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COMEDIA FAMOSA DEL LABERINTO DE AMOR

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Jornada Primera

  Salen dos ciudadanos de Novara, y el duque Anastasio en hábito de labrador.

 

Anastasio Señores, ¿es verdad lo que se suena;  
  que apenas treinta millas de Novara  
  está Manfredo, duque de Rosena?  
Ciudadano 1 Si esa verdad queréis saber más clara,  
  aquí un embajador del duque viene,

5

  que bien la nueva y su llegada aclara.  
  En Roso y sus jardines se entretiene,  
  hasta que nuestro duque le dé aviso  
  para venir al tiempo que conviene.  
Anastasio ¿Y es Manfredo galán?  
[Ciudadano] 2 Es un Narciso,

10

  según que sus retratos dan la muestra,  
  y aun le va bien de discreción y aviso.  
Anastasio ¿Y Rosamira, la duquesa vuestra,  
  pone de voluntad el yugo al cuello?  
[Ciudadano] 1 Nunca al querer del padre fue siniestra;

15

  cuanto más, que se vee que gana en ello,  
  siendo el duque quien es.  
Anastasio Así parece;  
  aunque, con todo, algunos dudan dello:  
[Ciudadano] 2 Del duque es esta guarda que se ofrece,  
  y aquí el embajador vendrá, sin duda.

20

[Ciudadano] 1 Mucho le honra el duque.  
[Ciudadano] 2 Él lo merece.  

 

  Entra el duque Federico de Novara y el embajador de el de Rosena, con acompañamiento.

 

Duque Diréis también que a recrearse acuda.  
  Y que en Módena o Reza se entretenga  
  mientras del tiempo este rigor se muda,  
  para que en este espacio se prevenga

25

  a su venida tal recebimiento,  
  que más de amor que de grandeza tenga;  
  añadiréis el singular contento  
  que con sus donas recibió su esposa,  
  y más de su llegada a salvamento.

30

Embajador Tu condición, señor, tan generosa,  
  me obliga a que me haga lenguas todo  
  para decir el bien que en ti reposa;  
  pero, aunque no las tenga, me acomodo  
  a decir por extenso al señor mío

35

  de tus grandezas el no visto modo.  
[Duque] Dellas no, mas de vos muy más confío.  

 

  Entra Dagoberto, hijo del duque de Utrino.

 

Dagoberto Si no supiera, ¡oh sabio Federico!,  
  gran duque de Novara generoso,  
  que sabes bien quién soy, y que me aplico

40

  contino al proceder más virtüoso,  
  juro por lo que puedo y certifico  
  que a este trance viniera temeroso;  
  mas tráeme mi bondad aquí sin miedo,  
  para decir lo que encubrir no puedo.

45

  Tu honra puesta en deshonrado trance  
  está por quien guardarla más debiera,  
  haciendo della peligroso alcance  
  la fama, en esta parte verdadera.  
  Forzosa es la ocasión, forzoso el lance;

50

  las riendas he soltado en la carrera:  
  imposible es parar hasta que diga  
  lo que una justa obligación me obliga.  
  Tu hija Rosamira en lazo estrecho  
  yace con quien pudiera declarallo,

55

  si a la grande importancia deste hecho  
  tocara con la lengua publicallo.  
  Impide una ocasión lo que el derecho  
  pide, y así, es forzoso el ocultallo;  
  basta que esto es verdad, y que me obligo

60

  a probar con las armas lo que digo.  
  Digo que en deshonrado ayuntamiento  
  se estrecha con un bajo caballero,  
  sin tener a tus canas miramiento,  
  ni a la ofensa de Dios, que es lo primero.

65

  Y a probar la verdad de lo que cuento  
  diez días en el campo armado espero;  
  que ésta es la vía que el derecho halla;  
  do no hay testigos, suple la batalla.  
Duque Confuso estoy; no sé qué responderte;

70

  considero quién eres, e imagino  
  que sólo la verdad pudo traerte  
  a cerrar de mis glorias el camino.  
  ¿Quién dará medio a estremos de tal suerte?  
  Es el que acusa un príncipe de U[t]rino;

75

  la acusada, mi hija; él, sabio y justo;  
  ella, cortada de la honra al justo.  
  A que te crea tu valor me incita,  
  puesto que la bondad de Rosamira  
  tiene perpleja el alma, y solicita

80

  que no confunda a la razón la ira.  
  Mas, si es que en parte la sospecha quita,  
  o muestra la verdad o la mentira,  
  la confesión del reo, oílla quiero,  
  por ver si he de ser padre o juez severo.

85

  Traigan a Rosamira a mi presencia,  
  que es bien que la verdad no se confunda:  
  que el reo a quien le libra su inocencia,  
  la avisa en gloria y en su honor redunda.  
Embajador Dame, señor, para partir licencia;

90

  que, aunque entiendas que el príncipe se funda  
  en claro o en confuso testimonio,  
  borrado ha de Manfredo el matrimonio.  
  Calunia tal, o falsa o verdadera,  
  deshará más fundadas intenciones:

95

  que no es prenda la honra tan ligera  
  que se deba traer en opiniones.  
  Mira si mandas otra cosa.  
Duque Espera;  
  quizá verás que sin razón te pones  
  a llevar a Manfredo aquesta nueva,

100

  hasta que veas más fundada prueba.  
  Tráiganme aquí a mi hija.  
Guardia Ya son idos  
  por ella.  
Dagoberto ¿Poca prueba te parece  
  la verdad que en mis hechos comedidos  
  y en mis palabras la razón ofrece?

105

Duque Yo he visto engaños por verdad creídos.  
Dagoberto El que dellos se precia bien merece  
  que su verdad se tenga por mentira.  

 

  Entra Rosamira.

 

Guardia Ya viene mi señora Rosamira.  
Rosamira ¿Qué prisa es ésta, buen señor?  
Duque ¿Qué prisa?

