediano.

 

Roama Éste, pasando de Orán  
  a Mazalquivir, fue preso.  
Azán Éste nos dirá el suceso  
  y por qué alegres están.  
Vozmediano Porque les entró un socorro,

2880

  que por él, ¡oh gran señor!,  
  a la hambre y al temor  
  han dado carta de horro.  
  Un don Alvaro Bazán,  
  terror de naciones fieras,

2885

  a pesar de tus galeras,  
  ha dado socorro a Orán.  
  En la cantidad es poco,  
  y en el valor sobrehumano.  
D. Juan Si aquéste no es Vozmediano,

2890

  concluyo con que estoy loco.  
Vozmediano ¡Suerte airada, por quien vivo  
  en pena casi infinita!  
  Aquélla, ¿no es Margarita,  
  y su hermano aquel cautivo?

2895

Azán ¿Hay nuevas de otro socorro,  
  cristiano?  
Vozmediano Dicen que sí.  
D. Juan De haber dudado hasta aquí  
  ya me avergüenzo y me corro.  
  ¿No os llamáis vos Vozmediano?

2900

Vozmediano No, señor.  
D. Juan ¿Qué me decís?  
Vozmediano Que no.  
D. Juan ¡Por Dios, que mentís!  
Vozmediano Estoy preso y soy cristiano,  
  y así, no os respondo nada.  
D. Juan ¿Aquélla no es Margarita,

2905

  viejo ruin?  
Vozmediano Es infinita  
  vuestra necedad pensada.  
  Pedro Álvarez es mi nombre:  
  ved si os habéis engañado.  
D. Juan El seso tengo turbado;

2910

  no hay cosa que no me asombre.  
  Que si éste no es Vozmediano  
  y no es Margarita aquélla,  
  y el que causó mi querella  
  no es el otro mal cristiano,

2915

  tampoco soy yo don Juan,  
  sino algún hombre encantado.  

 

  Entra un moro.

 

Moro ¿Cómo estás tan sosegado,  
  valeroso y fuerte Azán?  
  Si tardas un momento, no habrá fusta,

2920

  galera ni bajel de cuantos tienes  
  en este mar que no sea miserable  
  presa del español, que a remo y vela  
  viene a embestirte. Rey Azán, ¿qué aguardas?  
Azán Todo moro se salve, que los turcos

2925

  solos se han de embarcar. ¡Adiós, amigos!  

 

  Vase.

 

Arlaxa Fátima, no me dejes; ven conmigo,
  que tiempo habrá donde a tu gusto acudas.
Margarita No te puedo faltar; guía, señora.

 

  Éntranse las dos.

 

D. Juan Solos quedamos, hombre, y sólo quiero

2930

  que me digas quién eres; que yo pienso  
  que eres un Vozmediano de mi tierra.  
Vozmediano No es este tiempo para tantas largas;  
  la libertad tenemos en las manos;  
  dejalla de cobrar será locura.

2935

  Pedro Álvarez me llamo por agora.  

 

  Éntrase.

 

D. Juan ¿Cómo podré dejarte, hermana o mora?

 

  Éntrase.
  Salen a la muralla Don Martín, Guzmán, Don Fernando y Buitrago.

 

don Martín ¡Oh, que se embarca el perro y que se escapa!  
  Dobla la punta, general invicto,  
  y embístele.  
Guzmán Por más que lo procura,

2940

  no es posible alcanzarle.  
D. Fernando ¡A orza, a orza,  
  con la vela hasta el tope! ¡Oh, que se escapa!  
  De Canastel el cabo dobla, y vase.  
D. Martín Los perros de la tierra, en remolinos  
  confusos, con el miedo a las espaldas,

2945

  huyen y dejan la campaña libre.  
Buitrago Toda la artillería se han dejado.  
Guzmán Las proas endereza nuestra Armada  
  al puerto, y ya de Orán el conde insigne  
  ha salido también.  
D. Martín A la marina,

2950

  que el bravo don Francisco de Mendoza  
  no tardará en llegar.  

 

  Entrase Don Martín y Buitrago.