110

  Dirála ahora el príncipe de Utrino.  
Dagoberto Diréla, y sabe Dios cuánto me pesa  
  el venirla a decir por tal camino.  
  Yo he dicho, ¡oh, hermosísima duquesa!,  
  lo que callarlo fuera desatino:

115

  he dicho que, con torpe ayuntamiento,  
  un caballero está de ti contento;  
  copia de ti le haces en secreto.  
  Y esta prueba remítola a mi espada,  
  que ha de ser el testigo más perfecto

120

  que se halle en la causa averiguada;  
  y esto será cuando deste aprieto  
  se admita tu disculpa mal fundada;  
  mas sabes que es tan cierta ésta tu culpa,  
  que no te has de atrever a dar disculpa.

125

Duque ¿Qué dices, hija? ¿Cómo no respondes?  
  ¿Empáchate el temor, o la vergüenza?  
  Sin duda quieres, pues el rostro ascondes,  
  que tu contrario sin testigos venza.  
  ¡Mal a quien eres hija correspondes!

130

Dagoberto Con la verdad bien es que se convenza.  
Duque Culpada estáis, indicio es manifiesto  
  tu lengua muda, tu inclinado gesto.  
  ¿Quién fue el traidor que te engañó, cuitada?  
  ¿O cuál [fue el que] la honra me ha llevado?

135

  ¿O qué estrella, en mi daño conjurada,  
  nos ha puesto a los dos en tal estado?  
  ¿Dó está tu condición tan recatada?  
  ¿Adónde tu juïcio reposado?  
  ¡Mal le tuviste con el vicio a raya!

140

Paje ¡Señores, mi señora se desmaya!  

 

  Desmáyase Rosamira.

 

Duque Llévenla como está luego a esta torre,  
  y en ella esté en prisión dura y molesta,  
  hasta que alguna espada o pluma borre  
  la mancha que en la honra lleva puesta.

145

Dagoberto Porque luenga probanza aquí se ahorre,  
  está mi mano con mi espada presta  
  a probar lo que [he] dicho en campo abierto.  
Duque Parece que admito ese concierto,  
  puesto que al parecer de mi consejo

150

  tengo de remitir todo este hecho.  
Dagoberto Pues yo en mi espada y mi verdad lo dejo,  
  y en la sana intención de mi buen pecho.  
Embajador Confuso voy, atónito y perplejo,  
  entre el sí y entre el no mal satisfecho.

155

  Adiós, señor, porque este estraño caso,  
  junto con el dolor, acucia el paso.  

 

  Vase el Embajador.

 

Duque ¡Parte con Dios, y lleva mi deshonra  
  a los oídos de mi yerno honrados,  
  yerno con quien pensé aumentar la honra

160

  que tan por tierra han puesto ya mis hados!  
  Mostrado me has, Fortuna, que quien honra  
  tus altares, en humo levantados,  
  por premio le has de dar infamia y mengua,  
  pues quita cien mil honras una lengua.

165

 

  Éntrase el Duque, y al entrarse Dagoberto, le detiene Anastasio.

 

Anastasio Oye, señor, si no es que tu grandeza  
  no se suele inclinar a dar oídos  
  al bajo parecer de mi rudeza  
  y a los que amenguan rústicos vestidos.  
Dagoberto La gravedad de confirmada alteza

170

  no tiene aquesos puntos admitidos:  
  habla cuanto te fuere de contento,  
  que a todo te prometo estar atento.  
Anastasio Por esta acusación, que a Rosamira  
  has puesto tan en mengua de su fama,

175

  este rústico pecho, ardiendo en ira,  
  a su defensa me convida y llama;  
  que, ora sea verdad, ora mentira  
  el relatado caso que la infama,  
  el ser ella mujer, y amor la causa,

180

  debieran en tu lengua poner pausa.  
  No te azores, escúchame: o tú solo  
  sabías este caso, o ya a noticia  
  vino de más de alguno que notólo,  
  o por curiosidad o por malicia.

185

  Si solo lo sabías, mal mirólo  
  tu discreción, pues, no siendo justicia,  
  pretende castigar secretas culpas,  
  teniendo las de amor tantas disculpas.  
  Si a muchos era el caso manifiesto,

190

  dejaras que otro alguno le dijera:  
  que no es decente a tu valor, ni honesto,  
  tener para ofender lengua ligera.  
  Si notas de mi arenga el presupuesto,  
  verás que digo, o que decir quisiera,

195

  que espadas de los príncipes, cual eres,  
  no ofenden, mas defienden las mujeres.  
  Si amaras al buen duque de Novara,  
  otro camino hallaras, según creo,  
  por donde, sin que en nada se infamara

200

  su honra, tú cumplieras tu deseo.  
  Mas tengo para mí, y es cosa clara,  
  por mil señales que descubro y veo,  
  que en ese pecho tuyo alberga y lidia,  
  más que celo y honor, rabia y envidia.

205

  Perdóname que hablo desta suerte,  
  si es que la verdad, señor, te enoja.  
Ciudadano 1 Apostad que le da el príncipe muerte.  
  ¿No veis el labrador cómo se arroja?  
Dagoberto Quisiera de otro modo responderte;

210

  mas será bien que la razón recoja  
  las riendas a la ira. Calla y vete,  
  que más paciencia mi bondad promete.  

 

  Éntrase Dagoberto.

 

[Ciudadano] 2 Por Dios, que habéis hablado largamente,  
  y que, notando bien vuestro lenguaje,

215

  es tanto del vestido diferente,  
  que uno muestra la lengua y otro el traje.  
Anastasio A veces un enojo hace elocuente  
  al de más torpe ingenio: que el coraje  
  levanta los espíritus caídos

220

  y aun hace a los cobardes atrevidos.  
  En fin, ¿éste es el príncipe de Utrino,  
  digo, el hijo heredero del Estado?  
Ciudadano 1 Él es.  
Anastasio Pues, ¿cómo aquí a Novara vino?  
[Ciudadano] 2 Dicen que del amor blando forzado.

225

Anastasio ¿Y a quién daba su alma?  
[Ciudadano] 2 Yo imagino,
  si no es que el vulgo en esto se ha engañado,  
  que Rosamira le tenía rendido;  
  pero ya lo contrario ha parecido.  
Anastasio Si eso dijo la fama, cosa es clara,

230

  y no van mal fundados mis recelos,  
  visto que en su deshonra no repara,  
  que esta su acusación nace de celos.  
  ¡Oh infernal calentura, que a la cara  
  sale, y aun a la boca! ¡Oh santos cielos!

235

  ¡Oh amor! ¡Oh confusión jamás oída!  
  ¡Oh vida muerta! ¡Oh libertad rendida!  

 

  Éntrase Anastasio.

 

[Ciudadano] 1 So aquel sayal hay al, sin duda alguna:  
  o yo sé poco, o no sois vos villano.  
[Ciudadano] 2 Mudan los trajes trances de fortuna,

240

  y encubren lo que está más claro y llano.  
  No sé yo si debajo de la luna  
  se ha visto lo que hemos visto. ¡Oh mundo insano,  
  cómo tus glorias son perecederas,  
  pues vendes burlas, pregonando veras!

245

 

  Éntranse.
  Salen Julia y Porcia en hábito de pastorcillos, con pellicos.

 

Julia Porcia amiga...  
Porcia ¡Bueno es eso!  
  Rutilio me has de llamar,  
  si es que quieres escusar  
  un desastrado suceso.  
  Yo no sé cómo te olvidas

250

  de nuestros nombres trocados.  
Julia Suspéndenme los cuidados  
  de nuestras trocadas vidas;  
  y no es bien que así te asombre  
  ver mi memoria perdida:

255

  que, quien de su ser se olvida,  
  no es mucho olvide su nombre.  
  Rutilio amigo, ¡ay de mí!,  
  que arrepentida me veo,  
  muerta a manos de un deseo

260

  a quien yo la vida di.  
  Mientras más, Rutil[i]o, voy  
  considerando lo hecho,  
  más temor nace en mi pecho,  
  más arrepentida estoy.

265

Porcia Eso, amigo, es lo peor  
  que yo veo en tus dolores:  
  que adonde sobran temores,  
  hay siempre falta de amor.  
  Si el amor en ti se enfría,

270

  cuesta se te hará la palma,  
  grave tormenta la calma,  
  noche obscura el claro día.  
  Ama más, y verás luego  
  esparcirse los nublados,

275

  todos tus males trocados  
  en dulce paz y sosiego.  
  Pero, quieras o no quieras,  
  ya estás puesta en la batalla,  
  y tienes de atropellalla,

280

  sea de burlas, sea de veras.  
  Ya en el ciego laberinto  
  te metió el amor crüel;  
  ya no puedes salir dél  
  por industria ni distinto.

285

  El hilo de la razón  
  no hace al caso que prevengas;  
  todo el toque está en que tengas  
  un gallardo corazón,  
  no para entrar en peleas,

290

  que en ellas no es bien te pongas,  
  sino con que te dispongas  
  a alcanzar lo que deseas,  
  cuéstete lo que costare:  
  que si tu deseo alcanzas,

295

  no hay cumplidas esperanzas  
  en quien el gusto repare.  
  Muestra ser varón en todo,  
  no te descuides acaso,  
  algo más alarga el paso,

300

  y huella de aqueste modo;  
  a la voz da más aliento,  
  no salga tan delicada;  
  no estés encogida en nada,  
  espárcete en tu contento;

305

  y, si fuere menester  
  disparar un arcabuz,  
  ¡juro a Dios y a ésta que es cruz,  
  que lo tenéis de hacer!  
Julia ¡Jesús! ¿Quieres que me asombre,

310

  Rutilio, en verte jurar?  
Porcia ¿Con qué podré yo mostrar  
  más fácilmente ser hombre?  
  Un voto de cuando en cuando,  
  es gran cosa, por mi fe.

315

Julia Yo, amiga, jurar no sé.  
Porcia Iráte el tiempo enseñando.  
Julia ¿Sabes, Porcia, lo que temo?  
  ¡Ay, que el nombre se me olvida!  
Porcia ¡Juro a Dios que estás perdida!

320

Julia Ya aqueso pasa de estremo.  
  No jures más; si no, a fe,  
  que te deje y que me vaya.  
Porcia Tanto melindre mal haya.  
Julia Pues, ¿por qué?  
Porcia Yo me lo sé.

325

Julia En cólera me deshago  
  en verte jurar por Dios.  
Porcia Pues también soy como vos  
  medrosa, y a todo hago;  
  y no os llevo tantos años,

330

  que ellos puedan enseñarme  
  la experiencia de librarme  
  de no conocidos daños.  
  Avisad y tened brío;  
  y, pues ya estamos en esto,

335

  echad del ánimo el resto,  
  que yo estaré con el mío.  
Julia Porcia amiga, ello es así.  
  ¡Ay, que el nombre se olvidó!  
Porcia ¡Mal haya quien me parió!

340

  Di Rutilio, ¡pesia a mí!  
Julia No te enojes, que yo juro  
  de no olvidarme jamás.  
Porcia Cuando jures, jura más  
  y estarás muy más seguro.

345

Julia Témome destos pellicos  
  que nos han de descubrir.  
Porcia Yo lo he querido decir:  
  que es malo que sean tan ricos.  
Julia No va en esto, sino en ser

350

  conocidos.  
Porcia Pues ¿en qué?  
Julia ¿No ves que yo los mandé  
  de aqueste modo hacer  
  para la farsa o comedia  
  que querían mis doncellas

355

  hacer?  
Porcia Haráse sin ellas;  
  mas quizá será tragedia.  
Julia Y no los echaron menos  
  cuando nosotras faltamos.  
  Por esto en peligro estamos,

360

  y no por ser ellos buenos.  
Porcia Como a Módena lleguemos,  
  mudaremos este traje.  
Julia Yo me vestiré de paje.  
Porcia Entrambos nos vestiremos.

365

Julia Témome que está en Novara  
  mi hermano.  
Porcia ¡Pluguiese al cielo!  
Julia Pues a fe que lo recelo;  
  mas, sin duda, es cosa clara  
  que él de Rosamira está

370

  en estremo enamorado  
  y sírvela disfrazado.  
Porcia Eso importa poco ya;  
  que, en llegando el de Rosena,  
  Celia se casa con él.