 

D. Fernando Amigo, escucha:  
  ¿no ves aquel montón que va huyendo  
  de moros por la falda del ribazo?  
Guzmán Muy bien. ¿Por qué lo dices?  
D. Fernando Allí creo

2955

  que va desta alma la mitad.  
Guzmán ¿Va Arlaxa?  
D. Fernando Arlaxa va.  
Guzmán ¡Mahoma la acompañe!  
D. Fernando Ven, que con ella va la que me lleva  
  el alma, y me conviene detenellas;  
  sígueme, que has de hacer por mí otras cosas

2960

  que me importan la honra.  
Guzmán Yo te sigo;  
  que hasta la aras he de serte amigo.  

 

  Éntranse.
  Sale, como que se desembarca, Don Francisco de Mendoza; recíbenle el Conde y Don Martín, Buitrago y otros.

 

Conde Sea vuesa señoría bien venido,  
  cuanto ha sido el deseo  
  que de verle estas fuerzas han tenido.

2965

D. Francisco El cielo, a lo que creo,  
  en mi mucha tardanza ha sido parte,  
  porque viese esta tierra más de un Marte;  
  que de aquestas murallas las rüinas  
  muestran que aquí hubo brazos

2970

  de fuerzas que llegaron a divinas.  
Buitrago Rompen por embarazos  
  imposibles los hartos y valientes,  
  y esto saben mis brazos y mis dientes.  
D. Martín ¡Paso, Buitrago!  
Buitrago Yo, señor, bien puedo

2975

  hablar, pues soy soldado  
  tal, que a la hambre sola tengo miedo.  
  Ya el cerco es acabado.  
D. Martín No es para aquí, Buitrago, aqueso. ¡Paso!  
Buitrago Nadie sabe la hambre que yo paso.

2980

Conde Cincuenta y siete asaltos reforzados  
  dieron los turcos fieros  
  a estos terrones por el suelo echados.  
Buitrago Cincuenta y siete aceros  
  tajantes respondieron a sus bríos,

2985

  todos en peso destos brazos míos.  
  Corté y tajé más de una turca estambre.  
Conde ¡Buitrago, basta agora!  
Buitrago Bastará, a no morirme yo de hambre.  
D. Francisco En vuestro pecho mora,

2990

  famoso don Martín, la valentía.  
Buitrago Y en el mío la hambre y sed se cría.  

 

  Entra el capitán Guzmán y lee un billete a Don Francisco; y, en leyéndole, dice:

 

D. Francisco Haráse lo que pide don Fernando;  
  que todo lo merece  
  lo que dél va la fama publicando.

2995

  Coyuntura se ofrece  
  donde alegre y seguro venir puede.  
Guzmán Tu gran valor al que es mayor excede.  

 

 

  Éntrase Guzmán.

 

D. Francisco Pido, en albricias deste buen suceso,  
  señor conde, una cosa

3000

  que por algo atrevida la confieso,  
  mas no dificultosa.  
Conde ¿Qué me puede mandar vueseñoría  
  que no haga por deuda o cortesía?  
D. Francisco De don Fernando Saavedra pido

3005

  perdón, porque su culpa  
  con su fogoso corazón la mido,  
  y el dará su disculpa.  
Conde Muy mal la podrá dar; pero, con todo,  
  señor, a vuestro gusto me acomodo.

3010

 

  Entran Don Fernando y Alimuzel, con una banda, como que está herido; Arlaxa, Margarita, Don Juan y Vozmediano.

 

D. Fernando Si confesar el delito,  
  con claro arrepentimiento,  
  mitiga en parte la ira  
  del juez que es sabio y recto,  
  yo, arrepentido, aunque tarde,

3015

  el mal que hice confieso,  
  sin dar más disculpa dél  
  que un honrado pensamiento.  
  A la voz del desafío  
  deste moro corrí ciego,

3020

  sin echar de ver los bandos,  
  que al más bravo ponen freno.  
  Pero no es éste lugar  
  para alargarme en el cuento  
  de mi estraña y rara historia,

3025

  que dejo para otro tiempo.  
Conde Agradecedlo al padrino  
  que habéis tenido, que creo  
  que allí llegará la pena  
  do llegó el delito vuestro.