375

  Podrá tu hermano fïel  
  morir, o dejar su pena.  
Julia ¡Qué corta es nuestra ventura!  
  Tú enamorada de quien  
  tiene a otra por su bien;

380

  yo, de quien mi mal procura,  
  de quien se casa mañana.  
  Y la fortuna molesta  
  nos l[l]eva a morir la fiesta  
  de nuestra muerte temprana.

385

  ¡Qué de imposibles se oponen  
  a nuestros buenos deseos!  
  ¡Qué miedos, qué devaneos  
  nuestra intención descomponen!  
  ¡Ay Rutilio, y cuán en vano

390

  ha de ser nuestra venida!  
Porcia Mientras esté con la vida,  
  pienso que en ventura gano.  
  Confía y no desesperes,  
  que puesto en plática está

395

  que el diablo no acabará  
  lo que no acaban mujeres.  
[Julia] Escucha, que gente suena;  
  cazadores son; escucha:  
  gente viene, y gente mucha.

400

Porcia No te dé ninguna pena;  
  saludarlos y pasar,  
  sin ponernos en razones.  

 

  Entran dos cazadores.

 

Cazador 1

   
Cazador 2 Sí.  
[Cazador] 1 No hay más que desear.

405

  ¿Y el duque, quédase atrás?  
[Cazador] 2 No; que veisle aquí a do viene.  
[Cazador] 1 Mucho en Rezo se detiene.  
[Cazador] 2 Sabed que no puede más.  
  Y hoy vendrá su embajador,

410

  y sabrá lo que ha de hacer.  
Porcia Camilo, aquí es menester  
  ingenio, esfuerzo y valor,  
  que el de Rosena es aquél  
  que allí viene, según creo.

415

Julia ¡Amor, ayuda al deseo,  
  pues que me pusiste en él!  

 

  Sale el Duque de Rosena, de caza.

 

Manfredo ¿La garza no parece?  
[Cazador] 1 Ayer se descubrió en esta laguna  
  que a la vista se ofrece.

420

Manfredo Pues un pastor me ha dicho que ninguna  
  se ha visto en estos llanos.  
[Cazador] 2 Pues de dos me dijeron dos villanos.  
Manfredo Dése a Rezo la vuelta;  
  que, aunque no es tarde, va creciendo el viento,

425

  y aquella nube suelta  
  señala injuria de turbión violento.  
  ¡Oh, qué bellos zagales!  
  Mancebos, ¿sois de Rezo naturales?  
Julia En Pavía nacimos.

430

Manfredo Pues, ¿dónde vais agora?  
Julia Hacia Novara,  
  no más de porque oímos  
  que el duque Federico allí prepara  
  una fiesta que admira,  
  porque casa a su hija Rosamira

435

  con un señor llamado  
  Manfredo, que es gran duque de Rosena.  
Manfredo Verdad os han contado.  
Porcia Pues a la fama que será tan buena  
  la fiesta y boda vamos,

440

  y a nuestro padre en cólera dejamos.  
Manfredo ¿Y adónde queda el ganado?  
Porcia Imagino que perdido.  
Manfredo ¡Mucho atrevimiento ha sido!  
Julia A más obliga un cuidado.

445

Manfredo ¿Úsanse aquestos pellicos  
  ahora entre los pastores?  
Porcia También muestran sus primores  
  los villanos, si son ricos.  
Manfredo ¿Y lleváis bien que gastar?

450

Julia Un tesoro de paciencia.  
Manfredo ¿Encargaréis la conciencia  
  si le acabáis de acabar?  
Porcia Tal puede ser el suceso  
  que se acabe el sufrimiento.

455

Manfredo ¡Por Dios, que me dais contento!  
Julia Ya nos viéramos en eso.  
Manfredo ¿Cómo os llamáis?  
Julia Yo, Camilo.  
Porcia Y yo, Rutilio.  
Manfredo En verdad  
  que parecen de ciudad

460

  vuestros nombres y el estilo,  
  y que en ellos, y aun en él,  
  poco es, mentís villanía.  
Porcia Como hay estudio en Pavía,  
  algo se nos pega dél.

465

Julia Díganos, señor: ¿qué millas  
  desde aquí a Novara habrá?  
Manfredo Treinta a lo más que creo está.  
Cazador 2 Y dos más; son angostillas.  
Manfredo Conmigo os iréis, si os place,

470

  que yo ese camino hago.  
Julia Yo, por mí, me satisfago.  
Porcia Pues a mí no me desplace.  
  Pero advierta que los dos  
  vamos poco a poco a pie.

475

Manfredo Bien está: que yo os daré  
  en que vais.  
Porcia Págueoslo Dios;  
  que bien parecéis honrado,  
  noble y rico y principal.  
[Cazador] 1 Y aun vosotros, de caudal

480

  mayor del que habéis mostrado;  
  si no, dígalo el lenguaje,  
  y el uno y otro pellico.  
[Cazador] 2 Es en Pavía muy rico  
  casi todo el villanaje,

485

  y éstos hijos deben ser  
  de algún rico ganadero.  
Manfredo A Rezo volverme quiero;  
  bien os podéis recoger.  

 

  Entra uno.

 

Uno Tu embajador ha llegado.

490

Manfredo ¿Mompesir?  
Uno Sí, mi señor.  
Manfredo Esperadme, por mi amor,  
  que luego vuelvo.  
Porcia Haz tu grado.  

 

  Éntranse todos, si no es Porcia y Julia, que quedan.

 

Julia Rutilio, ¿qué te parece?  
Porcia Camilo amigo, que estás

495

  en punto donde verás  
  que es bueno el que se te ofrece.  
  La Fortuna te ha traído  
  a poder del duque; advierte  
  que un principio de tal suerte

500

  un buen fin tiene escondido.  
Julia ¿Parécete que le diga  
  quién soy por un modo honesto?  
Porcia No te descubras tan presto.  
Julia Pues, ¿cómo quies que prosiga?

505

Porcia El tiempo vendrá a avisarte  
  de aquello que has de hacer.  
Julia Mi mal no puede tener  
  en parte del tiempo parte.  
  Si no estará el duque apenas

510

  tres días sin que se case,  
  ¿cómo dejaré que pase  
  el tiempo, como me ordenas?  
Porcia Un caso tan grave y tal,  
  con prisa mal se resuelve.

515

  Silencio, que el duque vuelve;  
  el semblante trae mortal.  

 

  Vuelve a entrar el duque y el embajador que entró primero, y los dos cazadores.

 

Embajador Digo, señor, que el príncipe de Utrino,  
  Dagoberto, heredero del Estado,  
  en mi presencia y la del duque vino,

520

  y allí propuso lo que te he contado.  
  No con la triste nueva perdió el tino  
  el padre; padre no, mas recatado  
  jüez, pues, como tal, mandó traella,  
  y el príncipe afirmó su culpa ante ella.

525

  Rosamira la oyó, y en su defensa  
  mover no pudo, o nunca quiso, el labio;  
  por esto el duque que es culpada piensa,  
  pues no responde a tan notable agravio.  
  El caso ponderó, y al fin dispensa,

530

  en todo procediendo como sabio,  
  que, mientras se vee el caso, la duquesa  
  en una torre esté encerrada y presa.  
  Dagoberto se ofrece con su espada  
  a probar en el campo lo que dice.

535

  Yo, viendo a Rosamira así acusada,  
  tus bodas al instante las deshice.  
  Esto resulta, en fin, de mi embajada;  
  mira, señor, si bien o si mal hice:  
  que el duque, ya rendido a su fortuna,

540

  no quiso responderte cosa alguna.  
Manfredo ¡Válame Dios, qué miserable caso!  
  ¿Dónde fabricas, mundo, estos vaivenes?  
  ¿Daslos con luenga prevención, o acaso?  
  ¿O por qué antes de dallos no previenes?

545

Cazador 1 Señor, con largo y con ligero paso,  
  cubierto de las plantas a las sienes  
  de luto, un caballero veo que asoma  
  por el verde recuesto desta loma.  
Manfredo Y aun me parece que hacia aquí endereza

550

  la rienda, y del caballo ya se apea.  
  ¡Qué bien con la color de mi tristeza  
  viene el que trae aquéste por librea!  
  ¿Quién podrá ser?  
[Cazador] 2 La espada se adereza.  
Embajador Descolorido llega.  
Manfredo Y mal criado.

555

 

  Entra un embajador del duque de Dorlán, vestido de luto.

 

Dorlán ¡Gracias a Dios, Manfredo, que [te] he hallado!  
  Quien viene a lo que yo, Manfredo, vengo,  
  no le conviene usar de más crianza:  
  que sólo en las razones me prevengo  
  que estarán en la lengua o en la lanza.

560

  La antigua ley de embajador mantengo:  
  escúchame, y responde sin tardanza,  
  que a ti el gran duque de Dorlán me envía  
  y a guerra a sangre y fuego desafía.  
  Dice, y esto es verdad, que habiendo dado

565

  a tu corte en la suya alojamiento,  
  y habiéndote en su casa agasajado,  
  viniendo a efetuar tu casamiento,  
  como el troyano huésped, olvidado  
  del hospedaje, con lascivo intento

570

  su hija le robaste y su sobrina:  
  traición no de tu fama y nombre digna.  
  Por esto, si a su intento no te ajustas,  
  y a la ley no respondes de hidalguïa,  
  de poder a poder, o, si más gustas,

575

  de persona a persona, desafía.  
Porcia Nuestras [s]andeces causan estas justas.  
  ¿Haslo notado bien? Di, Julia mía.  
Julia Calla, y entre estos árboles te esconde;  
  veremos lo que el duque le responde.

580

Dorlán Y tanto a la venganza está dispuesto  
  de aqueste agravio y malicioso hecho,  
  que deste paño de color funesto  
  que se vista su gente toda ha hecho,  
  en tanto, o ya sea tarde, o ya sea presto,

585

  que, a desprecio y pesar de tu despecho,  
  castiga la insolencia deste ultraje,  
  transgresor de la ley del hospedaje.  
  Éste es el fin de mi embajada; mira  
  si quieres responderme alguna cosa.

590

Manfredo Reprima mi inocencia en mí la ira  
  que alborota tu lengua licenciosa;  
  yo no sé qué responda a esa mentira;  
  sólo sé que Fortuna, mentirosa,  
  debe o quiere probar con su insolencia

595

  los quilates que tiene mi paciencia.  
  Diréisle al duque que ante él mismo apelo  
  de aquesta acusación vana que ha hecho,  
  porque, por la Deidad que rige el cielo,  
  que jamás tal traición cupo en mi pecho.

600

  Leal pisé de su palacio el suelo,  
  leal salí, guardando aquel derecho  
  que al hospedaje amigo se debía  
  y a la ley que profeso de hidalguía.  
  Ni vi a su hija, ni jamás la he visto,

605

  ni la intención de mi camino era  
  hacerme con mis huéspedes malquisto,  
  aunque el lascivo gusto lo pidiera;  
  que entonces con mayor fuerza resisto,  
  cuando la torpe inclinación ligera

610

  con más regalo acude al pensamiento,  
  estando al ser quien soy contino atento.  
  Ni acepto el desafío, ni desecho;  
  sólo lo que pretendo es dilatallo  
  hasta que el duque esté más satisfecho

615

  y la misma verdad venga a estorballo.  
  Y cuando esto no fuese de provecho,  
  y el engaño p[r]osiga en engañallo,  
  para entonces acepto el desafío,  
  ajustando a su gusto el gusto mío.

620

  Esto doy por respuesta y no otra cosa;  
  mirad si a Rejo queréis ir conmigo.  
Dorlán Es el camino largo, y presurosa  
  la gana de volver al suelo amigo.  
  ¡A Dios quedad!  

 

  [Vase.]

 

Manfredo Fortuna rigurosa,

625

  ¿qué es esto? ¿Quién soy yo, o qué pasos sigo  
  tan malos, que se estrema así tu furia  
  en hacerme una injuria y otra injuria?  
  ¡Infamada mi esposa, y yo infamado,  
  y por lo menos de traición! ¿Qué es esto?