3030

  Pero, ¿qué moras son éstas?,  
  ¿y qué cautivos? ¿Qué es esto?  
D. Fernando Todo lo sabrás después,  
  y por agora te ruego  
  que me des, señor, licencia,

3035

  para hablar sólo un momento  
  y acomodar muchas causas  
  de quien verás los efectos.  
Conde Hablad lo que os diere gusto,  
  que del vuestro le tendremos;

3040

  que siempre vuestras palabras  
  responden a vuestros hechos.  
D. Fernando Yo soy, Arlaxa, el cristiano,  
  y entiende que ya no miento,  
  don Fernando, el de la fama,

3045

  que te enamoró el deseo.  
  La palabra que le diste  
  a Alimuzel tenga efecto,  
  que él hará entrego de mí,  
  pues yo en sus manos me entrego.

3050

  Y vos, don Juan valeroso,  
  cuyo honrado y noble intento  
  os trujo a tal confusión  
  que os turbó el conocimiento,  
  perdonad a vuestra hermana,

3055

  que el romper del monesterio  
  redundará en su alabanza,  
  señor, si vos gustáis dello.  
  Sin dote será mi esposa;  
  que nunca falta el dinero

3060

  donde los gustos se miden  
  y se estrechan los deseos.  
  En esta mora en el traje  
  a vuestra hermana os ofrezco,  
  y a mi esposa, si ella quiere.

3065

Margarita Yo sí quiero.  
D. Fernando Yo sí quiero.  
D. Juan ¿No es aquéste Vozmediano?  
Vozmediano El mismo.  
D. Juan ¡Gracias al cielo  
  que, tras de tantos nublados,  
  claro el sol y alegre veo!

3070

  No es este famoso día  
  de venganzas, y no tengo  
  corazón a quien no ablande  
  tal sumisión y tal ruego.  
  Yo perdono a Margarita,

3075

  y por esposa os la entrego,  
  Alejandro de mi hacienda,  
  pues la mitad os ofrezco.  
Arlaxa Y yo la mano a Muzel;  
  que, aunque mora, valor tengo

3080

  para cumplir mi palabra;  
  cuanto más, que lo deseo.  
Conde Tan alegre destas cosas  
  estoy, cuanto estoy suspenso,  
  porque dellas veo el fin,

3085

  y no imagino el comienzo.  
D. Fernando ¿Ya no te he dicho, señor,  
  que te lo diré a su tiempo?  

 

  Entra uno.

 

Uno En este punto espiró  
  el buen alférez Robledo.

3090

Guzmán Dios le perdone, y mil gracias  
  doy al piadoso cielo,  
  que me quitó de los hombros  
  tan pesado sobrehueso.  
  Quien quiere tener la vida

3095

  rendida a cualquier encuentro,  
  y no tener gusto en ella  
  ni velando ni durmiendo,  
  afrente a algún bien nacido,  
  y verá presente luego

3100

  el rostro que el temor tiene,  
  la sospechas y el recelo.  
Buitrago Quien quisiere se le quite  
  todo temor, todo miedo,  
  tenga hambre, y verá como

3105

  cesa todo en no comiendo.  

 

Don Martín Yo añadiré las raciones,  
  Buitrago.  
Buitrago ¡Hágate el cielo  
  vencedor nunca vencido  
  por casi siglos eternos!

3110

Conde Entremos en la ciudad,  
  señor don Francisco.  
D. Francisco Entremos,  
  porque a la vuelta me llaman  
  estos favorables vientos,  
  y quiero deste principio

3115

  entender estos sucesos,  
  porque, en ser de don Fernando,  
  gustaré de que sean buenos.  
Buitrago Tóquense las chirimías  
  y serán, si bien comemos,

3120

  dulces y alegres las fiestas.  
Guzmán ¿Y si no?  
Buitrago Renegaremos.  
Uno ¡Buitrago, daca el alma!  
Buitrago ¡Hijo de puta! ¿Tenemos  
  más almas que dar, bellaco?

3125

Uno ¡Daca el alma!  
Buitrago ¡Por San Pedro,  
  que si os asgo, hi de poltrón,  
  que habéis de saber si tengo  
  alma que daros!  
Guzmán Buitrago,  
  no haya más, que llega el tiempo

3130

  de dar fin a esta comedia,  
  cuyo principal intento  
  ha sido mezclar verdades  
  con fabulosos intentos.  

 

Fin desta comedia

 

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Última actualización: 11/02/99.