630

  ¡En tan triste sazón me tiene puesto!  
Embajador Señor, si en nada desto estás culpado,  
  no es bien que te congoje nada desto:  
  tu esposa aún no era tuya: estotra culpa  
  en tu pura verdad tiene disculpa.

635

Manfredo No me aconsejes ni me des consuelo,  
  y a Rosena mi gente luego vuelva;  
  que este rigor con que me trata el Cielo  
  quiere que en éste sólo me resuelva.  
Embajador Aunque con vengativo, airado celo,

640

  su fuerza el hado contra ti resuelva,  
  yo no le he de dejar.  
Manfredo Escucha un poco:  
  quizá dirás de veras que estoy loco.  
Porcia ¿Qué hemos de hacer, Camilo?  
Julia ¿No está claro?  
  Seguir del duque las pisadas todas.

645

Porcia ¿Con qué ocasión?  
Julia En eso no reparo.  
Porcia ¿No ves que se han deshecho ya las bodas?  
Julia Ventura ha sido mía.  
Manfredo No me aclaro  
  más por agora.  
Embajador En fin, ¿que te acomodas  
  a ir desa manera?  
Manfredo Ten a punto

650

  los vestidos que digo.  
Embajador Harélo al punto.  
[Manfredo] Y no quede ninguno de los míos.  
  Y en esto no me hagas más instancia,  
  que la mudable rueda en desvaríos  
  tiene encerrada a veces la ganancia.

655

  Y estos dos pastorcillos, que en sus bríos  
  muestran más sencillez que no arrogancia,  
  si dello gustan, quedarán conmigo.  
Porcia ¿Entendístele?  
Julia ¡Y cómo, oh cielo amigo!  
  Señor, si es que la ida de Novara,

660

  según que hemos oído, se te impide,  
  volver queremos a la patria clara,  
  si otra cosa tu gusto no nos pide.  
Manfredo Puesto que la fortuna y suerte avara  
  su querer con el mío jamás mide,

665

  por esta vez entiendo que me ha dado  
  en los dos lo que pide mi cuidado.  
  Quedaos conmigo, que a Novara iremos,  
  donde, puesto que fiestas no veamos,  
  quizá cosas más raras hallaremos,

670

  con que el sentido y vista entretengamos.  
Porcia Por tuyos desde aquí nos ofrecemos:  
  que bien se nos trasluce que ganamos  
  en servirte, señor, cuanto es posible.  
Manfredo Haz lo que he dicho.  
Embajador ¡Oh, caso no creíble!

675

 

  Éntranse todos, y sale Anastasio y Cornelio, su criado.

 

Anastasio Poco me alegra el campo ni las flores.  
Cornelio Ni a mí tus sinsabores me contentan;  
  porque es cierto que afrentan los amores  
  que en tan bajos primores se sustentan,  
  y en mil partes nos cuentan mil autores

680

  cien mil varios dolores que atormentan  
  al miserable amante no entendido,  
  poco premiado y menos conocido.  
Anastasio Ya te he dicho, Cornelio, que te dejes  
  de darme esos consejos escusados,

685

  y nunca a los amantes aconsejes  
  cuando tienen por gloria sus cuidados:  
  que es como quien predica a los herejes,  
  en sus vanos errores obstinados.  
Cornelio Muy bien te has comparado. Advierte y mira

690

  que ya no es Rosamira Rosamira:  
  las trenzas de oro y la espaciosa frente,  
  las cejas y sus arcos celestiales,  
  el uno y otro sol resplandeciente,  
  las hileras de perlas orientales,

695

  la bella aurora que del nuevo oriente  
  sale de las mejillas, los corales  
  de los hermosos labios, todo es feo,  
  si a quien lo tiene infama infame empleo.  
  La buena fama es parte de belleza,

700

  y la virtud, perfecta hermosura;  
  que, a do suele faltar naturaleza,  
  suple con gran ventaja la cordura;  
  y, entre personas de subida alteza,  
  amor hermoso a secas es locura.

705

  En fin, quiero decir que no es hermosa,  
  siéndolo, la mujer no virtüosa.  
  Rosamira, en prisión; la causa, infame;  
  tú, disfrazado y muerto por libralla,  
  ignoras la verdad; ¿y quiés que llame

710

  justa la pretensión desta batalla?  
Anastasio Tu sangre harás, Cornelio, que derrame,  
  pues procuras la mía así alteralla  
  con tus razones vanas y estudiadas,  
  y entre libres discursos fabricadas.

715

  Vete; déjame y calla; si no, ¡juro...!  
Cornelio Yo callaré; no jures, sino advierte  
  que gente viene alrededor del muro,  
  y temo, al fin, que habrán de acometerte.  
Anastasio Desto puedes estar muy bien seguro,

720

  que en la ciudad he estado desta suerte  
  seis días hace hoy, y estaré ciento:  
  que salió este disfraz a mi contento.  

 

  Entran Tácito y Andronio, estudiantes capigorristas.

 

Andronio. Deja los libros, Tácito;  
  digo, deja el tomar de coro agora,

725

  y, a nuestro beneplácito,  
  gozando el fresco de la fresca aurora,  
  por aquí nos andemos.  
Tácito ¡Por Dios, que es buen encuentro el que tenemos!  
  Villano es el morlaco.

730

  ¿Quieres que le tentemos las corazas,  
  y veremos si es maco?  
Andronio Siempre en las burlas, Tácito, que trazas,  
  salimos mal medrados.  
  Talle tienen los mozos de avisados.

735

Tácito Por esta vez, probemos:  
  que si el pacho consiente bernardinas,  
  el tiempo entretendremos.  
Andronio ¡Con qué facilidad te determinas  
  a hacer bellaquerías!

740

Cornelio Hacia nosotros vienen.  
Tácito No te rías.  
  Díganos, gentilhombre,  
  así la diosa de la verecundia  
  reciproque su nombre,  
  y el blanco pecho de tremante enjundia

745

  soborne en confornino:  
  ¿adónde va, si sabe, este camino?  
Anastasio Mancebo, soy de lejos,  
  y no sé responder a esa pregunta.  
Tácito Dígame: ¿son reflejos

750

  los marcurcios que asoman por la punta  
  de aquel monte, compadre?  
Cornelio ¡Bellaco sois, por vida de mi madre!  
  ¿Bernardinas a horma?  
  Yo apostaré que el duque no le entiende.

755

Anastasio Habláisme de tal suerte,  
  que no sé responderos.  
Tácito Pues atienda,  
  gam[i]civo, y está atento.  
Cornelio ¡Qué donaire y qué gracioso acento!  
Tácito Digo que ¿si mi paso

760

  tiendo por los barrancos deste llano,  
  si podrá hacer al caso?  
Anastasio Digo que no os entiendo, amigo hermano.  
Tácito Pues bien claro se aclara,  
  que es clara, si no es turbia, el agua clara.

765

  Quiero decir que el tronto,  
  por do su curso lleva al horizonte,  
  está a caballo, y prompto  
  a propagar la cima de aquel monte.  
Anastasio ¡Ya, ya; ya estoy en ello!

770

Tácito Pues, ¿qué quiero decir, gozmio, camello?  
Anastasio Que son bellacos grandes  
  los mancebitos de primer tonsura.  
Tácito Tontón, no te desmandes,  
  que llevarás del sueño la soltura.

775

Cornelio Mi señor estudiante,  
  mire no haga que le asiente el guante.  
Anastasio Confieso que al principio  
  yo no entendí la flor de los mancebos.  
Andronio Arena, cal y ripio

780

  trago, mi señorazo papahuevos.  
Cornelio Su flor se ha descubierto.  
Tácito Pues zarpo déste y voyme a mejor puerto.  
Cornelio No se vayan, que asoman  
  otros dos de su traza y compostura,

785

  y este camino toman.  
  También son éstos de primer tonsura,  
  y, a lo que yo imagino,  
  de aquí no son, y vienen de camino.  

 

  Entran Julia y Porcia, como estudiantes de camino.

 

Porcia Querría que no errásemos

790

  en lo que el duque nos mandó, Camilo,  
  y es que aquí le esperásemos.  
Julia ¿Entendístelo bien?  
Porcia Bien entendílo.  
Andronio Argumentando vienen.  
  Lleguémonos, si acaso se detienen,

795

  y déjennos con ellos;  
  gustarán de la burla.  
Cornelio Que nos place.  
Anastasio Yo no estoy para vellos:  
  que mal la alegre burla satisface  
  al alma que no alcanza

800

  a ver, si no es burlada, su esperanza.  

 

  Éntranse Anastasio y Cornelio.

 

Julia En esta tierra asiste,  
  en disfrazado traje, aquel mi hermano  
  a quien tú adoras triste.  
  Si me encuentra y conoce...  
Porcia Es temor vano;

805

  que en tal traje nos vemos,  
  que a la misma verdad engañaremos.  
  A mí una vez me ha visto,  
  y ésa de noche.  
Julia A mí, casi ninguna.  
  Mal al temor resisto;

810

  estudiantes son éstos.  
Tácito La fortuna  
  mi atrevimiento ayude;  
  si en trabajo me viere, Andronio, acude.  
  ¿Son estudiantes, señores?  
Porcia Sí, señor, y forasteros.

815

Tácito ¿Pacacios, o caballeros?  
Julia No somos de los peores.  
Tácito ¿Y qué han oído?  
Porcia Desgracias.  
Julia Y en ellas somos maestros.  
Andronio Por mi vida, que son diestros

820

  y que saben decir gracias.  
  Pues háganme este latín,  
  ansí Dios les dé salud:  
  "Yo soy falto de virtud,  
  tan bellaco como ruin".

825

Porcia No venimos dese espacio.  
Andronio No se deben de escusar,  
  si es que nos quieren mostrar  
  que son hombres de palacio.  
Julia Ni aun de nada somos hombres.

830

Andronio Pues, ya que se escusan desto,  
  dígannos, y luego, y presto  
  de dónde son, y sus nombres,  
  qué estudian, la edad que tienen,  
  si es rico o pobre su padre,

835

  la estatura de su madre,  
  dónde van y de a dó vienen.  
  ¡Turbados están! ¡Apriesa,  
  respondan, que tardan mucho!  
Porcia Con gran paciencia te escucho,

840

  mancebito de traviesa.  
  Váyase y déjenos ir,  
  y serále muy más sano.  
Andronio ¡Jesús, qué mal cortesano!  
  ¿Tal se ha dejado decir?

845

Julia Es tarde, y hay que hacer,  
  y servimos, y tardamos.  
Tácito Ténganse, que aquí cobramos  
  la alcabala del saber;  
  porque cuando el sacrilegio

850

  a Mahoma se entregó,  
  esta autoridad nos dio  
  nuestro famoso colegio.  
  ¡Miren si voy arguyendo  
  con razones circunflejas!

855

Porcia Atruénasme las orejas,  
  mancebito, y no te entiendo.  
Tácito Andronio.  
Andronio Ya estoy al cabo.  

 

  Pónese Andronio detrás de Julia para hacerla caer; pero no la ha de derribar.

 

Tácito Volviendo a nuestro comienzo,  
  el asado San Lorenzo,

860

  cuyas virtudes alabo,  
  en sus Cuntiloquios dice...  
Julia ¡Ésta es gran bellaquería,  
  y juro por vida mía...!  
Tácito Y dirán que yo lo hice.

865

Julia Pero aquí viene nuestro amo,  
  y mala ventura os mando.  
Tácito Signori, me recomendo,  
  y a la corona me llamo.  
  Y a revederci altra volta,

870

  dove finitemo el resto,  
  or non piu, & visogna presto  
  fugiré de qui si ascolta.  

 

  Éntrase Tácito y Andronio.
  Entra Manfredo, como estudiante, de camino.

 

Manfredo Rutilio y Camilo, pues,  
  ¿he, por ventura, tardado?

875

Porcia Más de un hora hemos estado  
  esperando, como ves;  
  y aun nos han dado mal rato  
  dos bonitos estudiantes,  
  que tienen más de chocantes,

880

  que no de letras su trato.  
  Pero. ¿en qué te has detenido  
  tanto tiempo?  
Manfredo Fui escuchando  
  dos que iban razonando  
  deste caso sucedido.

885

  Y apostaré que estos dos  
  que vienen tratan también  
  deste hecho. Escucha bien  
  si acierto, así os guarde Dios.  
Julia ¿De qué sirve el escuchar,

890

  pues podemos preguntallo?  

 

  Entran los dos ciudadanos que entraron al principio.

 

Ciudadano 1 Por mil conjeturas hallo  
  que ella habrá de peligrar.  
[Ciudadano] 2 En fin: que no se disculpa.  
[Ciudadano] 1 ¡Ésa es una cosa estraña!

895

[Ciudadano] 2 El pensamiento me engaña,  
  o ella no tiene culpa.  
Manfredo Mis señores, ¿qué se suena  
  del caso de la duquesa?  
[Ciudadano] 1 Que se está todavía presa,

900

  y el silencio la condena.  
Manfredo ¿Quién la acusa?  
[Ciudadano] 2 Dagoberto.
Manfredo ¿Da testigos?
[Ciudadano] 2 Ni aun indicio.
Manfredo Cierto que no es ése oficio
de caballero.
[Ciudadano] 1 No, cierto.

905

Manfredo ¿Y su padre?  
[Ciudadano] 1 ¿Qué ha de hacer?  
  Sólo ha hecho pregonar  
  que a quien la acierte a librar  
  se la dará por mujer,  
  como sea caballero

910

  el que se oponga a la empresa.  
Manfredo ¿Y que calla la duquesa?  
[Ciudadano] 2 Como si fuese un madero.  
Manfredo ¿Y del duque que se suena  
  que había de ser su esposo?

915

[Ciudadano] 1 Que, en sabiendo el caso astroso,  
  dio la vuelta hacia Rosena.  
  Y aun otras nuevas nos dan,  
  ni sé si es verdad o no:  
  que, estando en Dorlán, sacó

920

  una hija al de Dorlán,  
  y también a una parienta,  
  del mismo duque sobrina,  
  y que el duque determina  
  vengarse de aquesta afrenta.

925

  Y que se tiene por cierto  
  que la sacó el de Rosena.  
[Ciudadano] 2 Hasta agora, ansí se suena;  
  ni sé si es cierto o incierto.  
Manfredo Y, si como eso es mentira,

930

  como me doy a entender,  
  podrá ser que venga a ser  
  bien mismo de Rosamira:  
  que sé que el duque es muy bueno,  
  y que traición ni ruindad,

935

  si no es razón y bondad,  
  jamás albergó en su seno.  
[Ciudadano] 1 ¿Sois acaso milanés?  
  Porque de sello dais muestra.  
Manfredo Aunque la lengua lo muestra,

940

  no soy sino boloniés;  
  mas he estudiado en Pavía,  
  y algo la lengu[a] he tomado.  
[Ciudadano] 2 ¿Y qué es lo que se ha estudiado?  
Manfredo Humanidad.  
[Ciudadano] 1 Sí haría:

945

  que todos los de su edad  
  eso es lo que estudian más.  
Manfredo Sin estudiarla, jamás  
  se aprende esta facultad.  
[Ciudadano] 1 ¿Y a qué venís a Novara?

950

Manfredo A ver la boda venía.  
[Ciudadano] 2 No quiso en tanta alegría  
  ponernos la suerte avara;  
  y en lugar della, podréis  
  ver, si gustáis, la batalla.

955

Manfredo Si no hay quien salga a tomalla.  
[Ciudadano] 1 Poco tiempo os detendréis:  
  que no quedan más de seis  
  días para el plazo puesto.  
Manfredo De quedarme estoy dispuesto.

960

[Ciudadano] 1 Sin duda, lo acertaréis.  
  Y ¡adiós!  
Manfredo Con él vais los dos.  
[Ciudadano] 2 ¿Luego aquí os queréis quedar?  
Manfredo Sí; porque aquí he de aguardar  
  a un amigo.  
[Ciudadano] 2 Pues, ¡adiós!

965

Manfredo Yo no sé en qué se confía  
  mi dudosa voluntad,  
  y, si no es curiosidad,  
  ¿qué locura es ésta mía?  
  Creo que [a] darme deshonra,

970

  ingrato amor, te dispones,  
  pues cuando está en opiniones  
  la honra, no hay tener honra.  

 

  Éntrase Julia, Porcia y Manfredo.
  Sale el duque Federico y el carcelero que tiene a la duquesa Rosamira.

 

Duque ¿Cómo está la duquesa?  
Carcelero Negro luto  
  cubre su faz, y, sola en su aposento,

975

  al suelo da de lágrimas tributo  
  con doloroso, amargo sentimiento.  
Duque ¡Oh bien hermoso y mal nacido fruto,  
  marchito en la sazón de más contento,  
  y cómo al mejor tiempo me has burlado,

980

  quedando en mis designios defraudado!  
  ¿Y que no se disculpa?  
Carcelero Ni por pienso.  
Duque ¿De quién se queja?  
Carcelero De su corta suerte.  
[Duque] En breve tiempo de su vida el censo  
  dará a una infame, inevitable muerte.

985

Carcelero ¿Sabes, señor, lo que imagino y pienso?  
Duque ¿Qué piensas o imaginas?  
Carcelero Que es muy fuerte  
  de creer que el de Utrino verdad diga.  
Duque A que lo crea su bondad me obliga,  
  y el ver que Rosamira, en su disculpa,

990

  el labio no ha movido ni le mueve;  
  y es muy cierta señal de tener culpa  
  el que a volver por sí nunca se atreve.  
  La culpa es grave; grave el que la culpa;  
  el plazo a la batalla, corto y breve;

995

  defensor no se ofrece: indicio claro  
  que a su desdicha no ha de hallar reparo.  
Carcelero ¿Si quisiere, por dicha, dar descargo  
  con otro, pues no quiere en tu presencia,  
  quizá turbada del infame cargo,

1000

  dejarla he visitar?  
Duque Con mi licencia.  
Carcelero Puesto que el bien guardalla está a mi cargo,  
  no está a mi cargo usar desta inclemencia:  
  que, a fe, si su remedio se hallase,  
  que muy poco tus órdenes guardase.

1005

 

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